Les sonarán las manifestaciones que sobre las pensiones realizó el Sr. Gobernador del BdE en el Parlamento en su intervención del pasado día 24 de Junio; les sonará porque hemos comentado el tema las pensiones aquí bastante extensamente en bastantes ocasiones. Y sí, van a bajar, pero no, pienso, por los argumentos que el Sr. Linde expuso.
El Modelo de Protección Social (MPS) se instaura en los países europeos democráticos en la década de 1950 buscando tres cosas: 1) calmar a las ciudadanías sus ansias ‘izquierdistas’ ofreciéndoles protección social y desincentivando el que prestaran atención a mensajes inconvenientes; 2) que la clase trabajadora, al sentirse protegida y cuidada, aumentase su rendimiento; y 3) contribuir al crecimiento al inyectar dinero público que previamente había sido recaudado vía impuestos a los trabajadores protegidos y a las empresas que los ocupaban. Era un ciclo virtuoso y, en teoría, inacabable.
El problema es que para que eso se cumpliese debían cumplirse dos detallitos: a) la demanda de trabajo debía ser tal que prácticamente emplease a toda la oferta de trabajo existente y a la que iba incorporándose; y b) los salarios debían ir aumentando año tras año de forma continuada de manera que siempre fuesen un pelo por delante de la inflación. Y, además, se supuso, o no se consideró, o se quiso ignorar, o … que la esperanza de vida en Europa que en el momento era de 65 años y unos cuatro tras la jubilación así iba a seguir, o no iba a cambiar, o …
El tiempo fue pasando, el modelo económico social evolucionando, la realidad geopolítica cambiando y aquellos supuestos dejaron de ser los que fueron. Cierto: la esperanza de vida fue creciendo debido a que el MPS funcionó muy bien; y también cierto: aquellos crecimientos demográficos se fueron reduciendo porque las rentas y la oferta de trabajo fueron aumentando. Pero la demanda de trabajo, los salarios ‘más comunes’ y los roles de los Estados fueron decreciendo, y el subempleo, el paro encubierto y el desempleo estructural aumentando.
Hoy el MPS que hemos conocido no es sostenible y las pensiones, tal y como las conocemos, tampoco lo son. Y la insostenibilidad no tiene nada que ver con la demografía, nada en absoluto.
La recaudación fiscal y la recaudación de cotizaciones sociales tienden a la baja porque los contratos de trabajo son cada vez más precarios y de menos horas por lo que los salarios son cada vez mas bajos, lo que supone unas menores bases imponibles y unas menores bases de cotización; es decir, quienes tienen que pagar el MPS cada vez disponen de menos pasta.
Y centrándonos en las pensiones, el tema es de órdago: en menos de tres años la Seguridad Social ha sacado de la caja de reserva de las pensiones 20 mM€, quedan 45 mM€, hagan una regla de tres: se saca y no se mete, y el número de pensionistas sube. Blanco y en botella … horchata de chufa.
Las pensiones van a bajar sí o sí; la pregunta es cuando van a empezar a hacerlo; la otra pregunta es como se va a explicar a la ciudadanía que da igual por lo que hayan o estén cotizando porque no hay ni va a haber con qué pagarles lo que les correspondería. La caída de la esperanza de vida al empeorar la sanidad pública y al no poder acceder gran parte de la población a la sanidad privada mejorará en parte la brecha de ingresos – gastos, pero será poca cosa, por lo que totalmente de acuerdo con el Sr. Gobernador: las pensiones van a bajar y hay que decírselo a la gente ya.
Lo que no comparto es la solución que da el Sr. Linde: el ahorro privado. Con salarios estancados o decrecientes, con un subempleo en aumento, con un paro estructural en ascenso, con unas expectativas juveniles patéticas, ¿cómo demonios va a ahorrar la mayoría de la población? Y quienes puedan ahorrar algo, ¿cuánto va a poder ahorrar?.
¿Un problema demográfico? ¿Se imaginan que de hoy para mañana se duplicase la tasa de natalidad? Más gastos con los mismos ingresos, más futuros desempleados ante los inevitables aumentos de productividad que van a producirse.
¿La evolución del tema? El alargamiento de los años de actividad por parte de quienes puedan, la desjubilación de un gran número de personas, la pobreza de muchos de quienes ya no puedan trabajar. Esa es otra de las razones por la que imprescindible instaurar la renta básica.
(Sobre lo otro que dijo el Sr. Gobernador: el crecimiento de este año; pues sí, ya saben: más millones en el PIB pero con un nulo impacto sobre el bienestar de gran parte de la población; y ya avisando que el año que viene … El Gobierno que salga de las próximas elecciones generales, sea del color que sea lo tiene clarísimo).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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