Pienso que la situación en Grecia y con Grecia está llegando al final: escasas alternativas quedan y ahí habrá que moverse.
1 – El Eurogrupo, la Troika, los MiB o como se quiera denominar al poder que fiscaliza a Grecia no mueve ni un ápice su postura y Grecia se pliega a lo que le dicen.
2 – Ese poder fiscalizador avanza hacia una situación tal que permite Grecia converger de forma que se comprometa a una serie de ‘reformas’ dilatadas en el tiempo.
3 – El Eurogrupo y demás fiscales no varían su postura y Grecia tira por el camino de en medio.
La posibilidad 1 aboca a Grecia a una miseria africana. La economía griega, que permanecería en el euro, dejará de existir como tal y pasará a ser teledirigida desde Frankfort, o desde cualquier plaza financiera mundial. Cualquier ingreso que el país realizase ya estaría asignado al pago de los intereses de una deuda impagable pero que permanecerá ahí generando réditos en cuyo pago la ciudadanía griega empeñará su futuro y su presente. En un escenario como ese sería inevitable un éxodo bíblico de jóvenes y gentes de mediana edad a fin de hallar una salida a su futuro y un alivio a sus familiares que permanezcan en el país. El abultadísimo gasto militar actual sería revisado.
La opción 2 supone la asunción por parte de Europa –fundamentalmente– que la miserización de Grecia supone un foco de tensión en una zona históricamente conflictiva, por lo que son abordadas quitas en la deuda griega, alargamientos en los plazos, fijadas unas cantidades máximas para el pago de intereses en función del crecimiento del país, y atendidas las urgencias sociales. Grecia permanece en el euro y comienza a perseguir las actividades sumergidas y el fraude fiscal, lo que redunda en una mayor recaudación pero también en un estancamiento de su economía.
El escenario 3 es el de ruptura. El poder económico no modifica su posición exigiendo a Grecia, a cambio de permanecer en el euro, una serie de cambios en su economía que el país no acepta tras la realización de un referéndum. Grecia es marginada y el Gobierno griego responde con la suspensión de pagos por imposibilidad de pagar. Las entidades financieras europeas y estadounidenses interrumpen la financiación de Grecia, y el país pone en marcha una campaña internacional para reclamar a Alemania 170.000 millones por los destrozos que la invasión nazi llevó a cabo en Grecia durante la II Guerra Mundial, campaña que sería acompañada con abundantes detalles de matanzas y atrocidades cometidas por el invasor, lo que provocaría un sentimiento generalizado de rechazo en Europa hacia Alemania. Privada de financiación y vuelta al dracma, Grecia debería aproximarse hacia otros posibles aliados, siendo China el más factible y, en menor medida, Rusia.
En esta dramatización de escenarios lo más posible es que ninguno de los tres se cumpla al cien por cien, pero las opciones son escasas. Grecia ni siquiera puede hacer frente a los intereses de su deuda a la vez que su economía se halla estancada y su sociedad colapsada. La realidad es esta, a partir de aquí quienes deciden estas cosas deben plantearse qué quieren hacer con Grecia, pero lo cierto es que poco más se puede sacar del país.
En cualquier caso pienso que estamos llegando a un final.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/20/actualidad/1426860929_912987.html,http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/20/actualidad/1426880672_762914.htmly http://abonnes.lemonde.fr/economie/article/2015/04/20/athenes-siphonne-les-liquidites-du-secteur-public_4619430_3234.html
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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