No tiene desperdicio la entrevista a Jean-Claude Juncker, Presidente 
de la Comisión Europea, que publicó El País del pasado 4 de Marzo. Es 
buenísima, y es de las escasas ocasiones que un político dice cosas con 
bastante claridad.
De entrada es verdaderamente curioso: un representante del 
pueblo dice, en relación a porqué llegó a la conclusión de que no podía 
escribir sus memorias: “Había que contar interioridades inconfesables”. 
Es decir, alguien elegido por la ciudadanía no puede contar a nadie, 
incluida a la ciudadanía que le ha elegido, ciertas cosas porque son 
inconfesables. Para reflexionar.
Dice M. Juncker “(…) el mayor problema es el desempleo (…) seguiremos con graves dificultades mientras el paro no baje a niveles normales”. Alaba las reformas que el Gobierno español ha hecho, y dice que las reformas tardan en mostrar resultados. Pregunta: ¿y si esas y otras reformas fuesen las correctas para estabilizar la situación pero tal estabilización condujese a un lugar en el que 1) jamás se volverá a una tasa de desempleo por debajo del 7%, 2) el empleo que se fuese creando sería mayoritariamente temporal, a tiempo parcial, barato y amparado por contratos de obra y servicio, y 3) el desempleo estructural nunca se situaría por debajo del 18%?. Habría estabilidad, pero la pobreza podría alcanzar el 30% y un tercio de la sociedad española quedaría marginada y excluida. ¿Por qué sería imposible una situación como esa? Resolverla sería imposible, mitigarla se lograría a través de la renta básica y de programas de bonos de comida.
Dice M. Juncker “(…) el mayor problema es el desempleo (…) seguiremos con graves dificultades mientras el paro no baje a niveles normales”. Alaba las reformas que el Gobierno español ha hecho, y dice que las reformas tardan en mostrar resultados. Pregunta: ¿y si esas y otras reformas fuesen las correctas para estabilizar la situación pero tal estabilización condujese a un lugar en el que 1) jamás se volverá a una tasa de desempleo por debajo del 7%, 2) el empleo que se fuese creando sería mayoritariamente temporal, a tiempo parcial, barato y amparado por contratos de obra y servicio, y 3) el desempleo estructural nunca se situaría por debajo del 18%?. Habría estabilidad, pero la pobreza podría alcanzar el 30% y un tercio de la sociedad española quedaría marginada y excluida. ¿Por qué sería imposible una situación como esa? Resolverla sería imposible, mitigarla se lograría a través de la renta básica y de programas de bonos de comida.
Sigue: “(Tsipras) tiene un problema: aún tiene que explicar que 
algunas de las promesas con las que ganó las elecciones no se van a 
cumplir”. Es decir, ¿los programas sólo pueden servir para ganar 
elecciones si en ellos se plantean cosas inconvenientes?. Y sigue más 
“Las elecciones no cambian los tratados”, entonces ¿deberían hacerse tan
 sólo en clave nacional y abordando exclusivamente temas nacionales? 
(Unos temas que, debido a la era postglobal en la que nos hallamos, cada
 vez son menos y de menor importancia).
Y sobre Grecia en concreto: “Las cosas han mejorado: el déficit 
público y el desempleo han caído”. Es muy buena esta afirmación porque 
pone de manifiesto qué importa a una altísima autoridad europea. En 
Grecia el PIB ha caído el 25% en cinco años; el 60% de la población 
precisa al menos de la pensión de un abuelo para subsistir, unas 
pensiones que, de media, se han reducido a la mitad en esos cinco años, 
lo que ha contribuido a la reducción del déficit; un desempleo que ha 
disminuido unas décimas pero que ostenta el record europeo: casi el 26%.
 Importa lo que importa porque importa lo importante, y lo que no lo es …
Y dice más: “Ese nuevo tipo de partidos (ya se imaginan a cuales se 
refiere) a menudo analizan la situación de forma realista, señalan los 
enormes desafíos sociales con agudeza. Pero si ganan elecciones son 
incapaces de cumplir sus promesas, de transformar sus programas en 
realidades. Las propuestas de algunos de esos partidos no son 
compatibles con las reglas europeas: llevarían a una situación de total 
bloqueo”. Porque importa lo que importa y lo que le suceda a un anciano 
de Atenas o a una joven de Salónica no tiene la más mínima significación
 en la cartera que de deuda griega tiene Pimco o en el montante de deuda
 y de intereses que Grecia tiene contraída y debe a Francia. ‘Ese nuevo 
tipo de partidos’ argumenta M. Juncker, mira en clave personal, local, 
micro, individual, de barrio y municipio, cuando la problemática es 
europea, global. Alguiénes en Grecia (elegidos por el pueblo griego) 
adoptaron unos compromisos que ni explicaron al pueblo que les había 
elegido ni ese pueblo que les escogió entendió, compromisos que hay que 
respetar porque su incumplimiento tiene implicaciones enormes en toda 
Europa. Tantas y tan complejas y con tantas interrelaciones que ese 
anciano de Atenas y esa joven de Salónica han pasado a importar 
absolutamente nada en el contexto en el que se están desarrollando las 
cosas; y no es que nunca hayan importado mucho es que ahora importan 
cero. Cambien a ese anciano por uno de Zaragoza y a esa joven por una de
 Betanzos, o por uno de Milán o de Porto y por una de Nápoles o de 
Braganza, y el razonamiento sería idéntico.
Y refiriéndose a la Troika: “(…) quizá no fuimos lo suficientemente 
respetuosos”. Esta es la salida tradicional y socorrida de políticos y 
gobernantes. Se decide algo, se toman unas medidas, las cosas se 
tuercen, se producen efectos perversos, … ‘Quizá no fuimos lo 
suficientemente respetuosos’, ‘Quizá no contemplamos todas las 
variables’, ‘Quizá no nos fijamos en todas las consecuencias’. “Quizás, 
Quizás, Quizás” (Osvaldo Farrés, 1947).
Más: “En Europa seguimos pensando que la consolidación fiscal y las 
reformas son importantes, pero está claro que con eso solo no alcanza: 
hay que invertir para evitar que 23 millones de europeos sigan 
hambrientos de empleos. Para eso diseñamos el plan de inversiones de 
315.000 millones” (Recuerden: ‘Consolidación’ = ‘Recortes de gasto 
público’; ‘Reformas’ = ‘Cambios legales que suponen un empeoramiento en 
el estándar de vida de la mayoría de la ciudadanía’). Pero M. Juncker no
 dice que de esos 315 mM habrá menos de 15 mM de dinero verdaderamente 
nuevo. Otros 14 mM serán reasignaciones y más de 285 mM será … ¡deuda!. 
Se pretenden arreglar unos problemas causados en gran medida por el 
exceso de deuda … con más deuda.
Pregunta el entrevistador: “¿Por qué en el Sur tenemos la impresión 
de que la flexibilidad con las reglas llega justo cuando los problemas 
alcanzan a Francia, como ya ocurrió la pasada década también con 
Alemania? Y responde el entrevistado: “Confunde usted las fechas: 
Alemania no siguió la letra del pacto en 2003, y la reforma se hizo en 
2005”. A mi entender se cofunde el Presidente de la Comisión Europea. El
 Pacto de Estabilidad y Crecimiento fue suscrito en 1997 y sus normas 
era diáfanas, entre ellas la del déficit: no debía sobrepasarse el 3%. 
Alemania y Francia sobrepasaron esa barrera en el 2003, y fueron 
apercibidas, y avisadas, y pasaron olímpicamente del tema, sobre todo 
Alemania. Y visto lo visto en el 2005 se modificó la normativa por 
déficit excesivo. Porque en el fondo, en la UE, en la UEM, todos somos 
iguales, pero hay algunos que son más iguales que otros.
Más adelante el entrevistador le plantea que a Francia se le han 
hecho una serie de concesiones sin realizar prácticamente ninguna 
‘reforma estructural’ y a España, con tropecientas reformas se le han 
concedido migajas. Como buen político M. Juncker se va por la ramas, 
pero el mensaje, pienso, está claro: Francia es lo que es y representa 
lo que representa, y España … lo mismo.
Y en relación a los impuestos: “(…) varios socios se han visto 
obligados a hacer ajustes que minan sus Estados del bienestar, y ya no 
toleran esos comportamientos con los impuestos. Los europeos ya no 
aceptan que las multinacionales, con ayuda de consultoras, eludan el 
pago de impuestos fácilmente”. Veamos. Los paraísos, semiparaísos y 
cuasiparísos fiscales nacieron por necesidad: para dar una salida a 
personas físicas y jurídicas ‘especiales’ en un escenario de dura 
política fiscal con un objetivo muy claro: redistribuir. ¿Y si esos 
regímenes fiscales especiales hubieran dejado de ser necesarios al haber
 cambiado los condicionantes que los determinaron?.
Y con respecto a Rusia ya conocen lo que pienso: Europa cometió un 
error histórico al no haberse acercado a las ex Repúblicas Soviéticas 
tras la Guerra Fría, sobre todo a las europeas. Pienso que las cosas 
hubieran sido muy diferentes, a mejor, claro.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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