jueves, 11 de diciembre de 2014

Gente mayor

Pregunta: ¿Se está desaprovechando conocimiento y experiencia en España?. Respuesta: sin ningún lugar a genero de dudas.
En España las compañías han prescindido de sus empleados mayores por dos motivos. Uno es del que se habla: los jóvenes son más baratos; pero el otro se calla: los jóvenes son más sumisos.
Una joven un joven, la mayoría, con la tasa de desempleo existente, con la precariedad rampante en que nos hallamos, literalmente traga lo que sea con tal de poder entrar en un puesto de trabajo con unas mínimas condiciones; cierto: como no tienen mochilas –hijos, pareja que no trabaje, hipoteca, plazos de un coche o apartamento en la playa, dicen que no a lo inaceptable (de ahí, en gran parte, la fama de intransigentes que persigue a los jóvenes). Pero una persona de una cierta edad no acepta cualquier cosa porque ya ha visto mucho.
Además un joven siempre está sano y a partir de los 55 la probabilidad de tener que ‘ir al médico’ aumenta. Si a eso añadimos que un joven no arrastra ningún derecho (antigüedad, pluses, …) en ninguna empresa, es obvio que se prefieran.
Ya, no tienen experiencia, por eso entre los jóvenes tener una experiencia de dos o tres años vale su peso en oro; pero ya irán aprendiendo, ya les enseñará alguien, y si no funcionan, eliminarlos es tan barato …; lo que no sucede con los mayores.
Cierto: en España en particular se está desperdiciando conocimientos y experiencia, pero la realidad es tozuda: la demanda de trabajo es muy inferior a la oferta de trabajo, y esa desigualdad, pienso, va a muchísimo más.
La esperanza de vida se dice que va en aumento, aunque pienso, ya saben, que caerá a medida que el modelo de protección social se vaya recortando a no ser que se tenga una renta muy elevada; en cualquier caso, y durante bastantes años, la persona media de 60 / 65 años o más tendrá una salud bastante mejor de la que tenía la misma persona hace 50 años. Es decir, es verdad que muchas personas de 60 / 65 años, o más, podrían formar parte de la oferta de trabajo, una oferta de trabajo que se sumaría a la oferta de trabajo integrada por las personas menores de tal edad.
¿Que es ineficiente que el conocimiento y la experiencia de esas personas se desperdicie?, ciertísimo, pero si esa oferta de trabajo mayor se emplea, parcialmente o como sea, dejará de ocuparse oferta de trabajo de una edad inferior. Insisto: la demanda de trabajo en cada momento es la que es, y es la que es adopte la forma que adopte: asalariada, en forma de voluntariado, o en negro.
Claro que retorciendo el razonamiento se puede llegar a un lugar interesante. Si se permite y fomenta que personas de 60 / 65 años de edad puedan trabajar de forma parcial y temporalmente, percibirán unas remuneraciones puede que menores incluso a las que reciban jóvenes que no tengan su experiencia, remuneraciones que pueden deducir, en parte de sus pensiones, o no, en el caso de que no puedan mantenerse los importes correspondientes a las bases de cotización cuando se agote la caja de reserva de las pensiones. Es decir, que trabajen las personas mayores puede representar ahorros tanto para la seguridad social como para las empresas.
Ya, ¿y los jóvenes?. Pues muchísimos arrastrándose por un horizonte de precariedad, subempleo, temporalidad y subremuneración, con el hándicap de que cuando sean mayores no tendrán la experiencia que ahora tienen los mayores que les han reemplazado.
Y yendo más allá: ¿hace falta, entonces, aumentar la natalidad?.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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