Cómo estamos. Demanda de trabajo. Emigración. Reformas estructurales.
Me pregunta un lector en un mail cómo está la economía y cómo se va a salir de la situación en la que la economía está para reemprender una senda semejante a la vivida. Le contesto:
“El planeta en general y España en particular (y no me estoy refiriendo a grupos específicos de población) se hallan en una situación deflacionaria: los precios no crecen porque no pueden crecer debido a que existe un exceso de oferta y un defecto de demanda, pero eso es irreversible porque cada vez es menor la necesidad de factor trabajo debido a la sustitución de trabajo por capital –lo que implica la caída de los salarios– y porque la capacidad de endeudamiento se halla agotada. Si a eso añade una deuda total impagable y los déficits de unos países que han de reducirse porque la única vía para su financiación es la deuda pública (que está a su límite) ya que la recaudación fiscal tiende a menos, lo que queda es estancamiento y empeoramiento de las condiciones de vida y la cronificación de tal situación deflacionaria (que un teórico y forzado incremento de precios vía el incremento de tipos impositivos, lejos de solucionar, agravaría)”.
Acabé con un “¡Vaya panorama!, ¿verdad?”
(Publicado 24.09.2014)
¿Entre hoy y el 2018? ¿Y cómo y de dónde va a nacer esa demanda de trabajo?http://cincodias.com/cincodias/2014/09/23/economia/1411495595_538905.html
Y cuando leo eso me viene a la cabeza esto otro:http://elpais.com/elpais/2007/07/03/actualidad/1183450630_850215.html
Ayer era tres millones, hoy son dos.
(Publicado 24.09.2014)
Pienso que el fenómeno de la emigración desde España podría ser un problema si en el medio o largo plazo se esperase volver a construir 800.000 viviendas anuales y si el crédito bancario volviese a fluir a borbotones como entre el 2003 y el 2006, lo que no parece que en ningún caso vaya a suceder.
En los 60s se dio en España un doble fenómeno: emigración interior campo-ciudad y emigración desde, fundamentalmente las zonas rurales españolas a núcleos industriales europeos; en ambos casos existía, tanto en las ciudades españolas como en los centros industriales europeos, una gran demanda de trabajo; lo que no sucede ahora. Por otra parte en los 60s, ambos tipos de emigración estaba constituida por personas con bajísima o nula cualificación, lo que no sucede ahora, razón, juntamente con lo antes dicho, por la que el subempleo es situación habitual entre quienes emigran.
Una tasa de desempleo total del 25,5%, de desempleo juvenil del 55% y de subempleo de 12% lo que está indicando es que existe un excedente de oferta de trabajo que la demanda interior no va a poder absorber, situación que es estimable continuará en el futuro: porque jamás va a volverse a construir lo que se construía y porque si, debido a un milagro, el modelo productivo español pasase a ser intensivo en capital y de alta productividad, aún se pondría más de manifiesto tal excedente de oferta de trabajo.
Al revés, pienso que es positivo que tal emigración se produzca si desempleadas están las personas que emigran y reducidas son sus expectativas de empleo. En el futuro, algo de demanda de trabajo acabará habiendo en España entre otras razones porque lo de alta productividad … como que no, y entonces sí, positivo será que regresen. (De todos modos, si se confirma la tendencia hacia la potenciación de los clusters y de las áreas con posibilidades, la demanda de trabajo se hallará muy zonificada).
Lo que si es/sería terrible es que emigren personas residentes en España que están ocupadas y generando alto valor añadido en sus empleos; y eso también sucede.
(Publicado 25.09.2014)
Hay dos cosas de las que todo el mundo habla: las ‘reformas estructurales’ y la ‘consolidación fiscal’. Ambas, se dice, son imprescindibles, inevitables, y, claro está deseables. Lo segundo ya está claro lo que: un subterfugio para no utilizar vocablos duros: recortes de gastos y probables subidas de ciertos impuestos, es decir, el trinomio tijeras-hacha-motosierra. Pero, ¿qué demonios se entiende por lo primero?.
Simplifiquemos. Una reforma estructural supone una modificación de la estructura, un cambio en los modos de hacer que afecta al diseño del entramado que sostiene el modelo que se utiliza en el día a día para hacer lo que hay que hacer en el normal hacer de las cosas, aunque tales cosas que se hacen sean de una muy elevada complejidad.
Es decir, las reformas estructurales afectan a la esencia del modelo, por lo que tras una batería de numerosas y profundas reformas de tal tipo con lo que nos encontraríamos sería con otro modelo económico.
Tal y como se están vendiendo las reformas estructurales –aunque, insisto, no se ha explicado qué son– parecería que, 1) son la panacea para lograr algo, de tal modo que, si se implementan algo genial sucederá, y 2) esto-en-lo-que-estamos-inmersos, la crisis, se resolverá casi de un plumazo con su aplicación. ¿Es así? ¿Se saldrá de la crisis realizando tales reformas cualesquiera que estas sean?.
‘Salir der la crisis’, ¿qué significa ‘salir de la crisis’? ¿Volver a la situación existente en el 2006? Nunca sucederá eso porque para que eso sucediese tendrían que realizarse los hechos que produjeron aquel crecimiento y eso es imposible. ¿Significa salir de la crisis estabilizar un crecimiento?, bien, eso sí puede conseguirse y a eso si pueden contribuir las reformas estructurales.
Hoy el planeta se halla en una transición de modelo: en estos momentos aún tenemos cosas del viejo, del que entró definitivamente en crisis en el 2010, y cosas del nuevo del que tiene que estar ya en marcha entre el 2020 y el 2025 (crucial el dato de que la UE deberá tener un déficit estructural del 0,5% en el 2020), y precisamente eso es lo que favorecen las reformas estructurales.
Las reformas estructurales están adoptando y adoptarán diversas facetas y diferentes planteamientos y procedimientos, pero su objetivo es y será único: facilitar, limar, suprimir, erradicar, pulir, recortar, eliminar, … todo aquello que dificulte e impida la implantación del nuevo modelo. Imaginen un obstáculo: eliminarlo es objetivo de las reformas estructurales.
Por ejemplo. En el anterior modelo, el que fue el nuestro hasta que entró en crisis, reducir la desigualdad en la distribución de la renta era un objetivo; pero ese objetivo consumía unos recursos fiscales y requería unos procedimientos organizativos que también consumían recursos; cierto: la redistribución posibilitaba un consumo por parte de las capas bajas de sociedad que de otro modo no se hubiese producido. Hoy, ese consumo ha dejado de ser conveniente porque los recursos son escasos, porque el trabajo de esas capas sociales cada vez es menos necesario, y porque la capacidad de endeudamiento de esas personas ha pasado a ser prácticamente nula. En consecuencia la redistribución de la renta ya ha dejado de ser un objetivo, sin embargo continúan existiendo los procedimientos que la posibilitan; luego las reformas estructurales han de amputar tales procedimientos. Como decía piensen en obstáculos a eliminar.
O sea, las reformas estructurales no sirven para salir-de-la-crisis, posibilitan la asunción e implantación del nuevo modelo en el que se estabilizará un crecimiento y una estructura social delimitada. Se podía haber escogido otro nombre más descriptivo, pero lo inaceptable es que no se explique con claridad. ¿Ya ha quedado claro?
(Publicado 25.09.2014)
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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