"La caída del Imperio Romano, y los imperios igualmente avanzados, si no más, Han, Maurya y Gupta, así como tantos imperios mesopotámicos avanzados, son testimonio del hecho de que las civilizaciones avanzadas, sofisticadas, complejas y creativas pueden también ser a la vez frágiles y efímeras", dice el diario británico The Guardian, que recoge parte del estudio.
Investigando la dinámica de la naturaleza humana de estos colapsos, el proyecto identifica los factores interrelacionados más destacados que explican la caída de la civilización, y que puede ayudar a determinar el riesgo de colapso actual: a saber, Población, Clima, Agua, Agricultura y Energía.
Estos factores pueden provocar un colapso cuando convergen para generar dos características sociales fundamentales: "la sobre-explotación de los recursos que pone a prueba la capacidad ecológica", y "la estratificación económica de la sociedad en Elites (ricos) y la Masa (o "Plebeyos") (pobres). "Estos fenómenos sociales han jugado" un papel central en el carácter o en el proceso del colapso", en todos los casos en "los últimos cinco mil años".
En la actualidad, los altos niveles de estratificación económica están vinculados directamente con el consumo excesivo de los recursos, cuya responsabilidad principal en ambos casos son las "Élites".
"El superávit acumulado no se distribuye de manera uniforme en toda la sociedad, sino que ha sido controlado por una élite. La mayoría de la población, aunque produce riqueza, sólo obtiene una pequeña parte de ella de las élites, por lo general en o justo por encima de los niveles de subsistencia".
El estudio cuestiona los que argumentan que la tecnología va a resolver estos problemas mediante el aumento de la eficiencia:
"El cambio tecnológico puede aumentar la eficiencia del uso de los recursos, pero también tiende a aumentar tanto el consumo de los recursos per cápita y la escala de la extracción de recursos, por lo que, los aumentos en el consumo compensarán el aumento de la eficiencia del uso de los recursos".
Los aumentos de la productividad en la agricultura y la industria en los últimos dos siglos han sido gracias a un "aumento (en vez de una caída) en el rendimiento de los recursos", a pesar de las elevadas ganancias de la eficiencia durante el mismo período.
El estudio concluye que, en condiciones " que reflejan muy de cerca la realidad del mundo actual... nos encontramos con que el colapso es difícil de evitar". En el primero de estos escenarios, la civilización:
"... parece estar en una senda sostenible durante mucho tiempo, pero incluso con una tasa de agotamiento óptimo y comenzando con un número muy pequeño de élites, las Élites consumirán finalmente demasiado, dando lugar a una hambruna entre los Plebeyos que eventualmente provocará el colapso de la sociedad."
Otro escenario se centra en el papel de la continua explotación de los recursos, al constatar que "con una tasa de agotamiento mayor, la caída de los Plebeyos ocurrirá más rápido, mientras que las élites seguirán prosperando, pero con el tiempo los Plebeyos colapsarán por completo, y las élites les seguirán".
En ambos escenarios, los monopolios de las Élites les proporcionarán una cierta protección de los "efectos perjudiciales del colapso ambiental" frente a los Plebeyos", lo que les permitirá "seguir con sus negocios como siempre" a pesar de la inminente catástrofe. El mismo mecanismo, argumentan, podría explicar cómo las Élites permitieron los anteriores colapsos históricos, ya que parecían no sufrir en esta trayectoria catastrófica (esto fue más claro en los casos de los romanos y el imperio maya).
¿Qué podemos aprender de la historia?
Mientras que algunos miembros de la sociedad pueden dar la alarma de que el sistema se está dirigiendo hacia un colapso inminente, por lo que abogan por cambios estructurales en la sociedad con el fin de evitarlo, las Élites y sus partidarios, se opondrán a hacer estos cambios, señalando que estamos en una trayectoria sostenible.
Sin embargo, los científicos señalan que el peor escenario no es inevitable, y sugieren que una política adecuada y cambios estructurales podrían evitar el colapso, y allanar el camino hacia una civilización más estable.
Las dos soluciones principales son reducir la desigualdad económica a fin de garantizar una distribución más justa de los recursos, y reducir drásticamente el consumo de recursos, apoyándose en recursos renovables menos intensivos y la reducción de crecimiento de la población.
Fuentes: The Guardian
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