Hace unos días recibí un mail. “Le sigo diariamente, en su blog. Me han servido sus comentarios, para aplicarlos a mi empresa familiar. Trabajo en el sector de la construcción, almacén de materiales para la construcción. Una empresa de carácter comarcal.
Cogí los mandos de mi empresa con veinte cuatro años aproximadamente, allá por el año 1996, muy joven, tal vez demasiado. Salimos de la crisis del 92, sanee la empresa y supe ahorrar en la llamada burbuja inmobiliaria. Mi empresa durante esta crisis ha disminuido las ventas, el primer despido se produjo a finales del 2011 y el segundo a finales del 2012.
Éramos 10 y ahora somos ocho trabajadores contando a mi hermano y a mí, que nos consideramos trabajadores también. No he rebajado salarios, porque entiendo que es justo el salarios que tienen, más de 1.000.-€.
Mi empresa se ha recurado en ventas, ya hemos sobrepasado las ventas del 2012, cortado la sangría de caída de ventas durante tantos años. Nuestros balances son positivos, justitos pero positivos. Ahora me veo en la necesidad de ir invirtiendo en mi empresa, cambio de camión (14 años), reforma de oficina (desgastadas), equipos informáticos…; eso sí, invirtiendo poco a poco, cada año algo, aunque hay algunas inversiones algo caras.
Siguiendo sus comentarios que la crisis no ha terminado, seguirán subiendo impuestos… No me atrevo hacer ningún tipo de inversión que pueda ser una carga costosa para mi empresa. Siempre las inversiones serían controladas, nunca sobrepasarían la estructura de la empresa.
Mi pregunta: ¿cree usted que es hora de invertir, aprovechando que los precios pueden ser más bajos de compra? O, ¿hay que continuar siendo más cautelosos y acostumbrarnos a trabajar con los medios que tenemos?
A pesar de haber hecho las cosas bien durante esta crisis y aunque estoy en el sector de la construcción, ¿es hora de empezar, poco a poco a reinventarse en el negocio o esperar?”
Mi respuesta fue:
“Deduzco que su empresa aborda actividades como mantenimiento, reparación, recuperación, rehabilitación, … Esas vías pienso que tienen mucho futuro (lo que yo denomino el Sector R), entre otras razones porque es más barato y se reaprovechan elementos.
Invertir para mejorar eficiencia está bien, pero siempre que ello no suponga un endeudamiento imposible, es decir, lo primero piense en la autofinanciación. También en equipos de segunda mano cuyo origen, procedencia y estado conozca. Hoy, en ese mundo pueden encontrase oportunidades.
Sugerencia: no amplíe el negocio por ampliarlo: analice muy bien a sus clientes y su capacidad de pago: hoy más vale no realizar una venta que no cobrar o cobrar tarde y mal. Y si está satisfecho con sus trabajadores y si su mejor hacer puede influir en los resultados, plantéese instaurar una participación en beneficios a partir de un nivel: aunque no sea mucho dinero eso les motivará.
Y como resumen: procure no tener deudas: deber y que te deban hoy es lo peor que se puede tener”.
No me respondió. Quiero suponer que le sirvió lo que le dije.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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