Pienso que las cosas cada vez están quedando más claras porque cada vez se están diciendo con más claridad. Imprescindible: la entrevista al vicepresidente y comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, que ayer publicaba El País en su Pág. 22 Les aseguro que no tiene desperdicio.
Pero vamos a ver, ¿no estaba España ya prácticamente en forma?; eso repite incansablemente el Gobierno, ¿no?. Igual es que el Sr. Rajoy proporciona los titulares y Mr. Rehn el texto de la noticia. “Haga usted las leyes que ya haré yo los reglamentos’, decía el Sr. Conde de Romanones.
“llevará más de 10 años” ¡Diez años!, pero llegará la recompensa. El problema es que Mr. Rehn no es Sir Winston Churchill y ahora no estamos en guerra, ¿o si?. Diez años. ¡Diez años!. El 2024. Para llegar, ¿a dónde?, y, ¿cómo?.
“Europa tiene un problema con esa fractura Norte-Sur”. ¡Obvio! pero en el 2002 se igualaron los riesgos de todos los países miembros del euro; ¿no había fractura entonces o entonces había que hacer negocio como fuese y suponer lo que hiciese falta?.
Interesante: “En la historia económica no hay ejemplos de recuperación sin aumento del crédito”, pero esa ‘recuperación’ así planteada es una recuperación del tipo ‘más-más-más’, y ¿por qué tiene que ser así?. Así ha sido hasta ahora: igualar los riesgos país, entre otras cosas, fue para superar la recesión del 2000.
La nueva recuperación pienso que estará basada en la estabilidad de precios, en la productividad, en la coordinación, en bajísimas tasas de crecimiento aunque sin volatilidad, en elevados desempleos estructurales, en el trabajo por obra y servicio, en rentas que nada tendrán que ver con las del 2006, es decir, otro modelo con otro manual en el que el crédito será para lo necesario, para lo conveniente. Y cosa curiosa: Mr. Rehn no dice ni pío sobre la deuda privada: es un problema doméstico. Ni sobre quitas. Mmmmmm. ¿Será porque no les gustan a los banqueros o porque ahora no toca hablar de ellas?.
¡Fabuloso!: “Los efectos de las reformas se ven en la competitividad, en la exportación, en los indicadores de confianza, en los mercados”: la solución está fuera, porque dentro … Competitividad: nada sobre productividad: España ya ha perdido ese tren, o sea a recortar gastos y salarios para que sea competitiva, y a pagar puntualmente los intereses de la deuda para dar confianza. Eso recuerda a Portugal, ¿no?.
No, eso no, Mr. Rehn: “En Finlandia tuvimos algo así”: comparar Finlandia con España no, y menos Ud. que es finés.
¡Vaya!: “el rescate estaba focalizado en recuperar la confianza del mercado”, pensaba que el rescate estaba enfocado a tapar agujeros de la banca y que la confianza del mercado se ha recuperado cuando se dejó claro que antes los niños pasarán hambre que se dejarán de pagar los intereses de la deuda.
¡Tremendo!: “desequilibrios tan agudos como los de la economía española no van a resolverse de la noche a la mañana”. En el 2004, en el 2005, en el 2006, a España se le ponía de ejemplo (cómo a Irlanda) y el Gobierno consideraba solicitar el ingreso en el G-8, y ahora resulta que España ha padecido desequilibrios agudos. Alguien tendría que explicar eso, y alguien más -yo ya lo hago- pedir que se explicara.
Y bueno, al menos nadie podrá acusar a Mr. Rehn de poco claro: “tres prioridades: completar la reforma laboral poniendo el énfasis en las políticas activas, y adoptar una reforma a fondo en los servicios profesionales y en el sector energético”. Cualquier otra cosa NO ES una prioridad, lo que sea, ¿por qué? pues porque arreglando eso todo lo otro quedará arreglado milagrosamente, en diez años.
Bien, esta entrevista y diferentes manifestaciones que en los últimos meses llevan realizando miembros del Gobierno y diversos expertos hacen meditar: ¿hacia dónde va España?, ¿cómo será el escenario post crisis español?. Por lo que hasta ahora he deducido, así:
Es imposible que España, con 47 M de habitantes, con la estructura de PIB que tiene, pueda volver a nada parecido a lo que vivió entre 1995 y el 2007, simplemente porque entonces se dieron unas condiciones que hoy son irrepetibles y que, pienso, jamás volverán a darse.
Yendo un poco más allá del mero oportunismo político y del momento prelectoral, pienso que hay un fondo de verdad en eso que el Sr. Presidente del Gobierno repite incansablemente: ‘España se está recuperando’; lo que no aclara es qué España lo está haciendo.
Actualmente la tasa de paro en España es del 26%; la ocupación en negro oscila entre el 5% y el 6,5%; el subempleo está entre el 7% y el 8%; y la tasa de pobreza supera el 28%. España, decíamos, tiene 47 M de habitantes; una población activa de casi 23 M (de bastante más si tuviese las tasas de actividad de otros países); y una tasa de cobertura ocupados / pensionistas de 1,95 / 1. Es como si se estuviesen configurando dos Españas.
Dejando a un lado a los megarricos que siempre están en otra galaxia, está apareciendo una España integrada por el 50% de la población que tira, algunos más, otros regular, pero tiran; y luego está formándose otra España integrada por otro 50% en la que el 20% va más mal que bien sobre todo debido a sus expectativas, y el otro 30% que, pura y simplemente, está deslizándose hacia la exclusión y hacia la marginalidad: cada vez se le concede un menor interés, cada vez es considerado menos necesario, cada vez es catalogado más como un lastre que como otra cosa, y ya ni para votar es tenido en cuenta porque cada vez más las decisiones se tomarán fuera y luego, al presidente del Gobierno de turno, ya se le enviará una carta.
Viéndolo así, posiblemente el Sr. Presidente del Gobierno tenga razón: España se está recuperando; no todos igual, no, y teniendo claro que nunca se volverá al 2006; pero bueno, con el país arregladito y en orden de revista
Piénsenlo: en el 2024 lo volvemos a hablar del tema.
(‘Recuperación’, ¿a que suena a ‘Legalización’?
“Legalegalización cannabis,
de calidad y barato
Legalegalización cannabis,
basta de prohibición”
(Ska-P, “Cannabis”, del Album ‘El vals del obrero’, 1996))
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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