Ingenieros en Alemania, diseñadores en el Reino Unido, traductores en Suiza ocomerciales en Suecia. Son solo algunas de las 2.091.209 vacantes recogidas en European Employment Service (EURES), el portal europeo de movilidad laboral. Y, al menos sobre el papel, se trata de ofertas de “marcado carácter internacional”, que requieren estudios y dan acceso a empleos cualificados, según rezan sus estatutos.
El portal no es un invento llegado con la actual crisis económica. Su creación se remonta al 1993, cuando los entonces miembros de la Comisión Europea quisieron poner en común los esfuerzos de los servicios de empleo público estatal: realizar un intercambio de ofertas y demandas de empleo a nivel comunitario. Hoy, cuando trasladarse a otro país para trabajar -por voluntad o por obligación- se ha convertido en algo habitual, quiere convertirse en una referencia de cara a la creación de un verdadero mercado laboral Europeo.
Se trata, en la práctica, de un pilar fundamental de laspolíticas “por el empleo” que abundan en las declaraciones de los representantes europeos reunidos en Bruselas. Desde el verano de este año, es parte del programa paraguas “por el empleo y la innovación social” (EaSi, por sus siglas en inglés), uno de los proyectos que mayor apoyo económico recibirá entre las políticas sociales de la Unión: 815 millones de euros, según los datos del presupuesto 2014-2020. Sólo al programa EURES se dedican, este año, 20 millones de euros.
La oferta de plazas remite siempre a los servicios de empleos nacionales (el antiguo INEM, hoy SEPE, en España), y reporta las ofertas que puedan interesar a trabajadores de otros países. Pero no deja de reflejar, en parte, las desigualdades del mercado laboral construido en cinco años de crisis económica. Alemania y Reino Unido tienen difícil comparación con los demás países: ofrecen, respectivamente, 303.000 y un millón y 400.000 empleos. En el caso español, son poco más de 6.000.
2 millones de empleos, 26 millones de desempleados
Registrándose en el portal, cualquier persona puede bucear en las ofertas de empleo de toda Europa. Y las estadísticas reflejan a la perfección las desigualdades de un mercado laboral donde, de media, el 10,9% de la población no tiene un trabajo, un total de 26,6 millones de personas, según los datos de Eurostat.
Los españoles encabezan así el listado de solicitantes de empleo: hay 317.585 personas registradas desde España en el portal. Es casi el doble de los 184.000 italianos que utilizan EURES para buscar empleo, seguidos por portugueses y rumanos, según los datos estadísticos publicados por el mismo portal. Por el otro lado, los países con más empresas registradas para llevar a cabo la búsqueda activa de empleo son Alemania, Reino Unido, Noruega y España.
Es fácil entender que el conocimiento de al menos dos idiomas comunitarios resulta un elemento constante en las diferentes ofertas de trabajo. Pero no es la única calificación requerida más allá de las que se ciñen al desarrollo de la profesión. La experiencia de trabajo en el extranjero, en gestión de proyectos y en trabajos de investigación son las características más buscadas por las empresas registradas en el portal.
Pero, ¿qué empleos ofrecen? Desde luego, no siempre los que se buscan. Aunque hay coincidencias, basta con comparar las dos tablas, elaboradas a partir de los datos facilitados por EURES, para ver la diferencia entre oferta y demanda: las calificaciones de quien busca son muy altas, pero no todos los empleos ofrecidos requieren profesionales de alto nivel. Un ejemplo que afecta a quien trabaja en sectores como educación o comunicación: profesores, periodistas y pedagogos demandan empleo, pero la oferta para ellos no es alta.
Asesoramiento transfronterizo
Con el contexto actual, parece complicado que un portal de empleo por si solo pueda empujar hacia una mejora de las tasas de desempleo. Es por ello que en los últimos años se ha aumentado la presencia de los ‘consejeros EURES’: se trata de una red de más de 900 especialistas que prestan servicios de información, orientación y colocación tanto a los solicitantes de empleo como a los empresarios que quieren asomarse al mercado laboral europeo. En su mayoría son empleados del servicio público estatal de cada país que ofrecen asesoramiento gratuito, vía chat o por teléfono.
Este tipo de ayuda se acentúa aún más en las regiones transfroterizas, caracterizadas por el flujo de trabajadores entre un país y otro. Es aquí donde EURES centra los esfuerzos de los asesores, para que puedan ayudar a cualquier trabajador que se enfrente a la administración, la justicia o la fiscalidad de otro país europeo. Un enredo al que cada vez más 'migrantes' europeos están empezando a acostumbrarse.
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