Me escribe un lector: “Cada vez que hago la siguiente reflexión entre mis conocidos y amigos, nadie la ve bien y necesito compartirla con usted:
Creo que el hecho de que un empresario cree una empresa que emplee a 10 trabajadores y facture 1000 euros, a nivel nacional, no sirve para nada, porque esos 10 puestos de trabajo se van a destruir simultáneamente en otra empresa que va a dejar de facturar esos mismos 1000 euros.
Y todo motivado porque si una persona tiene 1000 euros para gastar, porque haya dos ofertas de lo mismo no va a gastar 2000 que no tiene. Otra posibilidad es que deje de gastar en lo que lo venía haciendo y decida gastar esos 1000 euros en un sector o actividad diferentes (deja de tomar café en el bar y empieza a ir al cine).
Pero en cualquier caso, el numero total de puestos de trabajo son 10 y lo facturado 1000 euros.
Creo que se da mucho bombo al tema de los emprendedores, que está muy bien a título personal de cada uno para ganarse la vida, pero haciendo el cómputo global del país, no se crean puestos de trabajo netos.
Claro, la exportación y el turismo es lo único que puede romper ese círculo vicioso, pero el resto de países no son mancos, y nosotros seguimos con la balanza comercial en negativo, por lo tanto, lo veo muy muy crudo, es mas no alcanzo a entender como este país se sostiene aún”.
Le respondo:
“Por eso la solución mágica es la exportación. Pero si se exporta a un lugar algo que en ese lugar nadie fabrica y desde ninguna otra parte nadie lo exporta está muy bien; pero si en ese país ya se produce y/o alguien ya lo está exportando lo que Ud. comenta se extiende a otro lugar, y sí, así es, pero entonces será problema de ese otro lugar.
En el fondo lo que Ud. está insinuando es que existe un exceso de capacidad productiva, que lo que se está dando es una cosa que suena muy mal y que por ello nadie menciona: una crisis de sobreproducción; y sí, así es: en el mundo sobra de todo. Pero, a la vez, se da otra situación que tampoco nadie menciona porque suena tan mal como la otra: una crisis de subconsumo.
Ambos son conceptos que suenan mal porque tienen reminiscencias feas. Por ello la exportación no es una salida y por ello el proteccionismo ha llegado para quedarse. Como en la Depresión, si, aunque con otra cara”.
Todo muy lógico, ¿verdad?.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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