El día 13 de Agosto Uds. leyeron aquí un texto de título "Impresiones" (http://lacartadelabolsa.com/leer/articulo/impresiones2). Recibí varios comentarios relacionados con el mismo. El que hoy reproduzco es uno (pertenece a una lectora brasileña). (Como siempre ni una coma he cambiado).
“Sobre la perpétua inestabilidad de los jóvenes profesionales o jóvenes adultos de 30 años.
Yo tengo 42 años y creo que ya soy una muestra de la transición del sistema.
He terminado mi PhD con 27 años, en 1999, en Brasil. En una época que todabía no estábamos en el "boom" de crecimiento (que nunca existe realmente, sin embargo al menos para el consumo y cámbios en el mercado laboral hubo diferencia en la última década).
No me gustaba seguir la carrera académica por lo que he salido de Brasil con 30 años, después de 2 años como profesora assistenta en una faculdad privada.
He estado en Suiza con una beca, donde he huido con el sueño de encontrar estabilidad laboral, casar, tener hijos, una vida estable y "corriente". Después 2 años en Valencia - Espanha, con el mismo sueño.
Después, de vuelta a Brasil, trabajando para una empresa inglesa donde me quedé 4 años y desde entonces en la actual empresa.
Ha sido sólo en los últimos 2 años que me he sentido "estable" en mi vida, concretando un "futuro". Y a la vez, cuando esto se pasó, PUM!, he sido elegida para venir a trabajar en Paris.
Y toda mi vida por patas arriba otra vez.
Y entonces lo que confirmo es justamente tu texto: trabajo bien y a cada movimiento evoluciono, aprendo cosas nuevas, nuevos idiomas, tengo cualificaciones, cultura, etc... Puedo vivir en cualquer sitio, mismo si no es esto lo que sueño.
Y por ser así, hay que ser flexible para continuar en el mundo del trabajo!
Muy loco todo esto, pero pura realidad.
No sé cómo seran las nuevas familias, creo que algo como nómades modernos a no ser que se dediquen a la agricultura, no
Enfim, ahora negocio mi retorno a Brasil para Octubre.
No veo la hora de volver a casa. Sencillamente no me ha gustado vivir como trabajadora en Paris. No he sentido que por el lado material-cultural tengan buena calidad de vida.
Al revés, veo la vida aqui muy estressante por estar justamente en el centro de Francia, una región extremadamente competitiva, materialista, individualista.
Verdad, verdadera que para los pobres el sistema paternalista del estado Francés ayuda muchísimo. Los pobres franceses viven bien gracias a la carga que se impone a la clase media, que casi ya está como los propios pobres.
Sin embargo, desde el punto de vista humano, para mi una total decepción: la solidariedad, la gratitud perante la vida no existe. Y no saben ser felices pues viven en una sociedad totalmente elitista y hierarquica, donde o eres winner o looser. Una sociedad frustrada, mismo teniendo mucho más que otras para estar contenta.
Las idiossicrasias humanas.
Yo, me quedo con España o con Brasil. Donde tener problemas parece que nos hace más humanos”.
Mi respuesta fue:
“Es curioso lo que dices: que prefieres Brasil a Paris: en principio parece que en Paris pudieras tener más posibilidades de proyección profesional. Lo del stress y la competitividad es cierto: Paris es una ciudad muy dinámica en la que todo va muy rápido, pero no es la peor en eso: Londres la supera con creces.
Y sí, el modelo de protección social francés es muy amplio, muy completo, y los impuestos son elevados. Y también la clase media soporta, en proporción, la mayor parte de tales impuestos: las clases medias alta y media. Y si: lo has visto muy claramente: la clase media se está empobreciendo aceleradamente: sobre todo la media y la baja. Sarkozy ya dijo en el 2007 que el modelo de protección social no era financieramente sostenible; en Francia será un problema”.
Me quedé pensativo. Que verdad es que la las cosas son como son pero, se sienten como parecen ser. Y que tal sentimiento depende de posturas, situaciones, roles, … Pura filosofía en definitiva.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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