El conflicto comercial entre China y la UE (bueno, algunos países de la UE): otra etapa más de … ¿de qué es otra etapa más este conflicto?. ‘De una guerra comercial’ dirán, si, ya, de una guerra comercial que, de momento, incluye a varios bienes más: tubos sin soldadura, productos químicos, … pero, ¿cómo y porqué se ha llegado aquí?.
Pienso que las razones son dos, profundísimas, y que no se arreglan con una cumbre y tocando dos aranceles ya que son razones que afectan al modo como se han estado haciendo las cosas a lo largo de estas décadas y que son parte de la estructura del modelo que en el 2010 entró en crisis.
Desde finales de los 40 se ha estado fomentando e incrementando el comercio internacional; de hecho todo se ha puesto al servicio de tal objetivo (la Reforma de Bretton Woods tenía como uno de sus fines favorecer el comercio internacional). La idea era buena: como hay que maximizar la producción y ocupar plenamente todos los factores productivos, la demanda deja de ser nacional y se convierte el mundial.
Cierto es que hasta la década de los 80 no se llevó ese objetivo hasta sus últimas consecuencias y para ello tuvieron que liberalizarse muchas cosas, pero el germen estuvo ahí desde el principio: lo que ha sido nuestro modelo ha tenido una decidida voluntad maxiproductora y maxivendedora; lo que ha funcionado muy bien mientras la capacidad de consumo seguía creciendo e iba por delante de la capacidad productiva que, evidentemente, también iba creciendo.
Esta crisis ha afectado a todo y está afectando a más. Esta crisis se ha producido, fundamentalmente por dos motivos que se interpenetran. La capacidad productiva de todo ha superado todas las previsiones de aumento que se habían realizado de modo que ha alcanzado unos niveles gigantescos, y, a la vez: a-la-vez, la capacidad de consumo de todo se ha agotado debido a que lo ha hecho la capacidad de pago de esos consumidores. A ello añadan otra cosa más: hoy se sabe que la oferta de commodities no es infinita como al inicio del que fue nuestro modelo se pensó, o se imaginó, o se quiso suponer, ahora ya da igual, sino finita, muy, muy finita. Y para colmo encuadren todo lo anterior en un marco en el que las distintas economías están dispuestas a hacer lo que sea para ganar unas décimas de PIB, por ejemplo llevar el valor de su divisa al sexto sótano (herramienta, por cierto, convencionalísima y nada original).
¿El conflicto comercial entre la UE y la RPC?, pienso que una mera cuestión de exceso de capacidad productiva mundial y de defecto de capacidad de consumo planetario; más unas dosis de exceso de población activa; más el deseo de continuar queriendo aplicar el manual.
Una guerra de divisas y una guerra comercial se sabe cómo empiezan pero sobre cómo acaban sólo se sabe que acaban mal. Quienes vivieron la Depresión saben bastante de eso. Mi sugerencia a quienes pueda interesar: hablen, conversen, acuerden, reduzcan, regulen, planifiquen; pero no vayan por el ‘Y yo más’ porque sobre todo hoy, con la dinamita financiera que hay acumulada en el planeta, todos vamos a perder.
Claro que lo que Uds. y yo podamos sugerir …
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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