Interesante: mucho, la entrevista que al Sr. Comisario de la
Competencia publica El País del 08.12.2012 en su Pág. 21. Les sugiero
que la lean.
La primera pregunta: los culpables. Dice el Sr. Almunia: “La lista de
culpables es extensa: los primeros, quienes llevaban las riendas de las
entidades que se lanzaron a una expansión insostenible, incapaces de
gestionar los riesgos que surgieron en el sector inmobiliario. Después
podemos discutir cómo actuó el Gobierno de turno, el regulador, quién
debía haber tomado decisiones y no lo hizo o se retrasó. Pero en lo alto
de esa lista están los gestores de las entidades que no son capaces de
seguir adelante por sus propios medios: los casos más graves son los de
quienes además han querido premiarse a sí mismos con bonus inmerecidos
que han provocado situaciones lacerantes”.
Ya estoy afónico de decirlo: ¡No!. Se está diciendo que la tarta era
mala después de haber estado disfrutando sin límites mientras se
degustaba incitados al disfrute por muchos quienes ahora lo critican. Se
continúa igual, a todas las instancias, por prácticamente todo el
mundo: sin admitir qué, o se crecía como se creció o no se hubiese
crecido: ¡no-se-hubiese-crecido!; qué, o se hacía lo que se hizo, o no
se crecía; que se creció porque se actuó del modo como se actuó.
Pienso que es ilógico negar lo evidente. Analicen la evolución de la
economía española entre 1986: el año en que España fue admitida en la
CEE, y 1992 / 1995, y comparen la marcha de los macroagregados españoles
durante esa fase con la habida entre 1995 y el 2007. No tiene nada que
ver una con la otra, ¡nada!. En la segunda la economía española fue como
un cohete gracias al crédito indiscriminado, a la construcción sin
límite de cualquier tipo de obra, al consumo de todo por parte de todos,
a que se nos dio el mismo riesgo-país que a los mejores, a que quienes
tenían poder para hacerlo bendijeron todo lo que quisieron hacer y como
quisieron hacerlo todas las entidades financieras. Cierto, cierto:
cuanto mejor iba España peor iba su productividad, pero eso entonces
importaba una mierda.
Precisamente en relación a lo mal hecho por Cajas y Bancos dice el Sr.
Comisario. “Espero que a estas alturas todo el mundo entienda lo que no
puede volver a suceder para que esto no vuelva a repetirse”. Pienso que
no: no se repetirá porque lo que lo ha producido no volverá a suceder:
no volverá a darse aquella orgía de endeudamiento ilimitado, dinero
fácil e hiperconsumo desmedido en una átmosfera de creencia de recursos
infinitos. No volverá a repetirse porque nunca nada vuelve a ser como
fue: se parecen, mucho, pero las causas de lo que hoy se está dando no
son las que dieron lugar a lo sucedido entre 1923 y 1929.
Pero el colofón viene al final. Dice el Sr. Comisario: “Se ha mirado
todo lo que había que mirar. Ahora la preocupación principal es de orden
más general: cómo van a conseguir economías como la española volver a
crecer con los esfuerzos que están haciendo. Hay que reparar los
destrozos de la crisis, pero también buscar fuentes de demanda que
permitan compensar las consecuencias del ajuste”.
Y sigue: “La reestructuración bancaria no es un capricho. Es
imprescindible. Difícil de explicar, porque los estragos se notan en
toda la economía, no solo en la banca, pero imprescindible para que las
pymes vuelvan a tener crédito, para que los préstamos fluyan cuando se
recupere la demanda”.
Es la cuadratura del círculo. ¿Puede volver a crecer España, digamos,
suficientemente (no para cambiarse de BMW cada año)?, para eso hay que
buscar nuevas fuentes de demanda porque las antiguas, las de antes,
aquellas que permitieron a ‘España ir bien’, se han ido con el viento.
¿Y cómo va a encontrar España nuevas fuentes de demanda?, pues cambiando
eso-de-lo-que-ya-no-se-habla: su modelo productivo. La pregunta es si
toda España puede hacer eso. Pero las empresas (las pymes, dice el Sr.
Almunia) precisan crédito cuando se recupere la demanda, pero para ello
preciso es encontrar nuevas fuentes de demanda, para lo que es necesario
abordar el modelo productivo, para lo que son precisos ríos de
financiación. Y la reestructuración bancaria, teniendo en cuenta la
concentración que se va a producir y el exceso de capacidad que ya a se
eliminado, darán crédito a quienes estén sanos y hagan cosas necesarias.
Mi lectura de la entrevista. España, lo que entendemos por España, lo
tiene muy crudo porque, aunque esté saneada, no está nada claro que vaya
a volver a crecer de forma suficiente.
Es duro dejar de estar de moda, y España ha dejado de estarlo, y gracias a estarlo ‘España fue bien’. ¿Dos más dos?.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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