martes, 13 de noviembre de 2012

La facilidad del dinero para fomentar un nacionalismo peligroso

Globalización: todos estamos familiarizados con este concepto. Últimamente he estado recordando con cariño mis épocas de universitario (hace ya muchas lunas) cuando este concepto en su sentido más amplio era comunicado como un sermón del monte. La siguiente etapa lógica de la evolución del comercio global y del sistema financiero, derribando fronteras, superando barreras comerciales y en términos generales enriqueciendo a aquellos países que lentamente se vuelcan hacia el nuevo paradigma. Todo avanzaba espléndidamente, mientras el mundo lentamente se acostumbraba a esta idea y en líneas generales, sin dudarlo se unía a la facción popular más amplia, sin siquiera pensar en el aspecto negativo de una acción tan arrasadora. En aquel momento, la mera posibilidad de considerar la existencia de un aspecto negativo era un sacrilegio. Muchos años después, ante un mundo verdaderamente "globalizado”, el aspecto negativo ha comenzado a mostrar su parte oscura y ahora ya es una realidad a gritos. ¿Cuál es el aspecto negativo? Pues bien, para mi es la otra cara de la moneda de lo que representaba la globalización, es el surgimiento del nacionalismo.
 
Desencantados y despojados
Desde hace semanas se viene hablando mucho de disturbios sociales (principalmente en la periferia europea) y del surgimiento del sentimiento de descontento respecto del destino del mundo en términos generales. Las razones de ello son ahora bastante obvias, la gente simplemente está desilusionada y ha sido despojada por causa de las acciones que las autoridades (que ellos mismos han elegido) están llevando a cabo para mantenerse a flote en un mar de desesperación. Y tristemente parece no haber fin a un círculo vicioso de medidas de austeridad en aumento y a una creciente deuda soberana. Aproximadamente 100 años atrás, Keynes hizo la siguiente observación:
Mediante un proceso continuo de inflación, los gobiernos pueden confiscar, en forma secreta e inadvertida, una parte importante de la riqueza de sus ciudadanos. Mediante este método, no solo confiscan, sino que también confiscan en forma arbitraria, y, mientras que el proceso empobrece a muchos, en realidad enriquece a algunos pocos... Aquellos para quienes el sistema genera ganancias inesperadas ...se convierten en "especuladores" y objetos de un profundo sentimiento de odio... el proceso de obtención de riqueza se degenera en un juego de apuestas y lotería … sin duda que Lenin tenía razón. No existe una forma más sutil y segura de desestabilizar la sociedad que corrompiendo la moneda. El proceso abarca a todas las fuerzas ocultas de las leyes económicas vinculadas con la destrucción, y lo hace de forma tal que ni siquiera una persona en un millón puede diagnosticarlo”. John Maynard Keynes, 1921
Aquí él hacía referencia a la impresión de dinero que conduce a la reducción de contenido metálico como sub producto del deseo de estimular el crecimiento y el desarrollo económico. Esto suena oscuro y perverso, pero sin embargo es la dura realidad a la cual nos enfrentamos.
Ensanchamiento de la brecha de desigualdad de ingresos
En la actualidad existe una brecha sostenida y creciente en la desigualdad de los ingresos, que se está produciendo como resultado directo de la redistribución completamente desproporcionada de la riqueza disponible. La razón por la cual se permite que esta situación se perpetúe puede remitirse principalmente a una cantidad casi interminable de dinero sin coste. Afirmar que todos los males del mundo están directamente vinculados a, y son consecuencia de, una política de estimulación monetaria, resulta ciertamente absurdo, pero... Sin embargo, finalmente no se puede negar que existe más que un vínculo tenue entre el advenimiento del dinero fresco (adicional) y el aumento desproporcionado de la riqueza en un segmento muy pequeño de la población. Esencialmente, aquellos que poseen un exceso de efectivo no sienten el impacto de la inflación tanto como aquellos que no lo tienen.
Lo que quiero decir con esto es que si usted es rico y tiene mucho efectivo, el hecho de que una rebanada de pan cueste ahora un 20 por ciento más que lo que costaba hace dos años, no le afecta mayormente. Del otro lado de la acera (es decir aquellos que no poseen mucho efectivo), pues bien, su base monetaria no se está ampliando (no hay aumento de salarios, hay menos empleo, un sinnúmero de otras razones obvias), por lo que sin duda que estará sintiendo el dolor real por causa de un pan más caro y el deterioro real de su poder adquisitivo como consecuencia de ello.
Nacionalismo ¿una reacción animal?
Tras lo descrito anteriormente, ¿nos sorprende realmente que el individuo promedio esté descontento? Por supuesto que no. La reacción natural, al igual que la de un animal herido, es replegarse sobre sí mismo y agredir a todas las fuerzas externas y amenazas que considera peligrosas. En términos tangibles, esto conduce a ...efectivamente: al surgimiento del nacionalismo. Al comenzar a resurgir las fronteras, mientras aquellos de entre nosotros a quienes se nos ha despojado de lo nuestro buscamos proteger lo poco que tenemos actualmente, mientras el hecho de formar parte de un sistema global se convierte cada vez más en un problema de otros y resulta cada vez menos atractivo, las políticas proteccionistas contra las cuales se luchó tanto hace apenas dos décadas, comienzan a resurgir y en término generales los vagones han comenzado a circular nuevamente. Está claro que todo esto puede ser algo pasivo, pero el riesgo alto que corremos a medida que los líderes se van quedando sin ideas frescas, es que esta sea una lucha activa y, si no es iniciada por los gobiernos que están en el poder, surgirá del descontento ciudadano y de la desarmonía.
En todo caso, la historia, la vida y sin duda alguna los mercados, nos han enseñado que todo es cíclico. Si tenemos esto presente, vale la pena retrotraernos a la lejana época en que los cristianos eran echados a los leones mientras la plata romana se devaluaba, las brujas se inventaban y eran cazadas cuando la revolución industrial amenazó la forma de vida, el asesinato de la distinguida aristocracia cuando las fronteras eran invadidas en 1914, la persecución de los “prestamistas” y de los “libres pensadores” en la Alemania de 1936, etc., etc., y por supuesto que la lista continúa. ¿Estamos al borde de algo similar en la próxima década?
 

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