Copio literalmente el título de un artículo que El País Negocios publicaba en su Pág. 21 del ejemplar correspondiente al 30 de Septiembre y cuyo autor es el Dr. Paul Krugman y con el que no estoy de acuerdo.
Dice el profesor Krugman en un párrafo de su texto: “Pensemos en los males de España. ¿Cuál es el verdadero problema económico? Esencialmente, España sufre las consecuencias de una enorme burbuja inmobiliaria que provocó un periodo de auge económico e inflación que hizo que la industria española se volviese poco competitiva respecto a la del resto de Europa. Cuando la burbuja estalló, España se encontró con el complejo problema de recuperar esa competitividad, un proceso doloroso que durará años”.
Pienso que no, que el verdadero problema económico de España arranca mucho antes de que se formase la burbuja inmobiliaria, una burbuja que ahora puede ser maldecida por quien quiera pero que fue la que posibilitó el crecimiento de España, es decir, que ‘España fuese bien’.
El verdadero problema económico de España es la bajísima productividad de la economía española manifestada en una estructura de PIB de bajo valor añadido con la que no sale a cuenta invertir para mejorarla ni, evidentemente, abordar procesos de I+D+i+d. Bajísima productividad que tradicionalmente se manifestó altas tasas de subempleo y de emigración al ser la población española excesivamente elevada para el PIB que España generaba y que se manifestaba en una reducida renta disponible y en una elevada tasa de pobreza. Y ese problema no nace en 1996, sino en la noche de los tiempos.
Y con ese perfil España fue metida en el euro ya que España, con ese perfil, era una perita en dulce como fuente de negocio para los excedentes de liquidez existentes en Europa. Por ello resulta chocante que el Dr. Krugman diga a continuación: “A menos que España abandone el euro —una medida que nadie quiere tomar—, está condenada a años de paro elevado”. Pienso que en todo caso debería haber dicho que España jamás debería haber entrado / sido metida en la zona euro.
España fue metida en la zona euro y el riesgo de su economía, como el del resto de los PIIGS, igualado al de las economías guays a fin de que fluyeran hacia ellas esos excedentes de pasta que dormían en los bancos de esos países guays (¿realmente lo eran tanto?). Como consecuencia de ello, la productividad en España no sólo no mejoró sino que empeoró, pero, a la vez, se empezó a operar una especie de transmutación: ningún PIIGS debió haber entrado en el euro, pero una vez dentro salir podía tener unas consecuencias pavorosas (si es que se descubría como salir: la zona euro se diseñó sin camino de abandono) ya que el euro pasó a actuar de paraguas protector cuando las cosas empezaron a no ir bien: el Plan E hubiese sido imposible si España no hubiese sido miembro del euro, y si no lo hubiese sido la especulación internacional hubiese abrasado a España en cuanto se empezó a decir que los riesgos de todos los países ya no eran iguales.
Se ha estimado que si España se fuese del euro ahora el país en bloque sufriría una depreciación del 40% y un simétrico aumento de los precios de los bienes importados, siempre que se pagasen en divisas y teniendo en cuenta que habría que devolver en divisas las deudas contraídas en divisas. Una hecatombe, vaya.
¿Verdaderamente piensa el profesor Krugman que si España se fuese del euro el desempleo del factor trabajo descendería?. ¿Qué iba a pasar, que automáticamente los costes laborales españoles se iban a poner al nivel de los de Vietnam o Camboya y que toda la inversión que está en esos países iba a emigrar en masa hacia España y que todo el turismo ahora desperdigado por el mundo iba a decidir sus vacaciones en el reino?. En otro texto sugería al profesor Krugman a que, para conocer la realidad española, leyese “El lazarillo de Tormes”, mantengo esa sugerencia y ahora añado otra: que visite algunos polígonos industriales de la geografía española.
Y más adelante añade: “(…) España no parece tener una deuda tan elevada”. Eso, por ejemplo. lo decía yo hace dos años, incluso uno, pero ahora que España está a dos pasos de llegar al 90% de deuda pública cuando cristalicen todos los rescates que a España le van a administrar, ya no es cierto, pienso, teniendo en cuenta la capacidad que España tiene para crecer. Pero es que, sigo pensando, no es cierto en absoluto teniendo en cuenta la monstruosa cantidad de deuda privada que España debe.
España no crece y no puede pagar todo lo que debe, y de ese círculo perverso no se sale abandonando el tejado que te protege. Claro que USA tiene todo eso resuelto mientras el resto del mundo le continúe sosteniendo su deuda y aceptando sus dólares, pero cuando eso deje de ser así …
Pero entonces … ¿qué puede hacer España?, excepto hacer lo que le digan y seguir el camino que le marquen?. Absolutamente nada: España ha pasado a depender de otros, de lo que decidan otros, de lo que acuerden otros, de lo que les convenga a otros. Un bastante siempre fue así: el automóvil genera el 10% del PIB español y en España hay 18 plantas de ensamblaje de automóviles, pero ningún centro de decisión del mundo del automóvil se halla en España; España tuvo que solicitar la entrada en la CEE, no fue invitada a incorporarse a la organización; España fue introducida en la OTAN (‘OTAN, de entrada no’, ¿recuerdan?) y en el euro porque interesaba que estuviese, España …
Ahora España está siendo consciente de lo que es, de lo que siempre ha sido, pero se está dando cuenta de la peor forma posible: cuando todo está yendo a peor. A España le dijeron que podía tocar la Luna, pero cuando ya no ha sido imposible que la siguiese tocando le han quitado la escalera que le dieron para que lo hiciese. Y esto sucede cuando el mundo va mal. Mala pata. El peor sitio, en el peor momento y de la peor forma posible.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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