jueves, 18 de octubre de 2012

¿De qué nos alegramos?

En los dos últimos días se ha desatado una especie de euforia eufórica. Dos miembros del parlamento alemán han dicho que no veían con malos ojos que a España se le rescate parcialmente, y Moody’s no ha rebajado la calificación de la deuda pública española al nivel de la basura; y ambos hechos han bastado para el Ibex subiese como un cohete y la prima de riesgo se redujese, lo que ha  supuesto que se descorchasen botellas de champagne de 200 euros (como mínimo).
Vamos a ver, vamos a ver. Las diferencias entre la foto que se hubiese hecho al panorama económico español el pasado Viernes 12 y la foto del panorama económico español tomada ayer eran dos: dos y sólo dos: 1) ya es oficial que cuando a España se le diga que pida el rescate se lo van a dar, 2) la inversión internacional tiene más claro que va a cobrar con más facilidad una parte mayor de lo que se le debe. Todo lo demás, absolutamente todo sigue exactamente igual que estaba.
Las horrorosas previsiones que el FMI publico la semana pasada sobre la economía española y que abarcaban hasta el 2017 siguen siendo las mismas; una/o de cada tres españolas/es está desempleada/o o subempleada/o; la renta media real en España lleva meses cayendo; la tasa de pobreza aumentando; España encabeza los rankings  europeos de fracaso escolar y de población Ni-Ni; las pensiones -‘última línea roja infranqueable’- ya nadie da un duro porque vayan a mantenerse; la deuda pública está creciendo más rápidamente que el globo en el que subió a la estratosfera Mr. Baumgartner y la privada ahí continúa; la tasa de morosidad de la banca no cesa de aumentar (de la de impagadosidad, no se publica nada); se va a poner en marcha un banco malo para abocar ahí activos superdevaluados, pero de las probabilidades de impago del Sr Juan Español que tiene una hipoteca de 200 m eurillos y que se va a quedar sin trabajo nadie dice ni pío; en Septiembre del 2010 la deuda española tenía una calificación de triple A y ahora se halla al borde del bono basura; sanidad, educación, carreteras, … ya no se recorta con tijeras sino con hacha y cuando llegue el MoU del segundo rescate de España -sea virtual o no- se va a recortar con motosierra.
¿De donde procede esta euforia si la economía española está para el desguace?
Se produce una algarabía porque para que a España le compren la deuda a diez años solo tiene que pagar ¡el 4,26% más de lo que tiene que pagar Alemania!, es decir, porque España sólo tiene que pagar para que le compren la deuda a diez años 3,7 veces más de lo que tiene que pagar Alemania. Se lanzan vítores porque España no va a tener ningún problema para que le concedan el rescate parcial de su deuda cuando lo pida, y eso se vende como un logro, cuando las consecuencias sociales para España y para su crecimiento de las nuevas condiciones que le van a imponer van a ser tremendas, y cuando era más que obvio que se iba a dar el visto bueno a ese rescate por la sencilla razón de que a nadie le interesa que haya problemas con 0,7 B de deuda de un país que genera un PIB de 1 B y que arrastra una deuda privada total de casi 3 B (*). ¡A-na-die!.
¿De qué demonios nos estamos alegrando?.
España, como conjunto, es decir, el conjunto de la economía española está de funeral: si España fuese una S.A. y sus acreedores quisieran ya estaría en concurso; otra cosa es que haya zonas, emplazamientos, actividades y compañías que tengan verdaderas y auténticas posibilidades, que las hay. Pero por favor, que se dejen de explicar películas que no encajan con la realidad. ¡Ya vale!.
Desde mediados de los 90, pero sobre todo desde inicios de los 2000 voces de aquí y de allá (¿otro contubernio?) hicieron creer a propios y extraños que España iba bien y que las españolas y los españoles eran ricos, cuando NO ERA CIERTO. España era un país pobre porque su economía era muy limitada y archidependiente, y esa falsa riqueza la obtuvo al permitírsele disparar su deuda privada hasta cotas sólo alcanzables en un mal viaje y al dejar que construyese al año más viviendas que Francia, Italia y Alemania juntas.
La inmensa mayoría de los españoles se creyeron que eran ricos y comenzaron a actuar en consecuencia; y las instituciones aplaudieron y los distintos Gobiernos del reino colaboraron en el show. Y casi todos olvidaron, porque a casi todos convino, que la España real, la verdadera, no era la del Cayenne, sino la de 127 y con salvedades; es decir, no era la del 2006, sino la de 1984 (o la de 1986, que ahora no quiero generar suspicacias con el año). Y eso sigue siendo así.
Por favor, que nadie se alegre de nada porque, pienso, no hay ningún motivo para ello.
(*) Sé que no todo el mundo piensa como yo, por ello quienes no piensan como yo, sitúan la deuda privada más abajo, en unos 2,2 B. ¿Por qué hacen eso? pues porque consideran la deuda neta. Yo prefiero considerar la bruta. Dejando a un lado la forma financiera que adopte la deuda, y simplificando, si A debe 100 a B y C debe 200 A, será bastante imposible que A le pague nada a B si C no le paga lo que le debe, ¿no creen?. Siempre, pero más ahora.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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