martes, 4 de septiembre de 2012

(En este caso)

Recibo variados mails de personas, conocidas o no, que me cuentan cosas. Pero algunos de estos textos que recibo son profundos, personales, dramáticos, como este que recientemente me envió un amigo asturiano:
“Pena, Santiago, tengo una gran pena y, estos gobernantes de Asturias, discuten cómo les darán 413 millones de euros para ir tirando. Arcelor, Alcoa y Asturiana de Zinc, son noticia nacional que se irán.
Pienso que los del Zinc no marcharán porque tienen la empresa más rentable del mundo donde la blenda se transforma en Zinc mucho más barata que en cualquier parte. Esa dudo que se marche, pero con el carbón (ya saben lo que hay y que no hay manera de hacer nada, porque lo sondeé con conocidos)
Comienza el desmoronamiento de mi tierra y no se me ocurre nada para aportar, para que mi gente lo pase algo menos mal. Me siento partícipe en pequeña medida de tal desastre, muy mal.
Perdona por el tiempo que te robo, pero es que eres posiblemente uno de los pocos que me entiendan”.
Mi respuesta fue:
“Asturias (en este caso), como tantos otros territorios, durante siglos, fue lo que fue e hizo las cosas que hizo y las hizo de un modo determinado; de repente, en el último siglo empezó a hacer cosas nuevas de maneras nuevas y con aportaciones exteriores. Eso no es algo intrínsecamente malo, el problema es que esa línea nueva no la hizo evolucionar y creyó que ese nuevo modo de hacer sería eterno, a la vez que, prácticamente, abandonó otras aquellas cosas que estuvo haciendo durante siglos.
Es absolutamente imposible que Asturias (en este caso) pueda continuar con el estándar de vida de estas pasadas décadas, imposible porque lo que lo ha posibilitado ha muerto o está agonizando y lo que va a venir va en otra línea totalmente diferente.
¿Qué puede hacer Asturias (en este caso)?. Pues potenciar aquello en lo que tenga una clara ventaja, dejar de gastar en aquello que no la tenga, explicar muy claramente a la población como están las cosas, y administrar excelentemente lo poco que pueda tener.
No me molestas (nombre de mi amigo), entiendo cómo te sientes porque estás viendo el final”.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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