Recibo variados mails de personas, conocidas o no, que me cuentan
cosas. Pero algunos de estos textos que recibo son profundos,
personales, dramáticos, como este que recientemente me envió un amigo
asturiano:
“Pena, Santiago, tengo una gran pena y, estos gobernantes de Asturias,
discuten cómo les darán 413 millones de euros para ir tirando. Arcelor,
Alcoa y Asturiana de Zinc, son noticia nacional que se irán.
Pienso que los del Zinc no marcharán porque tienen la empresa más
rentable del mundo donde la blenda se transforma en Zinc mucho más
barata que en cualquier parte. Esa dudo que se marche, pero con el
carbón (ya saben lo que hay y que no hay manera de hacer nada, porque lo
sondeé con conocidos)
Comienza el desmoronamiento de mi tierra y no se me ocurre nada para
aportar, para que mi gente lo pase algo menos mal. Me siento partícipe
en pequeña medida de tal desastre, muy mal.
Perdona por el tiempo que te robo, pero es que eres posiblemente uno de los pocos que me entiendan”.
(Mi amigo me anexaba el link a una noticia, esta: http://www.elconfidencial.com/espana/2012/08/14/alcoa-arcelor-mittal-y-asturiana-de-zinc-amenazan-con-irse-de-espana-por-el-tarifazo-103758/)
Mi respuesta fue:
“Asturias (en este caso), como tantos otros territorios, durante
siglos, fue lo que fue e hizo las cosas que hizo y las hizo de un modo
determinado; de repente, en el último siglo empezó a hacer cosas nuevas
de maneras nuevas y con aportaciones exteriores. Eso no es algo
intrínsecamente malo, el problema es que esa línea nueva no la hizo
evolucionar y creyó que ese nuevo modo de hacer sería eterno, a la vez
que, prácticamente, abandonó otras aquellas cosas que estuvo haciendo
durante siglos.
Es absolutamente imposible que Asturias (en este caso) pueda continuar
con el estándar de vida de estas pasadas décadas, imposible porque lo
que lo ha posibilitado ha muerto o está agonizando y lo que va a venir
va en otra línea totalmente diferente.
¿Qué puede hacer Asturias (en este caso)?. Pues potenciar aquello en lo
que tenga una clara ventaja, dejar de gastar en aquello que no la
tenga, explicar muy claramente a la población como están las cosas, y
administrar excelentemente lo poco que pueda tener.
No me molestas (nombre de mi amigo), entiendo cómo te sientes porque estás viendo el final”.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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