La revista Caixin desveló - con incredulidad - que los parques
industriales y los megaproyectos dados a conocer por todos los escalones
del sistema chino alcanzaron los 15 billones de yuanes, según algunas
estimaciones. Esto es más de 2,3 billones dólares, casi cuatro veces más
que el dinero extra que se inyectó después de la crisis de Lehman en
2008, una política de inversión que alcanzó un récord mundial del 49%
del PIB y que ahora se considera un grave error.
Pero como Caixin también informa, las autoridades se están quedando sin
el dinero fácil. El dinero ingresado por comisiones de transferencias
de terrenos para las 300 ciudades más grandes del país han caído 38% en
el último año.
Los ingresos de impuestos del gobierno central han crecido un 8%, pero
el gasto ha aumentado un 37%. "Los buenos tiempos de unas arcas del
gobierno rebosantes han terminado", dijo.
Mark Williams de Capital Economics dijo que las últimas medidas
adoptadas por China son un espejismo. La mayoría de los planes
ferroviarios y de carreteras ya estaban presupuestados. El gasto se
extenderá durante años. Podríamos no ver más señales de estímulo durante
bastante tiempo. Los proyectos fueron interesantes sólo porque el
gobierno optó por darles publicidad.
China podría haber salido menos beneficiada de la crisis de las
primeras economías de lo que se esperaba. La ventaja del país frente a
Estados Unidos y otros países, se ha desvanecido, comenta Ambrose Evans
en un artículo en The Telegraph.
Un nuevo informe de PricewaterhouseCoopers titulado "La manufactura
vuelve a casa en EE.UU.", afirma ahora que es más barato para la
industria de EE.UU. producir en el país, cerca de su principal mercado,
que en China.
Este proceso se le conoce con el término ahora de moda de "re-shoring" -
en contraposición con "offshoring" que describe el proceso de
reubicación de una compañía de un país a otro. Las compañías
estadounidenses vuelven a instalarse en el país para reducir los costes
de transporte, costes de inventario y aprovechándose de un gas barato.
La debilidad del dólar ha sido la guinda del pastel.
PwC dijo que EE.UU. ha recuperado una ventaja de costes de 2 puntos en
la producción de acero frente a China, al menos para el mercado
norteamericano. Su "mapa de calor" da a EE.UU. ventaja en productos
químicos, metales primarios, productos eléctricos, maquinaria, papel,
equipo de transporte, y madera, en ese orden.
Esto no impidió que el candidato republicano Mitt Romney acusara a
China de "robar" trabajo y "manipulación cambiaria". Pero Rommey tiene
que cambiar de discurso. El yuan ya no está infravalorado de una manera
significativa. Nomura cree que China tendrá un déficit por cuenta
corriente en 2014.
Google está construyendo su Nexus Q Music y el reproductor de vídeo en
EE.UU... General Electric y Ford están cambiando a plantas de
fabricación domésticas. También lo está haciendo Caterpillar, lo cual es
interesante ya que su principal rival chino Sany Heavy Industry está en
problemas.
Boston Consulting Group es un claro ejemplo de esta tendencia,
advirtiendo desde hace tiempo de la inflación salarial en China (+16%
anualmente durante una década). La brecha en la "productividad ajustada a
los salarios" fue del 22% de los niveles de EE.UU. en 2005. Será del
43% (61% para el sur de EE.UU.) en 2015.
Emitió un nuevo informe la semana pasada - "El fin del fácil
crecimiento" - advirtiendo que el margen de beneficio de las empresas
líderes de China ha estado descendiendo desde 2009. El margen descendió
al 11% el último año frente al 18% de sus rivales a nivel mundial.
El grupo estudió a 50 empresas de rápido crecimiento - entre ellas Sany
- concluyendo que están en un "punto de inflexión histórico". O bien
hacen los cambios necesarios para abrirse paso en las ligas mundiales
como la brasileña Vale, la mexicana Cemex, o la india Wipro, o corren el
riesgo de languidecer como los perdedores.
El Banco Mundial dio el mismo argumento para el país a principios de
este año en un informe conjunto con el Centro de Investigaciones para el
Desarrollo de Beijing. Dijo que el modelo de crecimiento impulsado por
las exportaciones iniciado hace más de treinta años, ha quedado
obsoleto. China, corre el riesgo de una deriva en la "trampa del ingreso
medio" si no abandona sus estrategias top-down y agarra la ortiga de
las reformas de libre mercado.
El primer ministro Wen Jiabao está de acuerdo, pero hay otras altas
autoridades del Partido Comunista que piensan que la crisis de 2008-2009
reivindicó el control del partido a la industria y al sistema bancario.
Se podría argumentar que ese reequilibrio de costes laborales entre el
este y el oeste es justo lo que el mundo necesita. La pregunta es si
China puede tolerar ese brusco cambio.
"Creo que China va a experimentar una crisis económica muy grave, y
creo que ya ha comenzado", dijo uno destacado economista en Foro
Económico de Tiankin la semana pasada. "El gobierno está tratando ahora
de estabilizar la economía, pero los instrumentos que tenemos son muy
limitados. Si no se pueden cambiar las cosas, habrá un malestar social
enorme y generalizado".
Hay varios grados de ralentización económica para China. "Mi propio
punto de vista de una ralentización suave - basado más en la
antropología que en la economía - es que el país finalmente va a salir
adelante y reclamará su lugar legítimo como superpotencia mundial. La
dinámica es imparable, al igual que en los EE.UU. en los años veinte."
Albert Edwards de Societe Generale - un bajista convencido - piensa que
la desaceleración de China ha llegado a un punto de inflexión. La
balanza de pagos entró en déficit en el segundo trimestre. Las reservas
internacionales cayeron.
No olvidemos que la acumulación de reservas - el efecto secundario de
mantener bajo el yuan para impulsar las exportaciones - fue la causa
principal de la burbuja crediticia de China en primer lugar.
Lombard Street Research estima que la fuga de capitales alcanzó los 320.000 millones de dólares en el último año.
Lo que está claro es que los efectos más profundos de la crisis global y
la larga depresión han alcanzado por fin a China. Los vientos en contra
serán mayores a partir de ahora.
Fuentes: Ambrose Evans - The Telegraph
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