“España está en una situación de máxima dificultad” afirmó ayer en el
Senado Mariano Rajoy. No es la primera vez que el presidente del
gobierno español realiza este tipo de declaraciones, y se agradece tal
sinceridad, pero una vez reconocida la situación, lo necesario es que se
hable con la misma claridad de las posibles medidas que se puedan tomar
para solventar la crisis. Y después, elegir.
Victor Mallet en Financial Times señala que España tiene únicamente
tres opciones, y ninguna particularmente agradable, para afrontar la
crisis. Son las siguientes:
Plan completo de rescate internacional
El señor Rajoy y sus ministros están desesperados por evitar un rescate
formal, administrado por las instituciones europeas y el Fondo
Monetario Internacional, por temor a que el estigma de la intervención y
la severa austeridad que puedan imponer, destruya la credibilidad del
PP y les mantengan fuera del poder en una generación.
Tampoco los socios europeos de España darían la bienvenida a esta
medida tan drástica, ya que quieren mantener a España dentro del mercado
de bonos. Aunque encontraron necesario un plan de rescate en el caso de
las economías de Grecia, Portugal e Irlanda, la economía de España es
sustancialmente mayor que las tres juntas. Un rescate para España sería
estirar los recursos de la UE hasta el límite, mientras que plantea
interrogantes acerca de si Italia, Bélgica y Francia, tal vez necesiten
ayuda también, lo que amenazaría el euro en su totalidad.
Los analistas de RBS en una nota de investigación, calcularon que un
rescate de España, incluyendo el dinero para recapitalizar los bancos
con problemas, financiar el déficit presupuestario y refinanciar la
deuda soberana existente, costaría entre 409.000 y 455.000 millones de
euros hasta finales de 2014, en comparación con un total de 500 mil
millones de los fondos disponibles del Mecanismo Europeo de Estabilidad.
"Italia se pondría nerviosísima", dijo el RBS.
Un ligero rescate
Este escenario central, está siendo objeto de debate en Madrid,
Bruselas, Frankfurt y Berlín, e implicaría el uso de fondos de la UE
para recapitalizar los bancos españoles, que tendrían que ser
distribuidos a través del Estado español por la normativa vigente, y,
posiblemente, el renacimiento de la compra de bonos soberanos por parte
del Banco Central Europeo.
El gobierno español, que ha nacionalizado Bankia, sabe que necesita
dinero exterior para su sistema bancario, debido a la dificultad de
reunir dinero extra en los mercados de bonos soberanos.
Sin embargo, la concesión de ese paquete de ayuda será condicionada a
imposiciones que han hecho caer a otros gobiernos. “La clave es como
conseguir el dinero sin la intervención, sin que la troika haga
imposiciones”, dice el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós.
Una de las ventajas de esta opción es que estos fondos europeos serían más manejables que un plan de rescate a gran escala, aunque las estimaciones de cuánto nuevo capital necesitan los bancos españoles va desde 30 mil millones de euros a más de 100 mil millones.
No moverse y no hacer nada
El Tesoro de España ha anunciado audazmente que llevará a cabo una
subasta de bonos este jueves. Hay una escuela de pensamiento en Madrid,
que aboga por la paciencia. De acuerdo con este punto de vista, España
ha hecho casi todo lo necesario para restaurar la salud de la economía a
largo plazo – lo que incluye la reforma bancaria, la reforma laboral y
la reforma fiscal - y debemos perseverar para los próximos meses,
incluso si eso significa el pago de altos rendimientos por pedir
prestado.
Ayuda el hecho de que el Tesoro tiene recursos para sus necesidades
inmediatas, que las exportaciones están funcionando de manera sólida y
que la cuenta corriente se mueve hacia el equilibrio desde un déficit
del 10 por ciento del producto interno bruto hace cinco años.
Pocos economistas o los inversores creen que esta estrategia puede
funcionar, aunque sólo sea porque la economía está en un estado tan
grave que es probable que el gobierno no alcance las metas fiscales que
acordó con Bruselas. Sr. Bernaldo de Quirós predice que el déficit
presupuestario alcanzará el 7 por ciento del PIB este año, en
comparación con el objetivo del 5,3 por ciento, mientras que el PIB se
contraerá un 2 por ciento.
El desempleo, que ya afecta a una cuarta parte de la fuerza de trabajo,
se está moviendo hacia los 6 millones. El índice de gerentes de compra
Markit mostró el viernes que las condiciones del negocio manufacturero
en mayo habían sufrido su más agudo deterioro desde el mes de 2009, en
las profundidades de la crisis tras el colapso de Lehman Brothers.
Al igual que en Grecia, y en menor medida, en Irlanda y Portugal, la
austeridad sin crecimiento es políticamente tóxica para las personas en
el poder y de dudoso valor para tratar de restaurar la estabilidad
fiscal.
lacartadelabolsa
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