miércoles, 22 de febrero de 2012

Correspondencia – 3

Me escribe un lector:

“Es obvio, los recursos en nuestro planeta son escasos, por lo tanto, cualquier teoría basada en un crecimiento alto y sostenido es absurda. También parece obvio que si un hogar ingresa 100 unidades monetarias (U.M.) al mes, no puede o no debe gastar 1000 U.M. al mes, a pesar de que se le conceda crédito para este menester.

Así que, de acuerdo, no más (una marca de automóviles de gama alta), no más terceras residencias en (nombre de una zona española de esquí), no más vacaciones anuales en (nombre de un archipiélago del Pacífico), no más (una bodega productora de vino de alto precio) en las cenas de los sábados, no más último modelito de (nombre de un modisto de alto precio), no más, no más….

Sin embargo, ¿debemos renunciar a un sistema sanitario digno? ¿debemos renunciar a una educación de calidad? ¿debemos renunciar a un sistema de prestaciones que garantice los
principales derechos como seres humanos? No tengo respuesta a estas preguntas, tal vez usted sí.

Lo que quiero decir es que si bien debemos renunciar a lo prescindible, no debemos renunciar a lo imprescindible como seres humanos. Si bien en lo prescindible, el sistema económico debe prevalecer sobre lo humano, en lo imprescindible, lo humano debe prevalecer sobre el sistema económico.

Estoy convencido, de que los técnicos (economistas, ingenieros, etc…) tienen la responsabilidad de diseñar un sistema que contemple estos dos puntos. Estoy convencido de que con un reparto adecuado de la riqueza y con un nuevo sistema basado en la productividad y en los valores, esto debe ser posible. De acuerdo, no más cosas prescindibles, pero sí a lo imprescindible : la salud, la educación, la dignidad humana.

Espero que tengamos una respuesta a esto, de lo contrario, tendremos un sistema económico muy productivo, pero habremos fracasado como seres humanos”.

Respondo:

“La verdad: con el PIB que se va generar partiendo de la base de que el hiperendeudamiento no va a volver, es imposible pagar toda la protección social que necesita toda la población que la demanda teniendo en cuenta la esperanza de vida de esa población. A 50 años vista pienso que estará instaurada una planificación del crecimiento demográfico muy sofisticada y, evidentemente, vinculada al crecimiento económico, pero hasta entonces, ¿que se hace?. De eso nadie habla porque es feo.

La realidad pura y dura es que la disponibilidad de recursos es limitada y que cada vez es precisa menos población para generar el PIB asociado a esos recursos. ¡Por descontado!: tampoco se habla de esto”.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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