Lo cita Lluís Bassets en su artículo de El País del 09.01.2012: en USA el 1% de la población ostenta la propiedad del 23,5% del PIB, mientras que en 1974 lo era del 7%, y lo cita al comentar un artículo de Francis Fukuyama, “The Future of History” en el número de Enero – Febrero del 2012 de la revista Foreign Affairs. (Si les interesa lo pueden comprar aquí).
El dato es interesante porque pone de manifiesto cosas que a menudo permanecen en la sombra. A cualquiera que se le pregunte dirá que en el 2007 el ciudadano medio USA era más rico que en 1974, y lo era en términos cuantitativos porque el PIB pc en el 2007 era superior que en 1974: 32.000 dólares internacionales frente a 16.500, pero las clases no-altas lo eran debido al per cápita, es decir a la capacidad de acceso al crédito que se les había ido concediendo; clases no-altas muchas de las cuales serían subgrupos de esa gran familia que hemos conocido como ‘Clase Media’.
La Clase Media fue inventada por necesidad a fin de que produjese y consumiese gran parte de lo que producía -de ahí que tuviese que estar plenamente ocupada- pagando eso que consumía con el salario que se le pagaba (las mayores ganancias: los beneficios, eran para los dueños del capital). La clase media era pujante y ya nadie discutía que así debía ser: para la Historia quedaban las historias de explotación del proletariado por la burguesía del mismo modo que quedaban las historias de servidumbre de la gleba hacia el señor feudal. Mientras crecimiento y ocupación estuvieron vinculados, es decir, mientras para crecer hizo falta factor trabajo, la clase media creció y se desarrolló, cuando desde mediados de los 70 eso dejó de ser así la clase media empezó a dejar de ser necesaria y paulatinamente fue ocupando un papel menos importante en la generación de PIB y en la contribución a la producción de beneficios.
Del mismo modo que llegado el siglo XVI la servidumbre dejó de ser necesaria (lo que no impidió que continuase utilizándose) el papel de la clase media fue paulatinamente retrocediendo a la vez que se producía una concentración de PIB y la eclosión de una subclase que, aunque no nueva, sí jugó un papel crecientemente importante debido a que se convirtió en el elemento conseguidor de beneficios crecientes para los propietarios del capital: los CEOs y los muy altos directivos cuya función era ‘crear valor para el accionista’ y que eran los biznietos de aquellos Managers que el Institucionalismo había estudiado tan bien a finales del siglo XIX y en los primeros años del XX, y cuyo papel pasó a un segundo plano cuando la cantidad producida era lo importante y que coincidió con el despegue de la crecientemente mejor remunerada clase media.
Desde mediados de los 70 la clase media está en retroceso (Ver de Richard Sennett “La corrosión del carácter: las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo” (2006) y “La cultura del nuevo capitalismo” (2007), ambas en Ed. Anagrama) porque ya ha dejado de ser necesaria debido a que el objetivo ha dejado de ser crecer-siempre-más. La última vez que se necesitó a la Clase Media fue a partir del 2004: para que consumiesen todo lo que deseasen consumir tomando como base un bien cultural: la vivienda. La Clase Media -las clases medias- fueron las destinatarias de las masas de crédito masivo que en forma de autorización-para-consumir y materializadas en bits les fueron concedidas. No existía un respaldo de renta para ese consumo, ni mucho menos la certidumbre de que el trabajo desempeñado por cada miembro de esas clases medias fuese a tener continuidad de necesidad, pero daba igual porque en los cerebros de sus integrantes se instaló la imagen del ‘lo quiero lo tengo’. El resto de la historia ya es conocido.
¿Qué sucederá a partir de ahora?. Pienso que el declive imparable de esa clase ya no necesaria. Una parte mínima os -los megacracks networkingzados- se consolidarán como los hacedores del PIB que sea conveniente generar a partir de las combinaciones que realicen del capital propiedad de las corporaciones ya integradas horizontal y verticalmente. Una parte, también mínima, ocuparán un segundo nivel como assistants de los primeros. Una parte reducida será ocupada a tiempo parcial. Y el resto a caballo entre el desempleo y la temporalidad y con acceso a un subsidio en forma de minijob o de cualquier otra figura pero siempre en un entorno de necesidad decreciente.
¿Terrible?, sí para quien lo vive del mismo modo que horrible fue la conversión forzada a proletarios que en el siglo XVIII las Enclosures realizaron del campesinado acostumbrado desde siempre a trabajar y a vivir según un esquema de open fields. Es un momento de cambio, y nos está tocando vivirlo.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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