El hecho más destacable en los mercados financieros en el día de ayer, fue “la desastrosa” subasta de deuda en Alemania. Entrecomillo desastrosa porque parece que hubo un acuerdo entre los profesionales financieros con definirla de ese modo. Alemania sólo fue capaz de colocar la mitad de los 6.000 millones de euros que tenía previsto, a un interés algo inferior a los dos puntos porcentuales.
Esta subasta fue la gran protagonista de la jornada, y levantó múltiples comentarios. Marc Ostwald de Monument Securities afirmaba “no puede recordar una subasta peor. Sólo 3.889 millones de euros de un total de 6.000 millones ofertados. Esto es una cobertura del 0,65x. Si Alemania puede conseguir esta participación, que podremos esperar del resto. Las rentabilidades están a niveles completamente equivocados”.
Y es que es la última frase la clave de la subasta. Alemania considera que está ajena a la crisis de deuda, y que sus emisiones son consideradas como activos refugios por los inversores, por lo que considera que mantiene el poder de la fijación de precios. Pero ya no. Las subastas que se realizaron hace dos y tres días en EE.UU. tuvieron una rentabilidad sensiblemente menor al 1,98% y consiguieron una sobredemanda superior a 3 veces la oferta. Es fácil de entender la mala subasta. La crisis europea ha llegado a Alemania.
Esto no nos debería extrañar. Lo que nos debería sorprender es que haya tardado tanto en extenderse. Las posiciones en bonos españoles e italianos que vendían los bancos a nivel mundial se trasladaban a la deuda alemana. De ahí que se ampliara los diferenciales tanto por la presión vendedora de los activos periféricos, como por la presión compradora de los bonos alemanes. Pero desde hace ya algún tiempo, esta situación ha cambiado. Grandes fondos asiáticos mantienen sus ventas en la deuda periférica, pero en vez de trasladar estas posiciones a Alemania, están tomando activos en EE.UU. o en otros países europeos fuera de la zona euro, como Suecia o Noruega por ejemplo.
Alemania debe aceptar que no es inmune a la crisis de deuda, y no únicamente porque su sector bancario se pueda ver afectado por la suspensión de pagos en Grecia, o en otras naciones de la unión. Parece cada vez más claro que para solucionar definitivamente esta crisis se necesitará un compromiso mayor de Alemania, o una integración fiscal que afectaría al estatus privilegiado del país.
En todos los escenarios posibles, tanto alcanzando la solución definitiva de esta crisis, como en el peor de los casos, una desintegración de la eurozona, la situación alemana se verá perjudicada comparativamente con otros mercados refugio.
En el gráfico que publicamos, Bespoke Investment Group compara el spread del bono alemán a 10 años, respecto al bono a 10 años del Tesoro de EE.UU. Durante muchos de los últimos meses, la rentabilidad del bund alemán cotizaba por debajo de la rentabilidad del bono del Tesoro americano.
Después de la subasta de deuda de ayer, la rentabilidad del bund superó en 13 puntos básicos a la del Tesoro de EE.UU., alcanzando un nivel no visto desde mayo de 2009. Aunque desde un punto de vista histórico, los niveles actuales siguen siendo bajos, la tendencia del spread Alemania-EE.UU. parece ser alcista, después de haber alcanzado un mínimo a principios de octubre de este año.
Paradójicamente, si la situación de Alemania empeora, la resolución definitiva del actual escenario de crisis se acercaría.
lacartadelabolsa
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