Una. ‘El problema de vivienda en España’: otro Guadiana. La rebaja ‘coyuntural’ del IVA: pienso que un muy inmenso error. En el reino existen entre 0,6 y 2,3 millones de viviendas ‘pendientes de uso’ según lo que por ello se entienda y según cómo se hagan los cálculos. Las entidades financieras tienen viviendas -¿cuántas sobrevaloradas?-, y las inmobiliarias que aún subsisten, e inversores que compraron para especular, y gentes que ni pueden pagarlas y ni van a poder, primeras residencias, y segundas, y terceras; y ‘oficinas’ y ‘naves industriales’: otros dos mundos.
Pienso que el tema de la vivienda es genético: el español tiene mal de piedra, y estructural: en los últimos cincuenta años siempre que ha habido algún tipo de boom ha estado, de una u otra manera, asociado a la vivienda. Para ‘dar salida’ a ese stock de viviendas ‘pendientes de uso’, sigo pensando, lo primero que habría que hacer es abandonar la intención de venderlas; lo segundo crear un banco inmobiliario de extensión nacional (europea, mañana) que gestione su alquiler; lo tercero proceder a alquilarlas en función de diversos parámetros además de la situación de la vivienda y del nivel de renta de arrendatario.
En España, por razones históricas, culturales, sociales, de pobreza relativa, el objetivo ha sido perpetuar el ahorro en forma de ladrillos y, también quien ha podido, dar un pelotazo inmobiliario y sacarse un pastón en el chanchullo: ‘coge el dinero y corre’. Ha sido así, pero esa vía está acabada, finiquitada; la rebaja ‘coyuntural’ del IVA, pienso, continúa en esa dirección que no es la buena porque se basa en la continuidad de un boom inmobiliario absurdo (por ello la promesa del principal partido de la oposición de retornar a las deducciones fiscales cuando gane las próximas elecciones tampoco, pienso, es de recibo).
Y, en cualquier caso, la razón por el derrumbe en la venta de viviendas hay que buscarlo en los niveles existentes de desempleo del factor trabajo, y en el cerrojazo de las entidades financieras a la concesión de créditos debido a la propia situación que está viviendo el sector del dinero y a la creciente probabilidad de impagos de personas físicas y jurídicas
¿Darle la vuelta a eso?, complicado porque para ello hay que tener voluntad de hacerlo y, pienso, no la hay: habría que desmontar prácticas muy arraigadas y modos de hacer enquistados; habría que hacerlo, ya, pero que lo haga otro.
Yo continúo con mi sugerencia: si han pensado en comprar una vivienda, si quieren comprar una vivienda, no compren aún: su precio, pienso, continuará bajando, mucho, mucho: cuando se asuma el cáncer, y después. Recuerden: en Irlanda, desde el 2007, el precio medio de la vivienda media ha caído el 45%, aquí sólo el 22%, y el problema de volumen aquí es mayor que allí.
(Ya, si se rebaja el IVA de los pisos para ayudar a que las entidades financieras reduzcan su stock de pisos, ¿por qué no se rebaja el de los caramelos de menta para que los productores y almacenistas de tales dulces puedan reducir los suyos?. Y si en el reino existe hoy un problema de recaudación insuficiente, ¿por qué se rebaja el IVA de unos bienes que nadie tiene la certeza de que vayan a ser vendidos, otro ya).
Dos. El adelanto de la recaudación en el IRS: un parche para intentar sacar más pasta unos años a costa de los siguientes. Pregunta: ¿qué pasa si no hay beneficios, no si las deducciones se comen los adelantos?. El problema de hablar de esto es que, como en tantas otras, la cosa se politiza. De entrada: ¿son apropiadas todas las deducciones concedidas a las compañías en el IRS?: del 30% al 16,7%; de salida, pienso que los beneficios de las empresas no sólo no van a aumentar de aquí al 2013, sino que van a estar cayendo durante muchos años más. ¿Qué recorrido tiene, entonces, una medida como esta?.
Tres. Recetar por principio activo. ¿Llegaremos, por evolución, a ver una receta en la que esté escrito ‘Éter acético del ácido ortofenil hidroxil benzoico etanoico’?. Reducir el gasto farmacéutico: ¿por qué no se recetan dosis y se expenden esas mismas dosis?: ya saben: ‘Tómese Ud. dieciocho pastillas de amoxicilina de un gramo, tres diarias, desayuno, comida y cena’, y en el despacho de farmacia se le entregarían 18 cápsulas de ‘Amoxicilina Piriplus’ -o ‘Piriplás’-, y se evitaría que a esa persona se le caducasen en su casa las X partillas de más que tiene la caja que en la farmacia le han vendido.
Ya: eso supondría para las farmacias unos costes de manipulación; una vía: incrementar el precio de los medicamente: ni hablar; otra: concentrar despachos de farmacia y automatizar la manipulación; otra más: que en el mismo centro de salud a ese paciente se le entregaran las 18 cápsulas de amoxicilina: todo quedaría en casa. ¿Llegarán a ponerse en marcha salidas como las apuntadas?. Tal vez, tal vez.
(Alguien me comentó una vez que para reducir el gasto hospitalario podrían ponerse en marcha quirófanos ambulantes: ‘Entre los días 10 y 15 de Septiembre en la Plaza (nombre de una plaza) de la localidad de (nombre de una localidad), una UQM (Unidad Quirúrgica Móvil) intervendrá apendicectomías, quienes ya hayan sido programados que estén preparados ya que, vía mail o SMS, recibirá notificación del día y la hora en que deberán personarse en la UQM provistos de pijama y zapatillas’. El seguimiento de la intervención sería realizado a través de técnicas telemédicas, naturalmente. No se rían, no se rían).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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