Si, en España, se va a fijar como norma constitucional la búsqueda del equilibrio presupuestario y por ley orgánica un déficit anual máximo del 0,4%, si la actividad económica va ir decreciendo a medida que vayamos adentrándonos en la crisis, si la recaudación fiscal tiende a menos debido a esa caída de la actividad, está claro que las carencias para la población española se van a disparar, y ello dando por supuesto que la administración de lo poco que haya sea supereficiente.
Nuevamente: recorte, recorte, recorte, no crecimiento. Otra herramienta del nuevo modelo. (Y por cierto, ¿se han dado cuenta de lo rápido que los dos principales partidos políticos del reino se han puesto de acuerdo en esto?. Reflexión: ¡cómo deben estar las cosas!, ¡cómo!.
Me han preguntado: ‘¿Y por qué España ha sido el primero después de la sugerencia hecha en la cumbre del 21 de Julio?’; también, ‘¿Y por qué en España se está corriendo tanto para aprobar todo esto?’. Pienso que la razón es doble y muy simple: porque España está mal, pero que muy mal, y porque el Otoño y el Invierno van a ser para meterse en un armario y no asomar la nariz hasta el 2015, por lo menos.
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Bueno, ¡al fin se ha puesto de manifiesto la realidad de la Reforma Laboral!. La RL se puso en marcha a bombo y platillo con el fin de luchar contra la temporalidad, ¿recuerdan?. Toda la propaganda oficial se volcó en eso: en la inaceptabilidad de que España tuviese el 26% de su población ocupada trabajando, cuando trabajaba, con contratos temporales; y digo el 26% porque había llegado al 32%: la diferencia había ido a engrosar la población desocupada; estaba en el paro, vaya. Lo más sangrante fue que el principal partido de la oposición no dijo ni pío sobre el tema (¿sería porque mientras él estuvo en el Gobierno la tasa de temporalidad no había hecho más que subir, y subir, y subir?). Se habló del ‘modelo alemán’, ¡incluso del austríaco!. ¿Quién se acuerda ahora de eso?.
Aquí Uds. lo leyeron por activa y por pasiva: la estructura de PIB español se basa en el trabajo temporal. La mejor tasa de paro española de la época actual: el maravilloso paro del 7,8% en el 2007 (hoy, Suiza, el 3,5%), se consiguió, precisamente, con una tasa de temporalidad de más del 30%. El modelo productivo español, cuando las precisa, precisa personas, no horas de persona, y las precisa con el salario adecuado a la productividad de la empresa media española: muy baja, y con el nivel de fraude inevitable de la economía española: el doble del de la Europa del Norte; por ello el trabajo a tiempo parcial al modo del vigente en los Países Bajos, por ejemplo, es inviable en España.
Ahora el Gobierno, con el principal partido de la oposición mirando hacia otro lado, dice que la solución al 20,9% de paro español (hoy, en Otoño …) se halla en … ¡el trabajo temporal!. ¿Saben qué significa eso, verdad?, pues que el ejecutivo actual -y el próximo- han asumido que el poco empleo que pueda crearse en España será temporal y precario, y en formación: hasta los 30 años; y eso después de una, esta sí, RL que ha abaratado los costes laborales y que por ahí va a seguir: ¿congelación salarial hasta el 2016?.
¿Y cuál puede ser el paso siguiente, obligar al reparto del tiempo de trabajo y a compartir el salario?, ¿la eliminación del concepto de ‘despido’ y sus sustitución por el de ‘interrupción temporal de la actividad laboral’ y la entrada en un período de ‘espera de nueva actividad’ sin indemnización y con subsidio reducido?. Vayan imaginando, vayan imaginando.
Lo cierto es que España NO PUEDE absorber toda la población activa con que cuenta, ¡NO PUEDE!, nunca ha podido, por eso la tasa de actividad española ha sido y es un mísero 59%, pero menos ahora tras haber traído a cinco millones de inmigrantes para que hicieran pisos a bajo costo y en condiciones precarias, y para que consumiesen a crédito. Es decir, España tiene un doble problema: por un lado no es capaz de ocupar a toda su población activa y, por otro, sobra población activa; y no, no es lo mismo.
Si hasta ahora ha habido precariedad en España, undermileurismo, condiciones de trabajo patéticas, etc., etc. prepárense para lo que viene: con tal de que una persona tenga un contrato de trabajo enganchado en la frente se va a tolerar todo lo imaginable, con un agravante: no se va reducir el paro: aumentará. Continúa sucediendo lo mismo: no se puede crear empleo por ley y, además, la situación económica cada vez se va a ir degradando más. ¿De cara al empleo?, pues se precarizará el existente y aumentará el paro, perdón, la interrupción temporal de la actividad laboral. Un panorama muy atrayente, sí.
Lo único acertado: el subsidio de 400 euros, lo utópico: que se ha vinculado a la formación. Sugerencia: entérense de cómo funciona la mayoría de la formación laboral dependiente del Estado y de los entes regionales (teniendo en cuenta que quien se está formado no está parado, al igual que quien está preso cumpliendo una sentencia o quien, antes, estaba sirviendo a la patria en la mili, y teniendo en cuenta también que muchas/os jóvenes y no tan jóvenes reducen su formación en sus CVs a fin de tener más posibilidades de empleo: ¡alucinante!); digo que es acertado porque es mantener una fórmula de ingresos insuficiente pero que hay que mantener, aunque administrándola muchisísimo mejor, pienso.
¿Abordar el auténtico problema?, mañana. Y, bueno, ¡menos mal que este finde ha habido football!, ahora sólo faltan un par de escándalos muy escandalosos (futbolísticos, naturalmente) para que la gente comente mucho, mucho y no hable de otra cosa.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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