El controvertido presidente de la FED está de nuevo en el punto de mira de los mercados, a la espera de su discurso del próximo viernes en Jackson Hole. Ben Bernanke sorprendió el año pasado a los mercados, anunciando en el mismo evento la implantación de la medida de flexibilización cuantitativa conocida como QE2. Los inversores esperan que debido a la ralentización de la recuperación económica, Bernanke anuncie nuevas medidas de estímulo monetario. De cualquier forma, los expertos coinciden en que las expectativas de inflación, y las previsiones de que la economía repunte en la segunda mitad del año,
desalentarán a Bernanke y al resto del Comité Abierto de la FED, de establecer una QE3.
De esta manera inicia un interesante artículo en Forbes el analista Agustino Fontevecchia, en el que pone algo de luz sobre el factor que ahora mismo domina el mercado. ¿Qué dirá Ben Bernanke el próximo viernes?
Fontevecchia añade que cuando los mercados cayeron en el último par de semanas, la mayoría de las ganancias en diferentes activos que la QE2 había generado, se borraron. Los precios de las acciones tanto en EE.UU., Europa, como en los mercados emergentes se derrumbaron. Los precios del petróleo cayeron. La rentabilidad de los bonos del Tesoro descendieron por debajo del 2%, y el oro era prácticamente el único activo atractivo para los inversores.
Las cifras del PIB mostraron que la economía estaba creciendo a un ritmo muy lento. El índice PMI global indica considerable debilitamiento de la actividad empresarial, mientras que los pedidos futuros de bienes intermedios sugieren que hay poco margen para una rápida recuperación de la actividad, según señala UBS. La actividad de EE.UU., afirma el banco, “alcanzó su nivel más bajo desde marzo de 2009”.
En su primer discurso en Jackson Hole, Bernanke dejó claro que los efectos de la flexibilización cuantitativa iban por un lado a evitar la deflación, y por otro a proporcionar un estímulo monetario para apuntar la economía. Curiosamente, los indicadores de inflación subyacente han comenzado a repuntar en los últimos meses, a pesar de la desaceleración sustancial en la actividad económica. Los expertos coinciden que este aumento de la inflación provocará que Bernanke no anuncie el próximo viernes una nueva ronda de compra de activos. En cambio, Bernanke probablemente dará a conocer políticas para extender la duración de su cartera.
Los expertos de UBS y Barclays están de acuerdo en que hay algunas maneras de que la FED pueda ampliar la duración de su cartera, como comprar activos de más largo plazo, vendiendo activos de menor plazo en la misma cuantía.
Bajo este escenario, una operación de unos 300.000 millones de dólares extendería la duración de la cartera de la FED en un año. “Esta operación mantendría el balance constante, mientras que ejercería presión a la baja en los rendimientos de largo plazo, con el fin de reducir los tipos a largo”.
Esta operación no está exenta de riesgos. Ampliar la duración de las posiciones en el balance limitaría la estrategia de salida de la FED. También podría empujar las rentabilidades de los activos a corto.
Sin embargo, la QE3 no tiene que ser completamente descartada. Con la última encuesta de la FED de Filadelfia entrando en terreno de recesión, un sustancial empeoramiento de las condiciones económicas podrían forzar a la FED a tomar esta medida.
En riesgo deflacionista renovado, sería otro factor que presionaría a Bernanke para implementar la QE3. Aunque con los últimos datos del IPC y del IPP, esto parece poco probable.
Manuel Oliveri de UBS señala que “los riesgos asociados a otra ronda de estímulos monetarios parecen ser mayores que las implicaciones positivas, siempre y cuando los riesgos deflacionistas reaparezcan. Las materias primas, por ejemplo, han sido muy sensibles a más estímulos, ya que la demanda no sólo está afectada por las expectativas de crecimiento, sino también por los temores a una degradación del dólar. El aumento de los precios del combustible aumentaría la inflación y dañaría la confianza del consumidor. Las presiones políticas también son elevadas, y naciones extranjeras como China y Brasil han afirmado que las QE son ineficaces y que dañan a sus economías”.
Nadie puede estar seguro de lo que Bernanke dirá el viernes, señala Barclays, pero lo que está claro es que él es el que tiene la última palabra. Tres disidentes, por primera vez desde 1992, en una FOMC orientada al consenso, indican que el presidente tiene la responsabilidad de ejercer el liderazgo.
fuente: lacartadelabolsa.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario