viernes, 17 de junio de 2011

Los riesgos de un default en Grecia y en los EE.UU.

La posibilidad de que Grecia entre en impago de su deuda se ha disparado tras el desacuerdo de los gobiernos europeos sobre el papel de los acreedores privados en el segundo plan de ayudas. En los Estados Unidos, algo impensable hace unos meses, el debate de una cesación de pagos "técnica" también está en el mercado si no se puede alcanzar en Washington un acuerdo para elevar el límite de endeudamiento. Como bien dice Richard Barley en un artículo en The Wall Street Journal, si algo luce como una cesación de pagos y huele como una cesación de pagos, probablemente lo sea. Si algunos bonos del Tesoro no son pagados a tiempo, usar la palabra "técnica" no cambia la realidad. Lo mismo se aplica para Europa.

Incluso si los bancos renuevan “voluntariamente” su deuda, es difícil considerar eso como un verdadero acto de libre albedrío. La rebaja del lunes en la calificación de Grecia por parte de Standard & Poor’s a “CCC” -que la transforma en la deuda soberana con menor calificación en el mundo- muestra específicamente a la propuesta más reciente de canje de deuda de Alemania como una cesación de pagos.

Los políticos europeos podrían terminar prestando a Grecia más dinero debido a que el Banco Central Europeo se opone claramente a cualquier cosa que se asemeje a una cesación de pagos. Los políticos estadounidenses podrían acordar elevar el límite de endeudamiento desde su nivel actual de US$14,3 billones antes del plazo del 2 de agosto.

Pero, ¿qué pasaría si las autoridades acuerdan detener los pagos de la deuda?

Barley comenta que un riesgo clave que se deriva de Grecia es que una cesación de pagos de cualquier tipo aumente la presión sobre Irlanda y Portugal, donde las dinámicas de la deuda no son tan malas como para que le sigan los pasos. El riesgo final es que se produzca un contagio en España, cuya economía de 1,1 billones de euros es demasiado grande para ser rescatada.

En Estados Unidos hay tres canales principales para que se extienda la turbulencia financiera, señala Barley.

1) El financiamiento de corto plazo podría interrumpirse. Como argumenta el inversionista Stanley Druckenmiller, lo tenedores de bonos del Tesoro con plazos más largos podrían aceptar una corta demora en la realización de los pagos a cambio de que la confrontación política de Washington derive en un programa creíble de reparación de la situación fiscal. Pero es improbable que quienes tienen deuda que está a punto de vencer estén de acuerdo. Para los fondos del mercado de dinero la liquidez es todo: un incumplimiento de pagos corre el riesgo de ocasionar una nueva corrida similar a la de Lehman.

2) Más de US$4 billones en bonos del Tesoro son usados como garantía para acuerdos de recompra, futuros y derivados, destaca JP Morgan. Un recorte adicional sobre esta garantía debido al creciente riesgo crediticio podría provocar turbulencia.

3) Aunque los inversionistas estadounidenses podrían permanecer fieles a los bonos del Tesoro, los prestamistas extranjeros podrían considerar esto como otra razón, además de la caída del dólar, para reducir su exposición.

El columnista de “Heard on the Street” ve una diferencia clave entre las dos situaciones. El riesgo crediticio de Grecia es real, dada su carga de deuda estratosférica, la pérdida de acceso a los mercados, la contracción de la economía y la incapacidad del país para imprimir euros. El debate sobre una cesación de pagos es necesario, aunque ha sido manejado pobremente.

En contraste, la amenaza de cesación de pagos en Estados Unidos es innecesaria y amenaza con introducir riesgo crediticio a lo que ha sido considerado el activo más seguro del mundo, lo que sería un acontecimiento peligroso. Con un sistema financiero mundial aún sumamente frágil, este no es el momento para que los políticos redoblen sus apuestas.

Fuentes: Richard Barley (The Wall Street Journal)

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