Nunca ha sido bueno llevar muchas cuentas en muchos papeles, y aún peor si esas cuentas en papeles varios son confeccionadas por diversas personas o instituciones. Las cuentas han de ser conjuntas de forma que recojan la información completa de modo que muestren la realidad en su conjunto; bien, pues eso no sucede con las cuentas regionales en España.
Las regiones españolas muestras dos resultados diferentes, y no es que ellas tengan la culpa, es por cómo sus números son llevados. Por un lado cada región recoge sus ingresos y sus gastos, y ello da lugar a su saldo propio, pero, a la vez, el Ministerio de Economía lleva un registro de lo que cada región da a las demás y de lo que cada una recibe. Los primeros, que son publicados anualmente, dan lugar a los superávits o déficits regionales; los segundos, que aunque son calculados cada año tan sólo han sido publicados en una ocasión, constituyen los saldos interregionales.
En el cuadro adjunto se recoge para cada región el saldo propio, el interregional con el resto de regiones y la suma de ambos.
De las cifras mostradas pueden extraerse una serie de conclusiones:
- Aunque la suma aritmética de sus cifras con sus correspondientes signos no da lugar a una cifra única y absoluta de la realidad de cada región, sí muestra un panorama muy aproximado del estado de las cuentas globales de cada una de las regiones.
- El análisis conjunto de ambas cifras puede llegar a cambiar sustancialmente el sentido de un saldo u otro saldo considerados por separado. Regiones con déficts propios apreciables cambian radicalmente la orientación de sus cuentas al unirse a éstos los interregionales; en otras sus défitis conjuntos superan en mucho los propios.
- Existen regiones en situación verdaderamente preocupante, máxime considerando que en el año 2010 se apreció con toda su potencia el impacto de las variantes implementadas del Plan E, fondos con los que esas regiones ya no van a contar en el futuro.
- Otro tanto puede decirse de los Fondos Estructurales europeos que las regiones con menor crecimiento recibían y que en el conjunto del PIB de España y en términos medios, equivalían al 0,9% del PIB.
- La realidad de las economías regionales españolas cobra aún más significado si se considera que se aproxima una fase de mayores recortes de gasto, de actividad económica decreciente, de impuestos al alza a fin de compensar caídas en la recaudación, de creciente supervisión desde la comisión Europea, de desempleo al alza, … Pienso que será después del 22 M cuando más se pondrá todo esto de manifiesto.
- Además, lo anterior cobra un mayor significado si, como pienso, se tiende hacia la clusterización de la economía europea.
Lo malo es que en las cosas que pueden deducirse de cuadros como el adjunto se piensan muy poco, o mucho, pero, desde luego, no lo suficiente, por parte de quienes más deberían.
(Como apunte adicional. Se está poniendo de moda un concepto: la ‘centrifugación del déficit’: de la Administración Central hacia las regiones al no realizarse los adelantos por competitividad y cooperación: 3.770 M. Pienso que se está enfocando mal: el problema no reside en que el Gobierno haga este anticipo o no, el problema estriba en que España crece poco y eso se compensa con otros manejos peores: los que nacen de los desequilibrios de las balanzas fiscales interregionales. Es, por tanto, un problema de crecimiento, no de anticipos).
(Y sin cambiar de tema: de verdad: el último informe del FMI sobre Europa (aquí y vayan mirando). Lo más interesante: el Fondo ha oficializado el grupo de los PIGS, no lo dice así, claro, pero ahí está: España agrupado con los rescatados. Ahora junten esto con lo que se dice más arriba).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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