viernes, 6 de mayo de 2011

Brutal Recorte del estado del bienestar en PortugaL!

  • El coste del rescate queda fijado en 78.000 millones de euros
  • 52.000 millones los aportará Europa y 26.000 millones el FMI
  • El Gobierno luso admite que el país sufrirá dos años de recesión

    Los expertos de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se han esforzado este jueves en justificar los recortes que han impuesto a Portugal a cambio de acudir a su rescate y evitar su bancarrota. Recortes que jibarizan el Estado y los derechos de los trabajadores y que, aunque acaban de ser presentados oficialmente en Lisboa por los burócratas de Bruselas y Washington, eran conocidos desde que este miércoles corriera como la pólvora por Internet el borrador del plan de ajustes. Consejos alemanes para Portugal: es el momento de vender sus reservas de oro.

    "Es un programa completo que hace frente a los problemas y hará que la economía portuguesa sea más sostenible y competitiva, e impulsará el crecimiento y el empleo", ha asegurado Jürgen Kröger, el jefe de la delegación de la Comisión Europea.

    Recesión y más paro

    Sin embargo, el ministro portugués de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos anunció por la mañana, al término del Consejo de Ministros que aprobó formalmente el acuerdo, que el país estará en recesión durante los próximos dos años, durante los cuales el Producto Interior Bruto (PIB) se contraerá cerca de un 2%. Y añadió que la tasa de desempleo será del 13% en 2013, frente al 11,1% del último trimestre de 2010.

    "Hay que ser honesto con el pueblo portugués: es un programa duro, pero justo", aseguró Kröger. "Es duro pero realista", dijo por su parte Poul Thomsen, jefe de los expertos enviados a Bruselas por el FMI. Ambos aseguraron que el programa protegerá a los segmentos "más vulnerables de la población". Thomsen explicó que este programa permitirá a Portugal estar "fuera de los mercados algo más de dos años, balón de oxígeno sin el cual el ajuste hubiera sido más rápido y más duro".

    El plan obliga a Portugal a, entre otras exigencias, reducir a la mitad el periodo durante el que los parados pueden recibir el subsidio de desempleo (cae de tres años a 18 meses); a reducir las pensiones de más de 1.500 euros mensuales; a un aumento generalizado de impuestos; recortar los gastos en Sanidad y Educación; a reducir 8.000 puestos anuales de funcionarios; a impulsar la competencia y la liberalización de sectores como las telecomunicaciones y los transportes; y a acelerar las privatizaciones de empresas como la aerolínea TAP, los aeropuertos, las energéticas EDP y Galp, Correos, y el banco BPN.

    El coste del rescate

    A cambio, la ayuda exterior que se irá entregando de manera escalonada a lo largo de tres años sumará préstamos por un total de 78.000 millones de euros, de los que 12.000 millones se destinarán para apuntalar a los bancos portugueses. 52.000 millones los aportará Europa, y los 26.000 millones restantes, el FMI. Europa exigirá tipos de interés por encima del 5%, y el FMI de entre el 3,25 y el 4,25%, aunque todos estos niveles son teóricos y dependen de la evolución de los mercados. El cumplimiento de las condiciones y la capacidad de Portugal para hacer frente a la devolución de su deuda será objeto de evaluaciones trimestrales.

    Si nadie se sale del guión escrito a mediados de abril por los ministros europeos de Economía y Finanzas, la intervención debería ser definitivamente aprobada este 16 de mayo, y el primer tramo de las ayudas a Portugal serán inyectadas antes de que a mediados de junio el Estado deba hacer frente a un vencimiento de deuda pública para el que carece de recursos.

    La mayor incógnita aún por despejar es si los populistas finlandeses lograrán que su país vete el acuerdo, lo que obligaría a improvisar un plan B ya que poner en marcha el mecanismo de rescate necesita de la unanimidad de los 17 países del euro. Eslovaquia también podría zancadillear la operación; ya negó su ayuda a Grecia aunque posteriormente la prestara a Irlanda.

eleconomista

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