Se está hablando del tema, pero poco, muy poco: de la reunión del Ecofin del 7 y 8 de Mayo del 2010, la reunión que marcó el inicio del crash del 2010, la reunión en la que se puso sobre la mesa que no era posible continuar con los estímulos porque era imposible salir de la precrisis a base de inyectar fondos en una economía que ya estaba hiperendeudada, la reunión que dio la vuelta a la tortilla poniendo el acento en la estabilización, en el recorte, en compensar las caídas de una recaudación que no podía crecer debido a que la actividad estaba yendo a menos con más impuestos medievales: aquellos cuya elusión es imposible. Se está hablando pero poquísimo.
Para España significó pasar de un mensaje basado en ‘el milagro es posible’ a otro sustentado en ‘el sacrificio es lo único viable’, un sacrificio que, se dijo, era exigido por unos entes denominados ‘mercados’ (nadie ha explicado nunca porqué esos entes pasaron en 48 horas de exigir unas cosas a exigir otras) y que aquí se materializó en cuatro puntos muy simples, que se vistieron con oropeles y celofanes que no aportaban nada pero que distraían de lo único cierto: la situación horrorosa en que se hallaba -se halla- la economía del reino: teniendo que pagar una deuda de 4.000.000.000.000 de euros.
Los cuatro puntos. Se puso en marcha una reforma laboral de cuyo objetivo declarado nadie se acuerda: reducir la temporalidad, pero cuyo fin real era y es diáfano: disminuir los costes laborales, no sólo los salariales, distinción fundamental, a fin de ganar una competitividad que no puede ganarse a base de valor añadido.
Se empezó a hablar de una reforma de la negociación colectiva en la que se introdujeron unos razonamientos filosóficos de una complejidad Kantiana, todo para llegar a una sola cosa: acabar con la cláusula de ultraactividad, el resto de pretensiones, o se derivan de lo dicho o son pura parafernalia. Esto aún está en proceso de cocción pero faltan días: los que, pienso, separan el día de hoy del 22 M.
También se puso en funcionamiento algo denominado reforma de las pensiones, también con mucha literatura pero con un fin muy concreto: reducir la pensión media y garantizar poder continuar reduciéndola en el futuro a medida que las cosas vayan yendo peor, es decir, a medida que los ingresos para pensiones vayan disminuyendo como consecuencia del aumento del desempleo y/o la caída en los salarios de quienes trabajen.
Finalmente se completó en círculo con aumentos de ciertas figuras tributarias -medievales, sí- y, cosa importante, se dejó la puerta abierta para continuar subiendo las que fuesen necesarias según las circunstancias.
Pienso que la Historia Económica que se haga en el futuro analizará con detenimiento ese cambio de enfoque: el tomado en Mayo del 2010, pienso que lo hará porque es algo nuevo: cambiar de caballo a mitad del derby, lo normal era cambiar tras la carrera: al ver que no se había ganado: el New Deal se implementó tres años después de iniciada la crisis, pero esta vez se hizo de forma parecida a como si Roosevelt hubiese actuado en 1930. ‘¡Mejor!’, dirán algunos, sí, apunto yo si se hubiesen enfocado las cosas de manera adecuada, pero no: en vez de dejar el Ferrari en el garage (no es una errata: está en Francés: queda mejor) y coger el metro, al Ferrari se le han instalado unos pedales que no hay quien mueva.
‘España no es Portugal’, se argumenta, sin embargo y en proporción, la deuda española es mayor que la portuguesa. ‘Pero España está mejor que Italia’, sin embargo se omite que no hay una Italia, sino dos, y que ojala España tuviese una zona como la se halla al Norte de Lombardía.
Se está hablando de un aniversario que, en realidad, no lo es. España actuó como tenía que actuar cuando así debió actuar, cuando eso acabó España ha pasado a hacer lo que ahora tiene que hacer. España lleva siglos haciendo lo que los demás le dicen que tiene que hacer, y por ello está excluida de las estructuras de primer nivel: España no es miembro del G-7, ni es miembro de pleno derecho del G-20, pero es que España ni siquiera fue invitada al Congreso de Viena, el equivalente de antes de estos mítines de ahora.
España no será rescatada porque no caerá, y no caerá porque no debe caer: la polvareda que levantaría tendría consecuencias que nada aportarían a quienes podrían forzar su caída. Pero España va tener que sanearse, que reducir su humo (¿el 20%, el 30% de su PIB), y tiene que devolver lo que debe, sin rescates, pero tiene que devolverlo, o, al menos, una parte.
Esta crisis, no se olvide, es sistémica: el modelo se ha agotado y uno nuevo ha de ser puesto en marcha, lo malo es que el tiempo de algunos se acabó: el de Portugal, el de Grecia, el de otros está dejando de existir: los BRIC, el de muchos ni siquiera ha existido: los subdesarrollados de siempre, y el de otros está empezando a ser contado de otra manera: el de USA. ¿Y el de España?, pues pienso que ni sí, ni no, sino todo lo contrario; ¡casi nada!.
De nuevo: los problemas del euro (los de todas las divisas, en el fondo) son los de sus países, pero los de éstos tienen un doble origen que se interpenetra: la porquería que acumulan las entidades financieras que pastorean sus territorios y las deudas impagables que inundan sus economías; en la cúpula la unión de ambas entelequias se une en una única manifestación: la crisis sistémica a partir de la que emana todo lo demás: caída de la actividad, desempleo del factor trabajo, hundimiento de la recaudación, empobrecimiento, …
Nuevo plan de ayuda a Grecia: la máquina del tiempo: Latinoamérica 1990: la refinanciación de la refinanciación de la refinanciación; al Consenso de Frankfort se le ha acabado el tiempo.
Tiempo …
“Veinte años de estar juntos
Esta tarde se han cumplido”.
(Patxi Andion, ‘20 Aniversario… Palabras’, del álbum ‘Once canciones entre paréntesis’, 1971)
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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