Este año la Ministra de Economía del Reino de España ha estado en una sesión ‘a puerta cerrada’ que llevaba por título “Creando un crecimiento económico sostenible” (El País del 28.01.2011, en su Pág. 25, publica una entrevista con la Sra. Elena Salgado, sugerencia: léanla). (Entre nosotros: ¿qué debe entenderse, hoy, por ‘crecimiento económico sostenible’?, ¿cómo casa un crecimiento económico sostenible con 4,697 millones de personas desempleadas?).
La persona que ocupa la cartera de Economía (tendría que ser ‘que lleva’, ¿no?) en unos momentos como los actuales en un país como España, independientemente de su color político, lo tiene muy crudo: tiene que convencer de un montón de personas que España va a poder hacer lo-que-sea-que-ese-montón-de-personas-le-digan-que-tiene-que-hacer y, además, tiene que vender a la opinión pública de aquí -a los votantes- que eso-que-España-tiene-que-hacer es lo que más le conviene hacer.
Y ‘los mercados’ siguen sin fiarse de España, ¿a quién le extraña?. ¿Cómo se van a fiar los mercados de España si en España había al empezar este año 4,697 millones de desempleados y si las cuentas de España mostraban un déficit del 9%?. Esos mercados que han de continuar financiándonos han de creerse que España va a poder pagar los intereses y que va a seguir conservando una estructura financiera en orden y lo más sana posible, pero las posibilidades de crecimiento, es decir, de generación de actividad, lo cierto es que no lo garantizan excesivamente.
Dijo la Señora Ministra: “La imagen de España ha mejorado en Davos respecto a la anterior edición, y mejorará aún más cuando se conozcan los detalles del acuerdo sobre pensiones” (misma fuente). Veamos, ¿la imagen de España mejorará cuando los mercados sepan que ya está aprobado que la tendencia de las pensiones españolas es a la baja?. Si es así … lo que indicaría el razonamiento es que las posibilidades de mejora que los mercados otorgan a la economía española son bastante mínimas: la mejora es el empobrecimiento para poder pagar lo que se debe.
M. Jean-Clude Trichet, por su parte: “No hay contradicciones entre un camino decidido hacia la responsabilidad fiscal y lo que es necesario para sentar las bases de crecimiento”. (Misma fuente). ¿Del crecimiento entendido como ‘incremento de PIB’ independientemente de cómo el PIB crezca, de cómo como se halle el entorno social y de la situación de la que se parta?. Si en los dos años siguientes, por decir algo, el PIB decrece el 20% y al tercer año crece el 1% en una atmósfera de pobreza y atraso, ¿se habrá cumplido el objetivo?.
Y Mr. Simon Johnson, del MIT: “ (…)toda esa cultura de casino fue consecuencia de la desregulación” (El País 29.01.2011, Pág. 25). Pero no se dice que la eliminación de la regulación fue imprescindible para crecer, es decir, para que las entidades financieras pudieran hacer lo que hicieron, y eso que hicieron permitió el crecimiento de los años de ‘el mundo va bien’.
La conclusión final de Davos 2011: unánime: en Davos no hay disensiones, no podía ser otra: el optimismo: la crisis ya ha acabado; y yo pienso que no, pienso que este es el mensaje que se da -que se vende- a la población, a una población lastrada por una deuda que ya arrastraba y a la que tendrá que sumar la nueva deuda generada por los rescates monstruosos de entidades financieras y planes de estímulo de, pienso, nula eficiencia: el 39% del PIB de la UE se ha gastado en esas cosas (por cierto, ¿qué partido político de qué país escribió en el programa con el que concurrió a las últimas elecciones que iba a hacer algo como lo que ha hecho?), una población a la que se le está recortando el modelo de protección social porque no se puede pagar, una población cuajada de desempleo y/o subempleo y cuyas remuneraciones cada vez van a tener que atender a más tasas y a unos precios más elevados de unos bienes elaborados a partir de unas commodities cada vez más escasas. ¿Debe sentirse muy optimista alguien con un panorama como ese ante si?.
Mensaje optimista porque … ¿por qué?, ¿en qué ha basado su optimismo Davos 2011?. De entrada, pienso que ese optimismo no es tal debido a la base sobre la que la salida de la crisis se sustenta: en replicar en los BRIC, y en el Sudeste de Asia, y en gran parte de América Latina el esquema que llevó a la crisis de la que en Davos se da por acabada: el hiperendeudamiento de la población para megaconsumir.
La crisis, pienso, justo acaba de empezar. Hoy los procesos económicos del planeta son humo prendido en el aire con deseos de volver a ‘lo de ayer’, pero el modelo ya se manifestó agotado en el 2007, y desde entonces hemos ido ‘empujando los días para que pasasen los años’, de tal modo que hoy todo lo que nos sostiene se aguanta en el espacio con esos deseos de volver a hacer lo que se hacía ayer. Pero la verdad es que las deudas no se pueden pagar, el exceso de capacidad productiva es inabsorbible, a la economía USA ya no se le puede sostener durante más tiempo, la capacidad de generación de PIB de los BRIC no soporta una deuda equivalente a la que propició ‘el milagro’ en ‘los ricos’, los recursos son escasos, y cada vez es menos necesaria una población susceptible de ser activa que procede de una población total que no cesa de aumentar. ¿Es ese un escenario para ser optimista?.
Mañana aparecerá un dato negativo en una pantalla de un ordenador de una entidad financiera, o en Argelia las reivindicaciones populares harán descender el flujo de gas que el país exporta, o un país latinoamericano dirá que el año pasado contabilizó mal sus exportaciones de bananas, o, de repente, será terrible e insoportable que Bélgica esté sin Gobierno, y todo se vendrá abajo porque esa cosa que ha sucedido se dirá que es crucial para que el mundo siga funcionando. Entonces saldrá alguno de los expertos que ha estado en Davos 2011 y dirá que se ha producido una recaída, y no: será la misma cosa que ayer era y que, sin que nos pidieran permiso, todos hemos pagado -y todos vamos a seguir pagando- para que pareciese que se estaba yendo.
Para acabar, una sugerencia: recorten, copien, esas frases que en el Davos de este año han sido dichas, guárdenlas para cuando la crisis se visibilice (¿en todo su esplendor?) y aparezcan los que las pronunciaron diciendo aquello de ‘Yo ya dije que esto aún no se había solucionado’. Ya saben: los hay que se apuntan al ni sí ni no, y también a todo lo contrario.
(Del desempleo hablaremos mañana).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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