martes, 22 de febrero de 2011

Sensación

Es sólo una sensación, pero intensa, muy intensa. Esta mañana, en una emisora de radio alguien hablaba sobre la economía de Catalunya: ‘Las empresas catalanas están yendo bien’, decía. Pero en el 2010 el PIB creció en Catalunya el -0,2% y la población desempleada aumentó el 6,8%, ¿cómo puede decirse algo así?. Aquí es donde se produce ‘mi sensación’. Estamos yendo, pienso, en Catalunya y en Baviera, en todas partes, hacia un escenario en el que el objetivo no será ‘avanzar todos’, ‘mejorar todos’ (eso ya se ha admitido que es imposible, oficialmente no, claro), por lo que quienes caigan -empresas, entidades, ocupados, deudas incobrables-, pues vale, pues qué pena, pero es lo que hay y hay que seguir, y quienes queden, mientras vayan quedando, pues a seguir y a funcionar, muchísimo más morigeradamente que cuando ‘el mundo iba bien’, claro, pero a continuar, y si mañana alguno de estos caen, pues quienes queden a seguir

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Es lo de la geometría variable y lo de la multivelocidad que ya hemos comentado, pero es más que eso. Esto son temas técnicos, aquello son vivencias, sociología básica, pulsiones personales: antes la idea era la de que todo el mundo tenía que ir a más, tenía que mejorar, ahora no, ahora quienes queden -porque sean necesarios o por lo que sea- genial, y quienes se vayan quedando por el camino, pues mala suerte: tal día hará un año.

Sí, tiene que ver con el egoísmo y con la insolidaridad, claro, pero pienso que sobre todo con la supervivencia: ‘ya es sabido y está admitido que no hay recursos para todos, ni empleos para todos, ni es posible toda la protección social que sería necesaria, por lo que como protestar no sirve absolutamente para nada, adaptémonos como mejor podamos, de vez en cuando demos un berridito para que se enteren que estamos aquí, conformémonos con lo que nos den porque más no va a haber, y quienes se queden al margen mala suerte’. Palabras bonitas, todas; hechos, los posibles: es lo que hay, y hay muy poco.

De cara a la gente, el todos-siempre-a-más funcionó porque era ilusionante: cualquiera podía tener lo que quisiera cuando lo quisiera, y que lo tuviese era bueno porque ello generaba PIB: se crecía; daba igual que el valor añadido unitario generado por esa gente variase muy poco o que el ir-a-más estuviese sustentado exclusivamente en el crédito puro y duro y que la consecuencia fueran unas deudas crecientes; todo iba bien, a mejor, y todo el mundo pensaba en todo el mundo, y todo el mundo era bueno, y todo el mundo se quería mucho, pero eso se acabó.

Escasez: ahí está el quid de la cuestión: las commodities son escasas, todas excepto una: el trabajo. Cuando se ha producido el retraimiento de la actividad, cuando el entrepreneurship ha ido a menos porque esa escasez de recursos ya no permite montar cualquier cosa que-seguro-que-irá-bien, las empresas inviables, las actividades por el momento posibles, se han puesto de manifiesto, con violencia: suele ser así, y quienes de momento subsisten, ‘van bien’.

Por eso la economía catalana va bien, y la texana, y la maltesa, y la coreana: van bien aquellos entes que han sobrevivido y hoy son necesarios; el Filosofía se diría que se está tomado al Todo por sus Partes. Deberíamos preguntarnos si esos entes serán necesarios mañana, pero no: eso ya se verá mañana. ¡Mañana!.

Esto, lo de que ‘lo que aguanta’ es la señal de que ‘en donde aguanta’ va bien, estaría relacionado con la máxima del modelo que viene, ya saben: ‘Lo necesario es lo importante’. Si el objetivo es optimizar porque los recursos son escasos y así van a seguir, la desaparición de entes e instituciones sería la de elementos no necesarios, con lo que se dejarían de gastar recursos escasos y lo que funcionase sería lo eficiente: la manifestación de que ‘la economía va bien’. Claro: el desempleo, es la parte no deseada del proceso, y alguna solución habrá que encontrar, pero eso ya se verá mañana. ¡Mañana!.

Estos días: los organismos internacionales: se está hablando de mejoras: pero la porquería que guardan las entidades financieras continúa ahí, y ahí siguen las deudas de empresas, familias entidades financieras y Estados, y el exceso de capacidad productiva. Agotado el modelo de crecimiento en los desarrollados se está exportando a los-que-ahora-se-llaman-emergentes, hasta que en ellos también se agote: lo hará mucho antes: el PIB per cápita es mucho menor, luego también lo es la capacidad de endeudamiento.

Se habla de mejora, pero es una mejora muy diferente a ‘la de antes’: ahora el desempleo, la pobreza, la exclusión y la marginalidad son mucho menos importantes porque crecientemente los desempleados, los pobre, los excluidos, los marginales van a ser menos necesarios, y para estos van a haber muy pocos recursos ya que estos colectivos no ayudan a mejorar la competitividad: en el proyecto de presupuesto USA se van a recortar gastos sociales porque … no ayudan a mejorar la competitividad. Unos colectivos que gastan y que aportan muy poco.

No, pienso que no estamos ante una reedición del darwinismo social. El darwinismo social decía que no había que ocuparse de quienes no prosperaban por si mismos debido a que éstos no eran útiles, y lo que ahora se da genera un ensombrecimiento que se instala en torno a quienes no son necesarios dando lugar a una zona en sombras en la que se entran esos no-necesarios y pasan a ser olvidados. Por ello quienes sí lo son, en aquellas zonas que sí se genera PIB, las cosas están empezando a ir bien, aunque sea sin afrontar los problemas de fondo, es decir, aunque sea de forma temporal. Y a medida que nuevas personas, o áreas, o empresas pasen a ser no-necesarias serán incluidas entre los olvidados.

Hace un par de días, en clase, una alumna acuñó un concepto que encuentro muy gráfico: ‘volver a empezar’. El modelo agotado, en crisis y, posteriormente, saneada la realidad al haber muerto todo lo que ya no tiene sentido en la nueva situación, es sustituido por otro nuevo al que se llega por la propia evolución de la realidad. Pero en este volver a empezar que abordaremos una vez superada esta crisis, a diferencia de lo sucedido en los años 50, no será para encarar una mejora continuada basada en supuestos que hoy sabemos imposibles, como la infinitud en la oferta de commodities, sino para entrar en una senda de optimización y eficiencia. Será otro volver a empezar, diferente, como todos. Pero eso será mañana. ¡Mañana!.

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(Más que quien está lo importante es que se ha hecho: el Grupo de los 17: ideas para mejorar el hacer económico. ¿Recuerdan que comentamos que íbamos hacia un progresivo y creciente poder de las grandes corporaciones?, pienso que esto es el principio: es otra sensación).

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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