La tasa de subempleo universitario en España es del 25% (no se le llama así, sino ‘situación de sobrecualificación’: ‘¿Por qué le llaman amor …?’). Mmmmmmm. Sobran universitarias/os o faltan puestos para que se ocupen estas/os graduadas/os?. La pregunta no es cualquier cosa: ¿es un problema de exceso de oferta de trabajo cualificado o de defecto de demanda de ese tipo de trabajo?. Y, ¿cómo se soluciona ese tipo de subempleo?. Incrementar la demanda de trabajo es difícil, complejo, caro: es necesario variar la estructura del PIB y cambiar el modelo productivo; la otra opción es más sencilla: decrementar el número de plazas universitarias ofertadas e introducir criterios de selección muchísimo más duros, tanto en centros públicos como en privados, mejorando la enseñanza, claro, y mucho, pero eso supone planificación. (Pienso que vamos por ahí: los recursos de que se disponen son limitados.
Por eso sería gracioso -si no fuese porque es trágico- oír ‘Hacen falta ingenieros’, se olvidan añadir: ‘que esté dispuestos a percibir 1.100 euros mensuales’ y a aceptar unas condiciones que nadie se hubiese atrevido ni siquiera a insinuar hace una década.
Lo que sucede con la población activa en posesión de un título universitario está en línea con lo que sucede con la población activa en general: la oferta de trabajo es superior a la demanda, y más lo será, lo que sucede es que a mayor cualificación más recursos ha consumido la persona formada para formarse, independientemente de que esa formación haya sido financiada con fondos públicos o privados: importante: a quien pertenezcan los recursos es indiferente; y eso que son escasos.
Y claro: la productividad de la persona subempleada no es más elevada que otra que cuente con la cualificación idónea para el puesto de trabajo que desempeña, ¿a quién le extraña eso?: es una pura cuestión de expectativas.
¿La culpa de esta historia?, pienso que no es de la Universidad sino de la falta de demanda de trabajo. Tras el Franquismo, y por órdenes de instancias superiores, la Universidad fue abriendo sus puertas, pero las abrió mal (también por órdenes de instancias superiores): si antes eran los hijos de los ricos o los de la clase media alta (y media: con sacrificios) quienes fundamentalmente accedían a ella, después fueron todos, pero no siempre los mejores, y nunca los que iban a ser necesarios; y con el tiempo se fueron formando unos polvos que han dado lugar a estos lodos.
A todo esto debe añadirse un tema que es feo y del que no se habla: ¿cuál es la calidad de las jóvenes y los jóvenes que aceden a la universidad?. Ya: existen pruebas de selección, pero también existe un número enorme de plazas a cubrir, claro: ‘En cada esquina hay una universidad’, como decía aquel, y España tiene el honor de contar con la mayor tasa de fracaso escolar de Europa en la enseñanza obligatoria: el 30%. Un cocktail complicado de digerir.
También otro tema del que nadie habla porque también es feo, muy feo: los conocimientos con los que una/un titulada/o sale por la puerta de su Universidad, ¿son los que deben ser según lo que está escrito en el papel de su título?, esto, evidentemente, tiene que ver con cosas tan delicadas como los criterios de valoración del centro universitario. ¿Sabían Uds. que la evolución de las cosas ha llevado a que un centro universitario con un elevado número de suspensos es sinónimo de centro con discutible calidad?: se supone que si el centro es excelente ha de conseguir formar titulados excelentes … independientemente de la calidad con la que esos estudiantes han entrado en el centro universitario (ya: ‘que los seleccione’, ¿y la oferta?, ¿y la demanda?).
Y otro más: las empresas se quejan de la falta de adecuación entre los niveles formativos de las licenciadas y de los licenciados de aquí y sus necesidades, y se quejan mucho. Bien, ¿por qué la flamante patronal CEOE con su nuevo presidente al frente no pone ese tema encima de la mesa, se comprometen, y piden luz y taquígrafos?. Hasta ahora se han quejado pero no lo han hecho, ¿por qué?, ¿porque también es un tema feo?.
Se habla de ‘temas pendientes’ es la economía española, en la sociedad de España, en las Administraciones públicas, incluso en la política, pero en esos temas no se incluyen algunos que hoy están pendientes y hace treinta años también lo estaban: la educación preuniversitaria, la universitaria, la postuniversitaria. España gasta mucho en educación aunque menos que otras economías occidentales, pero lo peor es que no gasta bien, e ignora problemas, o los aborda mal, por ejemplo el aluvión migratorio que el reino ha tenido en la última década, por ejemplo el nunca-definitivamente-abordado-tema de la Formación Profesional, por ejemplo la inadecuación entre demanda de tituladas/os universitarias/os y oferta de tales tituladas/os, por ejemplo la formación continuada en el entorno profesional: la española: de las más bajísimas de la UE.
En España se dedica a educación menos pasta de la que sería necesaria, lo que es un problemón, pero no es el único problemón de la educación y formación españolas; lo que sucede es que se trata de temas feos con una casi nula respuesta social: si se incrementa la cuota obrera de la Seguridad Social la gente se cabrea de entrada, pero se acaba tragando; que a una familia se le diga que su chica o su chico no tiene nivel suficiente para ‘ir a la universidad’, no, y eso tiene consecuencias para el partido político que gobierna cuando se dice.
En fin.
(The new stress tests de las entidades financieras: van a ser más duros, más estrictos que los del año pasado: entonces, ¿por qué no lo fueron aquellos?. Uds. leyeron aquí que aquellos no funcionarían, tomen nota: estos tampoco van a funcionar. Cierto, estos van a considerar las necesidades de liquidez aunque el dato no se publicará: ¿para que el personal no se acongoje?, ¿y la libertad de información?: no tiene derecho, quien tiene pasta depositada en una entidad financiera, a saber cuantos millonones precisa ‘su entidad’?. OK: quienes tengan que saberlo, lo sabrán, pero eso no resolverá EL problema.
Pienso que EL problema del sector financiero hoy es uno y sólo uno, todo lo demás, todo, cuelga de ahí: el valor con el que las entidades financieras tienen contabilizados sus activos: todos sus activos, no sólo los pisos, ¿es el que debe ser?. En los stress tests del año pasado los examinadores se creyeron el valor con el que las entidades financieras tenían contabilizados los activos que tenían, aquí y en todas partes, y en los de este año se lo van a seguir creyendo. ¡Piiiiiiiiiiiiii!: ERROR. Mientras no se aborde eso, aquí y allá, continuarán apareciendo sombras que tras unos días se convertirán en minimonstruos que, de momento, serán reducidos por Locomotoro, Valentina y el Capitán Tan, hasta que ya no puedan y llegue el monstruo gordo y se coma todas las galletas. Y es que cuánto más tarde en hacerse lo que hay que hacer con los activos de las entidades financieras, con más fuerza se estará llamando al monstruo).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
No iría mejor pocas universidades y que fueran los que realmente tienen ganas de estudiar y con ganas de valorarse luego.
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