¿Tiene sentido un Tesoro común europeo? Ventajas e inconvenientes
Eurobonos sí o eurobonos no. Es una de las polémicas más recientes en el seno económico de la Unión Europea, con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, como grandes detractores.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodriguez Zapatero (delante), el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker (derecha, detrás) y la canciller alemana, Angela Merkel, en junio pasado.
Las violentas presiones de los mercados, especialmente sobre algunos países (Portugal, España y Bélgica), con unos incrementos nunca vistos del coste de financiación, ha reavivado el debate sobre la conveniencia de crear un Tesoro único europeo, que mitigue los efectos de estos ataques a la región.
La necesidad de esta herramienta no es una idea nueva, se discute desde antes de la puesta en marcha del euro, aunque ahora la controversia ha alcanzado un punto álgido. En los últimos días, incluso el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ha tachado a Alemania de "simplista" y antieuropea por oponerse a dialogar sobre esta iniciativa, que habían propuesto el propio Juncker y el ministro de Finanzas de Italia, Giulio Termonti.
Hasta ahora, sólo se ha puesto sobre la mesa la idea de crear un eurobono, y no se ha hablado con detalle sobre cuál sería su hoja de ruta (financiaría hasta el 50% de las emisiones de los Estados miembros, pero podría llegar al 100% en determinados casos) ni de los compromisos que esto conllevaría. Eso sí, en un primer análisis, se ve claramente que los máximos beneficiados de una iniciativa de esta clase son los países periféricos, principal blanco de la desconfianza de los inversores, que podrían ver cómo se diluye la aversión al riesgo con los otros países de la zona.
Bien común
Pero si se analiza con detalle, podría haber más ‘ganadores’. El giro hacia una política fiscal comunitaria puede resultar una respuesta firme hacia unos mercados especialmente recelosos con el euro.
Además, esto también conllevaría contrapartidas para países más rigurosos y mejor tratados por los mercados como Alemania. “Podría vincularse a una mayor austeridad para los menos cumplidores hasta ahora”, explica Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thomson Reuters.
El economista francés J. Delpla y el alemán J. von Weizsäcker (que citan Juncker y Tremonti en su propuesta) señalan que podría reducir claramente los costes de financiación de la eurozona y supondría un mayor incentivo para no sobrepasar el límite de endeudamiento público del 60% del PIB que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). El Parlamento Europeo también ha señalado que aumentaría la liquidez en el mercado de deuda.
Además, según indica Crespo, no tiene por qué perjudicar a los más cumplidores que creen que se encarecería su endeudamiento. El Tesoro europeo se podría encargar de conseguir financiación y luego distribuirla a los países (según el histórico del coste de cada uno), con precios diferenciados. Asimismo, habría facilitado rescate de bancos en apuros (como se hizo en Estados Unidos), limitando las suspicacias de que lleven subvenciones encubiertas.
A su juicio, la creación de una agencia europea de emisión de bonos es el siguiente paso lógico tras la mayor intervención en el mercado de deuda del Banco Central Europeo (algo que está comenzando a ocurrir). Tras esto, a un medio plazo, llegaría la creación del Tesoro europeo como tal.
"Me parece una posibilidad a explorar, pero implica cambios en el Tratado, así que no veo que sea posible de manera inmediata", ha declarado Elena Salgado
Camino tortuoso
Sin embargo, el camino de la unión financiera no está exento de obstáculos. La propia vicepresidenta económica española, Elena Salgado, reconoció hace unos días: "Me parece una posibilidad a explorar, pero implica cambios en el Tratado, así que no veo que sea posible de manera inmediata".
Jesús Fernández-Villaverde, profesor de economía en la Universidad de Pensilvania (EEUU), también es escéptico sobre las posibilidades reales de un Tesoro comunitario.
“Una política monetaria común funciona mejor con una política fiscal común. Pero eso nos lleva a crear una autoridad supranacional muy poderosa que todo el mundo tiene que aceptar, para lo bueno y para lo malo. En Europa parece que estamos intentando cuadrar el círculo y la experiencia histórica es que estos experimentos de cuadrar círculos tienden a salir mal”, dice Fernández-Villaverde.
Santiago Carbó, profesor de la Universidad de Granada y asesor de la Reserva Federal de Chicago (EEUU), tampoco cree que este paso en la unión económica se vaya a dar inminentemente. “Hay una brecha política enorme que parece que impide un acuerdo de este tipo, los países no están dispuestos a ceder más soberanía, impuestos, responsabilidades…”, destaca.
Según indica el economista, para poner en marcha un plan de este calado es necesario hacer converger modelos económicos tan diferentes como puedan ser el alemán, basado en las exportaciones, y el irlandés, que creció al calor del 'boom' inmobiliario. “Mientras Alemania antes de la crisis superaba los límites del PEC porque sabía que conseguiría financiación, Irlanda y España fueron más ortodoxos y, pese a ello, ahora sufren la penalización de lo mercados”, explica.
Santiago Carbó, asesor de la Fed de Chicago cree que lo que es "ahora urgente es crear un mecanismo permanente para actuar en la crisis"
Además, se debería definir un modelo fiscal para todos los países. “No parece muy probable a corto plazo, con lo que está costando crear un mecanismo permanente para actuar en las crisis del euro, algo que ahora es realmente urgente para acallar las tensiones”, añade Carbó.
Desde Barclays Capital se apunta en la misma dirección. “El eurobono requeriría que se limite a la financiación de proyectos específicos o un cambio importante en la construcción de la política común, con unas transferencias en la soberanía que implicaría cambios en el Tratado y largos debates”, explica el banco en un comunicado.
Crespo, no obstante, advierte de que en el último año ya hemos vivido giros en la unión monetaria casi de esta profundidad. “¿Quién se podría esperar antes la creación de un fondo de rescate?”, concluye.
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