Se dice que la recuperación es débil y que, además, el desempleo es alto. Maticemos esto: la recuperación es débil porque el desempleo es elevadísimo y el subempleo creciente, y el desempleo es elevado porque la recuperación es anémica.
Esta situación no es nueva: Joan Violet Robinson lo expuso de cine, la diferencia estriba en que entonces todo estaba por hacer, la capacidad de consumo era infinita, el Estado podía demandar lo inimaginable, las entidades financieras habían vuelto a la casilla de salida, y se suponía que la disponibilidad de commodities era ilimitada. Por eso el nuevo modelo que trajo aquella crisis sistémica, la Gran Depresión, fue por ahí.
Hoy existe un exceso de capacidad productiva que es inabsorbible, la capacidad de endeudamiento de personas físicas y jurídicas se halla agotada, por lo que la de consumir (la Inversión es un consumo) lo está también. Los Estados lucen unos déficits descomunales, cada vez es necesaria menos población activa, las entidades financieras tienen en sus balances unos agujeros negros que fagocitan cualquier dinerillo que se les aproxima. La situación hoy es estructuralmente semejante a la que existía en los años 30, pero por las diferencias existentes con aquella esta crisis sistémica se tiene que superar con un modelo que no puede ser igual al que entonces se puso en marcha: ha de ser distinto al anterior, como ha sucedido siempre que una crisis sistémica se ha producido.
Aún no se ha llegado hasta ahí, pero cada vez falta menos (pienso que, posiblemente, ello sea debido a que el nuevo modelo, a diferencia del anterior, va-a-menos: el sistema ya es viejo: el sistema ya es viejo y se está agotando, y cuando eso sucede se auguran cambios ultra radicales: recuerden todo lo sucedido a partir de 1760.
Hoy la postura óptima es la de no-necesitar: como no se puede seguir estando como se estaba, ni haciendo lo que se hacía al estar agotadas TODAS las capacidades de endeudamiento y ser insostenibles los ritmos de consumo de commodities que se mantenían, la vía pasa por no-tener-que: pedir / consumir / gastar. Es otro modelo, ya: en eso estamos.
La manifestación de esa ¿actitud? son los recortes de gastos: públicos, privados, pero la metodología es la de ir formando una estructura que prepare la base del nuevo modelo: la eficiencia.
Evidentemente, pienso, no sólo no volverá a utilizarse la capacidad, productiva excedentaria sino que dejará de utilizarse capacidad productiva ahora en uso. Insisto en la idea: no se trata de ‘usar más’, sino de ‘no necesitar usar tanto’ (y usar mejor lo que se usa); una idea muy budista, ya. ¿Curioso?, no sé.
Se dice: ¡Falta población!. ¡Falta población! A pesar de que en las economías desarrolladas la productividad no cesa de aumentar y los recursos públicos de reducirse, y de que en las subdesarrolladas sucedan cosas como que las que suceden en Egipto. En la tierra de los faraones cuentan con una población de 80 millones de habitantes de los que el 40% viven con menos de 2 USD/día, y eso teniendo en cuenta que una hogaza de pan tiene un precio, hoy, de 0,42 USD, insisto: hoy: imaginen mañana cuando las commodities se hagan más escasas.
Insisto en la idea: se proclama que en el planeta falta población cuando, en un país, una hogaza de pan se lleva, como mínimo, el 21% de los ingresos diarios del 40% de la población de ese país. (La base de los datos utilizados: El País Negocios del 07.11.2010). España es un país excéntrico, y me estoy refiriendo a su posición geográfica, a su posición geográfica respecto a lo que es el centro de Europa: Borgoña, Renania. En los siglos XII y XIII, la Liga Hanseática, en el Norte de Europa, hasta Londres; en el XV y XVI, en Inglaterra, los Merchant Adventures. Lo-que-aún-no-era-España quedaba muy lejos de eso: la Batalla de las Navas de Tolosa: siglo XIII, en el XIV, en Castilla, su Primera Guerra Civil, en Cataluña, en el XV, su particular Guerra Civil.
España, o lo-que-iba-a-ser-España, siempre ha ocupado una posición excéntrica: en el fondo, en el pasado, sus guerras civiles fueron un enfrentamiento entre la naciente burguesía urbana comercial y los terratenientes absentistas: ya saben quienes ganaron. Y ni siquiera se supo/quiso aprovechar lo que se encontró: vergeles y huertas de regadío jalonaban amplias zonas de Andalucía: fueron convertidas en pastos y en secano por los que ganaron, en el Renacimiento.
El resto de la historia ya es conocida: la plata de América, la Contrarreforma, los Tercios de Flandes: esa fue la película de España en los siglos XVI y XVII; la Compañía Inglesa, la Francesa, la Holandesa, de las Indias Orientales; John Locke y los primeros ladrillos del Enlightenment esa fue la de otros. Y en el XVIII, la Revuelta de las Capas y los Sombreros, la Lotería, los lamentos de los Ilustrados, en España, contra la era de las nacientes manufacturas y del comercio en expansión. Un siglo después, la Desamortización de Mendizábal, tres guerras civiles, una deuda pública inconmensurable, aquí, la Revolución Industrial allá. Y otro más: casi el actual.
Pienso que no es que España haya perdido trenes, es que ni siquiera han pasado por aquí. Ni trenes, ni carros de transporte, ni tecnología: ¿piensen en un hecho industrial innovador desarrollado por una empresa española a partir de un descubrimiento español, entre 1800 y 1950?. Cuando en el Imperio Alemán ya se estaba trabajando el aluminio, en Málaga se continuaban envasando manualmente las pasas en bolsitas. ¿Se extrañan de que España tuviese en el 2006 la productividad que Suecia tenía en 1975?.
El de España es un retraso histórico, claro, pero es mucho más que eso. Es un tema de actitud, de postura, pero también de posición. Tras las oscuridades generalizadas de la Alta Edad Media España, mientas el juego se hizo en el Báltico y en el Mar del Norte, se quedó al margen; luego, cuando el juego bajó al Mediterráneo Cataluña pudo jugar: no demasiado; después, cuando llegó la oportunidad: el Atlántico, faltó mentalidad, y visión, y capacidad; después ya fue demasiado tarde. ¿Se extrañan de que sea ahora, cuando el desempleo está creciendo, el momento en el que aumente la productividad?.
¿La mayor prima de riesgo que España ha de pagar?. ¿A quién puede sorprender?.
La barra libre del Verano, el empecinarse en ni mencionar la sobrevaloración de activos financieros, el segundo plan Obama, la guerra de divisas, la de pasivos, los rescates forzados y forzosos, el considerar necesario diseñar un protocolo para el tratamiento de futuras crisis, el mencionar la posibilidad de que una economía del área euro suspenda pagos, asumir que el desempleo del factor trabajo va a permanecer durante mucho tiempo siendo elevado, el mirar hacia otro lado, todo eso es el crash. No ha habido, no habrá ningún derrumbe, ninguna muchedumbre se lanzara a ninguna calle de ninguna ciudad como en el 29: tampoco los crash son idénticos. Este Verano el modelo vio que las cosas no podían ser resueltas como hasta ahora se estaban resolviendo: este fue este crash, a partir de ahora la caída, suave, con poco estrépito.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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