Europa acumula diecisiete meses con los tipos en mínimos, o dieciocho, si se tiene en cuenta que no se espera que el BCE mueva ficha. En el horizonte se divisan, como mínimo, otros catorce meses sin movimientos en el precio del dinero. Mientras tanto, Estados Unidos dilata su política expansiva, y tanto las economías emergentes, como algunos países desarrollados mueven las fichas de las subidas.
Tras la reunión de la Fed, que continua apostando por la flexibilización económica, les llega el turno al Banco Central Europeo (BCE) y al Banco de Inglaterra. En principio, la decisión del organismo monetario americano no debería afectar al europeo más que por el hecho de que “vivimos en un mundo un los tipos de cambio flexible”, como reseña José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
Asimismo, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, asegura que no concibe “una relación en la gestión de la política monetaria entre Estados Unidos y Europa. Con los mismos problemas de fondo, pero de diferente intensidad”.
Iván Comerma, director del área de tesorería y valores de Banca Internacional-Banca Mora (BIBM), añade, además, que la reciente victoria de los conservadores en Estados Unidos, pone presión a las nuevas medidas de flexibilización cuantitativa (Quantitative Easing 2, o QE2, según sus siglas en inglés) de la Fed, así como a la expansión del gasto publico en Estados Unidos. “Esto supone un riesgo serio a la recuperación económica en Estados Unidos, y creo que en el 2011, hablaremos de políticas de austeridad en este país”, asegura.
División interna
En cualquier caso, al BCE le favorece que sea Estados Unidos quien tome el camino heterodoxo en lo que a política monetaria ser refiere, con inyecciones masivas como la de ayer de la Fed. “Esto evita que el BCE tenga que tomar medidas para las que ni esta preparado ni para las que va a haber consenso”, destaca Comerma.
En ese sentido, hay que tener en cuenta que si Alemania prefiere la austeridad, los países periféricos apuestan por medidas similares a las de la Fed. O lo que es lo mismo, la división dentro del BCE es cada vez más evidente. Y es que para ver subidas de tipos en Europa habría que esperar a que la economía alemana u otras de peso, como la francesa, entren en un proceso de crecimiento sostenido y sostenible, como menciona Víctor Alvargonzález, director general de Profim.
Pero para que esto se produzca debería pasar un año como mínimo. “Aún así está por ver si ese crecimiento genera tensiones inflacionistas, porque no tiene porqué ser así”. Y si no se producen tales tensiones, prosigue Alvargonzález “es posible que el BCE se relaje un poco y espere algo más de tiempo, dado que países como España o Grecia tardarán mucho más tiempo en volver a la senda del crecimiento y una subida de tipos daría la puntilla a sus maltrechas, y probablemente deflacionistas, economías”.
El euro, variable de ajuste
Una de las variables de ajuste de los tipos será el euro, según coinciden todos los expertos. “Con un euro a 1,40 dólares, y con posibilidades de 1,50 en breve, los tipos no van a tocarse en el corto plazo, y yo diría que durante todo 2011”, puntualiza Iván Comerma.
Sin subidas en el horizonte
Todo esto hace que se dilate la política de tipos bajos instalada en Europa desde que en mayo de 2009 tocaran su mínimo histórico en el 1%. Hasta el punto de que Martínez Campuzano no espere subidas de tipos hasta el último trimestre de 2011. Además, estás serían “de escasa magnitud, no más de 0,25 puntos básicos”.
Una de las variables de ajuste de los tipos será el euro, según coinciden todos los expertos, que tampoco avistan subidas hasta finales de 2011. “Con un euro a 1,40 dólares, y con posibilidades de 1,50 en breve según indican los analistas, los tipos no van a tocarse en el corto plazo, y yo diría que durante todo 2011”, puntualiza Iván Comerma.
Desde Profim también alejan rotundamente del horizonte cualquier tipo de encarecimiento del precio del dinero en Europa. “Ninguna economía europea está ni necesitada, ni en condiciones de subir tipos de interés”, apunta su director general, que se muestra aún más tajante al manifestar que según su firma “el BCE lo que tendría que hacer es bajarlos”, puesto que “su misión es mantener la estabilidad de precios, lo que significa que también debería estar vigilante ante el peligro de deflación, como hace la Fed, y no estar tan obsesionado con una inflación inexistente”.
El discurso que se espera del BCE no depara muchas sorpresas y todo apunta que será el mismo de las últimas reuniones y, por tanto, estará centrado en vigilar la inflación. Ahora a lo que habrá que estar atentos es a cómo y a qué ritmo se retirarán las medidas extraordinarias de liquidez. “Aquí tampoco espero sorpresas”, dice Iván Comerma, “simplemente una retirada paulatina, ya que es evidente que el mercado interbancario y la financiación mayorista todavía no esta restaurada”,
Es decir, Europa va a un ritmo diferente que Estados Unidos, donde apuestan por una política expansionista que fomente el crecimiento económico, como ayer demostró la Fed, según explican desde Intermoney. “Debería haber una coordinación de política monetaria, pero no la hay”, indica Díez.
Dos caminos para dos velocidades
“La economía mundial se presenta en dos velocidades”, señala José Luis Martínez Campuzano, y “esto es positivo si facilita los ajustes de los desequilibrios externos”. Y es que mientras que en Estados Unidos se continúa flexibilizando la economía, otros países como los emergentes, e incluso, algunos desarrollados ya están subiendo los tipos.
Los casos más recientes que reflejan esto son los de Suecia, Australia o la propia India, que han subido los tipos en la última semana. “Las economías emergentes están en otra guerra”, apunta Víctor Alvargonzález. En el caso de Australia “es algo más que una economía emergente, pero depende mucho de las economías emergentes”.
El director de Profim también explica que “el cuadro macroeconómico de las economías emergentes es justo el contrario del de las economías desarrolladas. Donde aquí hay recesión o crecimiento puramente testimonial allí hay crecimiento robusto. En las economías desarrolladas la inflación no es un problema y en cambio la deflación podría serlo. En las economías emergentes el problema es la inflación. Y suma y sigue, desde en temas presupuestarios hasta creación de empleo”.
fuente: http://www.expansion.com/2010/11/03/mercados/1288790280.html
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