viernes, 26 de noviembre de 2010

De Dublín a su bolsillo: así le afecta la crisis de Irlanda

En 2011, el Estado destinará 585 euros por español al pago de intereses

Las hipotecas de alto riesgo o 'subprime' trajeron consigo una lección inolvidable: en el mundo actual, cualquier problema económico, por lejano que parezca, puede acabar colándose en casa, en el salón, en el comedor. En el bolsillo. Y la crisis de la deuda soberana de la zona euro, iniciada en Grecia y continuada en Irlanda, no representa ninguna excepción.

Sí, contiene conceptos etéreos como déficit fiscal o deuda pública, que en apariencia no tienen nada que ver con cuestiones mucho más terrenales que sí nos preocupan a todos, como el sueldo, la hipoteca o, sobre todo, el empleo

Pero precisamente todo esto es lo que está en juego por culpa de la crisis que sufre ahora la zona euro. Porque sus consecuencias son de lo más reales.

La financiación pública y privada será más cara

El primer impacto lo están sufriendo los costes de financiación. Al final, que suba la prima de riesgo de la deuda española significa que el Estado tiene que pagar más dinero para financiarse en los mercados, es decir, para emitir la deuda a la que debe recurrir para conseguir los recursos que necesita para cubrir el déficit público. Y esto se traduce en dinero contante y sonante.

Así, la partida de los Presupuestos Generales de 2011 correspondiente al pago de los intereses de la deuda se dispara un 18 por ciento, hasta los 27.400 millones de euros, con respecto a 2010. Vamos, unos 585 euros por español. O lo que es lo mismo, una cantidad equivalente a 2,5 de cada 100 euros que genera al año el conjunto de la economía española, una cifra que crecerá si se prolongan los problemas actuales. Un ejemplo. En la emisión de obligaciones a 10 años realizada por el Tesoro la semana pasada, pagó un interés medio del 4,61%.

Si la tuviera que sacar adelante ahora, el coste alcanzaría el 5,05%. Este incremento provoca que por cada millón de euros, el Estado destinaría 50.500 euros al pago de intereses, 4.400 más que hace una semana.

¿Y todo esto qué implica? Pues algo muy simple: el Gobierno ya no podrá emplear el dinero destinado a devolver la deuda para otros proyectos públicos (infraestructuras, colegios, I-D+i...), algo que repercute en el conjunto de la sociedad.

En paralelo, si al Estado le sale más caro financiarse, al sector privado le ocurrirá lo mismo. Y si la carga financiera de las empresas y los bancos crece, ese incremento o bien mantendrá 'cerrado' el grifo crediticio hacia los hogares o bien lo encarecerá. Ambos, efectos negativos para las finanzas personales.

Tarde o temprano... pagará más impuestos

Si cuando escucha, ve o lee noticias de la crisis de la deuda soberana tiene la tentación de mirar para otro lado, piénseselo dos veces. Porque esos problemas de los denominados países periféricos depararán que, tarde o temprano, usted acabará pagando más impuestos, bien sean directos (los que se cargan sobre su trabajo) o indirectos (los vinculados al consumo).

¿Por qué? Porque España ha adquirido el compromiso de reducir su déficit fiscal desde el 9,3% al que finalizará aproximadamente en 2010 hasta el 3 por ciento en 2013. Y ese esfuerzo, en un contexto en el que además cada vez resulta más difícil -y, sobre todo, más caro- financiarse en los mercados, provocará que el Gobierno busque más vías de ingresos. Como los impuestos.

La recuperación económica será más lenta

Otro impacto directo sobre el bolsillo: esta crisis alargará las consecuencias de las serias dificultades que atraviesa la economía desde 2007. O dicho de otro modo: demorará la recuperación.

Si los ciudadanos tienen menos dinero en el bolsillo porque deben pagar más impuestos o porque la nueva financiación que consigan resultará más cara, el consumo se resentirá.

Lo mismo ocurrirá con las empresas. Si suben sus costes de financiación y no crece su facturación, retrasarán las inversiones y, por tanto, la creación de empleo. En resumen, la crisis se alarga.

Menos 'efecto riqueza'

En noviembre, el valor bursátil de las compañías españolas ha menguado en 55.000 millones de euros. Y eso reduce la riqueza de las personas que tengan parte de sus ahorros en la bolsa.

Lo mismo ocurre con otras inversiones, como los fondos de renta fija. Es decir, la rentabilización del ahorro se ve penalizada. Otro problema para los hogares.

http://www.eleconomista.es/economia/noticias/2631758/11/10/De-Dublin-a-su-bolsillo-asi-le-afecta-la-crisis-de-Irlanda.html

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