"¿Qué como ha ido nuestro margen de intereses en España? mal, hemos evolucionado mal", explicó ayer el consejero delegado del Santander, Alfredo Saénz, que identificó como único lunar en las cuentas de septiembre los números que registra el área de Europa Continental.
Tras años de diversificación y de las últimas operaciones realizadas en México y EEUU, la red Santander y Banesto sólo aportan el 17 por ciento al beneficio del grupo y es donde se concentran los mayores retrocesos, acentuados este trimestre por lo que el banquero calificó de una "prudente" traslación de la nueva circular del Banco de España sobre provisiones.
La norma, que acelera el calendario y endurece las condiciones de provisiones para impagados e inmuebles, detrajo 472 millones netos del resultado atribuido del banco, lo que ha provocado un descenso del 9,8 por ciento en los resultados del grupo, y destroza la previsión para final de año, en la que se esperaba, hasta ahora, alcanzar una cifra muy cercana a los 9.000 millones de euros.
Esta noticia, sin embargo, dista mucho de constituir un signo de debilidad de la entidad, sino todo lo contrario. Sáenz explicó que ni optó por utilizar provisiones genéricas para minimizar el impacto, ni liberó garantías de inmuebles por valor de 725 millones de euros, una decisión que hubiera aportado a los resultados del banco 22 millones de euros extra en vez de provocar una minoración del resultado. Además, y para tranquilidad de los accionistas, ratificó el dividendo planificado sobre los resultados de este ejercicio, de 0,6 euros por título.
Así, y si se miran sólo los resultados recurrentes, el beneficio del banco hubiera descendido tan sólo un 2,8 por ciento en relación a los de doce meses antes y las previsiones se hubieran cumplido.
Si, también en la cuenta consolidada, se observa el margen de intereses, la diferencia entre lo que se paga y se cobra por los productos financieros, éste registra un incremento del 12,2 por ciento, indicador de que la debilidad de la crisis no alcanza a Santander (SAN.MC ) en lo que son sus mercados con mayor peso, con un Brasil pujante que aporta el 25 por ciento de los beneficios, y la combinación de Reino Unido y Sovereign (ya en beneficios) con alza de resultado del 38 por ciento.
No ayuda el ser español
"Ser español digamos que no nos beneficia", admitía Alfredo Sáenz al explicar que ninguna entidad, aunque sea global, puede escapar en los mercados mayoristas, donde el banco debe buscar financiación externa, del rating de la deuda ni del riesgo país al que pertenece. "Por tanto, no podemos tener una calificación mejor que la española".
En España, a pesar de la queja de Sáenz, el Santander tiene motivos para estar satisfecho. Para empezar, la caída del margen de intereses se cifra en un 6,4 por ciento, mucho menor que la media del sector, que más que duplica ese porcentaje y que, en algunos casos, roza el 50 por ciento.
La guerra del pasivo, que admitió ayer haber abierto con el lanzamiento en marzo del superdepósito al 4 por ciento, ha traído al Santander en España más de 37.000 millones de euros y le ha supuesto pasar de un cuota del 14,4 a l 16,5 por ciento. Hay aún un dato más contundente: tres de cada cuatro euros que se han invertido en depósitos en el último año España los ha acaparado el Santander.
¿Reeditará la batalla con otro producto de pasivo? Saénz, que dice respetar el consejo del Banco de España, que en uno de sus últimos informes pedía a las entidades que frenen la agresividad en depósitos, no descarta, sin embargo, una acción similar en el futuro: "Ya veremos lo que hacemos, todo dependerá de las circunstancias".
Lo que sí descarta es que se llegue a plantear un guerra similar en las hipotecas. "El crédito es una actividad que tiene que recuperar margenes y precio" por lo que no ve factible una pugna entre entidades.
Saénz, claro ganador en la guerre de los depósitos, quitó hierro a la polémica sobre una eventual competencia desleal por parte de cajas con ayudas públicas. "Con los depósitos estamos en una competencia probablemente exagerada, desbordada y desquiciada. Nosotros también". Pero matizó que esa competencia viene derivada de las necesidades de liquidez de algunas entidades, que se resolverá, espera, en los próximos meses. Y sobre la velocidad de las fusiones dijo que "también hay que valorar los cambios, como la nueva ley de cajas".
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