El coste del rescate de Anglo Irish podría superar los 35.000 millones y dificultar el objetivo de déficit
La causa del prolongado castigo que sufre la deuda soberana irlandesa tiene nombre propio: Anglo Irish Bank. Los problemas financieros de esta entidad, nacionalizada ya el año pasado, han contribuido a empeorar la percepción de Irlanda en los mercados y han desencadenado un encarecimiento imparable de la deuda pública del país. Los acontecimientos de las últimas semanas demuestran que Irlanda sorteó en falso la crisis de deuda soberana de la pasada primavera, cuando estalló el polvorín griego, y el mercado le recuerda ahora su gran asignatura pendiente: la solvencia de su sistema financiero, con el Anglo Irish Bank como problema más acuciante.
La agencia de calificación financiera Standard & Poor's advirtió ayer de que la factura del rescate de Anglo Irish Bank puede superar los 35.000 millones de euros que había previsto la propia agencia. Y a más dinero público para sanear la banca, más dificultades para cumplir los objetivos de déficit que marca el Pacto de Estabilidad. El costoso rescate del sistema bancario sería además motivo para una recorte adicional del rating de la deuda soberana, según reconocía ayer no sólo Standard & Poor's sino también Fitch.
La deuda soberana irlandesa está en la picota del mercado no sólo a causa de Anglo Irish sino también coincidiendo con que esta semana concluye el periodo de dos años fijado por el gobierno irlandés -en 2008, al inicio de la crisis- para garantizar todos los depósitos, bonos y determinada deuda de las seis mayores entidades financieras del país. Precisamente, la posibilidad de que el Gobierno dejara de avalar la deuda subordinada de Anglo Irish ha servido para alimentar la presión sobre los bonos del país en las últimas semanas. No en vano, el aval público es determinante para el conjunto de la banca irlandesa, ya que es la llave de acceso a la financiación del Banco Central Europeo, que acepta sus títulos de deuda como colateral.
El mercado espera ahora una señal inequívoca sobre los planes del Gobierno irlandés para su banca, que podría llegar esta misma semana. Tal y como le sucedió a España, la incertidumbre es sinónimo de una deuda cada vez más cara y sólo cuando la publicación de los test de estrés reveló el verdadero estado de salud de la banca española amainó la presión sobre la deuda soberana. El Gobierno irlandés, uno de los más aplicados en el recorte de gasto en el inicio de la crisis, ha adelantado que presentará en breve un plan de viabilidad para Anglo Irish, según declaró ayer su primer ministro, Brian Cowen. "Estamos decididos a hacer lo que sea necesario para lograr la confianza internacional", señaló. El crédito de Irlanda depende ahora de su banca, no ya del mercado laboral -la tasa de paro es del 13,6%- o de su productividad. "Irlanda tiene muchas fortalezas, como un mercado laboral flexible o un moderado ratio de deuda sobre el PIB", afirma UBS, aunque ello no sea suficiente para el mercado.
Portugal y la cuadratura de las cuentas
El embate sobre la deuda irlandesa no ha tardado en contagiarse a Portugal y en poner de paso en evidencia sus debilidades. Lo que empezó como coletazo del castigo a Irlanda ha cobrado fuerza y la prima de riesgo portuguesa se mueve ya en niveles similares a los de Irlanda, por encima de los 400 puntos básicos, mientras que la rentabilidad del bono a 10 años de ambos países supera holgadamente el 6%, cerca del 7% en el caso irlandés.
Esta segunda fase de crisis en la deuda soberana está haciendo mella con más intensidad sobre Portugal por lo reducido del tamaño de su economía y por los lugares comunes ya conocidos: déficit y endeudamiento elevados.
El déficit público portugués se amplió al cierre de agosto a los 9.190 millones de euros, una cifra que complica el objetivo previsto por el gobierno -pasar del 9,3% en 2009 al 7,3% este año- y que requiere un nuevo esfuerzo fiscal para lo que queda de 2010 según Barclays, una opinión compartida con la OCDE, que esta semana urgió a Portugal a acometer nuevas reformas y subidas de impuestos.
El Gobierno de Portugal, en minoría parlamentaria, afirma que el cumplimiento del Pacto de Estabilidad es un objetivo fundamental. Ahora tiene por delante el desafío de lograr el respaldo de la oposición para los Presupuestos de 2011.
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