Se supone que la burbuja del crédito y la gran recesión nos habían enseñado que hay que ahorrar más y gastar dentro de nuestras posibilidades. Parecía que había comenzado una nueva era de responsabilidad financiera. Pero esa era puede haber llegado prematuramente a su fin, de acuerdo con las cifras ligeramente alarmantes de ayer en EEUU sobre gasto personal en enero. El gasto subió el 0,5% pese a que los ingresos crecieron apenas el 0,1%.
Más preocupante todavía es que la tasa de ahorro, que se había mantenido por encima del 4% en los últimos meses (y que había llegado al 6% en la primavera pasada) ha caído al 3,3%. ¿Los consumidores han vuelto a las andadas? Sí y no.
La buena noticia, según Paul LaMonica de CNNMoney, es que no parece que la gente esté volviendo a endeudarse para financiar sus compras. De hecho, el crédito bancario sigue contrayéndose. Más bien parece que el aumento del gasto obedece a que los consumidores están utilizando esos ahorros construidos en los últimos meses. Y esa es la mala noticia, porque eso es lo que reduce la tasa de ahorro.
La mayoría de los economistas creen que los consumidores tienen que ahorrar más si queremos evitar otro desastre económico como el que hemos atravesado desde finales de 2007. Ahora bien, LaMonica opina que hay razones para la esperanza en la caída del ahorro de enero, porque significa que los consumidores se sienten lo suficientemente cómodos como para gastar dinero pese al nimio aumento de sus ingresos.
Y esto es importante porque es el gasto real -y no la confianza del consumidor tan nebulosa y volátil- el barómetro más importante del sentimiento de los consumidores sobre la economía. Por tanto, el aumento de enero es un pequeño paso en la buena dirección. Además, varias empresas comerciales, como J.C. Penney o Home Depot, han dado previsiones optimistas para el resto del año.
Diane Swonk, economista jefe de Mesirow Financial, cree que la tasa de ahorro seguirá bajando a medida que los consumidores gasten más, pero que eso es un mal necesario para que la economía se recupere. A más largo plazo, confía en que el ahorro vuelva a repuntar cuando la economía de EEUU se apoye más en las exportaciones.
Zach Pandl, economista de Nomura, llama la atención sobre que, si se excluyen de los ingresos los subsidios de paro, las ayudas fiscales y otras fuentes de renta, los salarios subieron el 0,4% en enero, su cuarto incremento mensual consecutivo. Si la gente gana más en su trabajo, se sentirá más proclive a gastar y eso ayudará a crear una recuperación sostenible.
Pese a todo, la retirada de los estímulos, la subida de la gasolina y la reticencia de los bancos a conceder créditos mantendrán bajo el crecimiento de la renta disponible, lo que seguirá frenando el gasto. "Gastar menos es lo más responsable y sería lo más beneficioso a largo plazo. Pero si la gente verdaderamente vuelve a ahorrar más y a consumir menos, nos podemos despedir de una sólida recuperación en los próximos meses", concluye LaMonica.
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