"Esta es una carta abierta para el presidente Obama: nos está fallando". Así de tajante y contundente se muestra Paul Farrell, uno de los columnistas más veteranos del conocido portal financiero MarketWatch. Hace un año la esperanza reinaba entre la población, y "el Yes, we can era el grito de guerra. Iba a ser el artífice del cambio después del fiasco Bush-Cheney. ¿Qué ha pasado? Simplemente hoy no vemos, ni esperamos ver, ningún cambio real en el que podamos creer", sentencia.
Según este experto, hay muchas razones por las que los historiadores calificarán la presidencia de Barack Obama, que hoy cumple un año de mandato, "de mediocre o incluso de un fracaso, si nos basamos en la brecha que hay entre las promesas electorales y la realidad del país un año después".
Pero Farrell no echa del todo la culpa a la gestión del presidente, ya que asegura que cuando la historia revise este período de crisis "lo calificará como un ciclo natural al más puro estilo de las tramas de Shakerspeare, un argumento marcado por el mismo dramático destino de todas las grandes naciones y civilizaciones".
El columnista afirma ser consciente de que "una oscura conspiración protagonizada por Wall Street, los consejeros delegados de las grandes compañías y Los 400 de Forbes (la lista de los más ricos de EEUU) controlan Washington, lo que te limita y manipula. Por eso, sabemos que no toda la culpa no es tuya", declara.
Obama interpreta su papel en este "drama shakespeariano" que se encuentra en su acto final, y tiene varias anotaciones en el guión que le hacen ser una decepción para los estadounidenses:
No tiene en cuenta la advertencia de John Adams: "Todas las democracias se suicidan"
"Recuerda que la democracia nunca dura mucho. Enseguida se desgasta, queda exhausta y se inmola. Nunca ha habido una democracia que no se suicidara", aseguró John Adams, el segundo presidente de la historia de Estados Unidos.
Y cuando una democracia se suicida, destruye con ella al capitalismo, el sistema que la hizo poderosa. Hoy no se es ni independiente ni libre.
No percibe el impacto que supone ser una 'vieja' democracia
"La media de vida de las grandes civilizaciones del mundo son unos 200 años. Cuando una sociedad tiene éxito se vuelve arrogante, corrupta, con exceso de confianza. Gasta más de lo que debe, se enzarza en costosas guerras, y la distribución de la riqueza se hace más desigual, por lo que crece la tensión social y la sociedad entra en decadencia", declaró recientemente Marc Faber, citando al conocido historiador escocés Alexander Tytler.
Pide sacrificios, pero se une al tren de la deuda de guerra masiva de Bush
En 2003, coincidiendo con la guerra de Irak, el historiador político Kevin Phillips publicó la obra Wealth and democracy, en el que alertó de que "muchas grandes naciones, cuando alcanzan la cumbre de su poder económico, se dejan llevar por la arrogancia hasta el punto de comenzar grandes guerras, desperdiciando muchos recursos y endeudándose".
Ahora, Farrell asegura que Obama se ha adaptado al rol que tuvieron o tienen Bush, Paulson, Bernanke y el Congreso.
No aprovecha el 'ahora o nunca' para concretar reformas del sistema financiero
El antiguo vicepresidente de la Fed, Alan Blinder, ya lo advirtió: "la oportunidad única de construir un sistema financiero más sólido y seguro se está desvaneciendo". Después de todo, sigue sin haber protección al consumidor, sin recuperarse la inversión en activos hipotecarios y sin haber regulación sobre instrumentos derivados, alerta Farrell, que apunta que así se está allanando el terreno para la Gran Depresión 2.
No ha escogido a un equipo capaz de cambiar las cosas
"El año pasado muchos le votaron porque temían que McCain escogiera a Phil Gramm como secretario del Tesoro", relata Farrell.Sin embargo "sus elecciones no sólo fueron de economistas keynesianos con reminiscencias de la época Reagan, sino que además dejó de reserva a un agente de cambio real, Paul Volcker, para escoger a clones de Paulson como Geithner o Summers. Y lo peor de todo: ha renovado a Bernanke, otro clon de Greenspan, que ni siquiera se da cuenta de que no sabe de qué va la cosa", critica el columnista.
Deja que los 'asesinos' congresistas y senadores se manejen a sus anchas
En lugar de mostrar liderazgo, "deja que el Congreso presente el show, una estrategia que puede valer a la hora de organizar algo a nivel comunitario, pero que en Washington me recuerda al viejo dicho de que los ladrones al final son los que controlan la cárcel", recalca Farrell.
Permite que los 'peces gordos' de la banca secuestren su presidencia
"En lo que respecta a la banca, Obama habla mucho y hace muy poco", afirmó recientemente el economista Peter Morici en el diario Baltimore Sun, que se lamentó de que "el gran talento político de toda una generación haya permitido que su presidencia haya sido pirateada" por ellos. Farrell está totalmente de acuerdo.
No protege a los inversores y dejar a Wall Street saquear el país
"Usted es el sueño de todo banquero de Wall Street, pero ha fallado a los 95 millones de inversores que hay en América", se lamenta Farrell, que señala que los ejecutivos financieros siguen "robando billones" y pagando bonus que son diez veces superiores que los sueldos de muchos americanos.
No ha evitado el 'síndrome de Hubris' que mata a los líderes americanos
El síndrome de Hubris, o síndrome de los políticos, es un mal que se dice que aqueja a las personas que conquistan grandes cotas de poder, y que se caracteriza por la avaricia, el exceso de confianza en uno mismo y la sensación de ser invencible de un modo incluso místico. Y Farrell asegura que ese virus nunca muere, sólo busca un nuevo organismo, y que muta con más rapidez en Wall Street.
No ve el excenario de bomba palpitante, la próxima gran crisis
Todo apunta a que los banqueros de Wall Street se van a volver a ir de rositas "y su status quo va a quedar prácticamente intacto", sentencia Farrell, que añade que es precisamente ahí donde empieza a gestarse la próxima gran crisis. "Os garantizo que los traders con mega bonus encontrarán nuevas formas de seguir haciendo grandes apuestas en el casino financiero tan facilmente como se las apañaron los bancos para, en sólo un año, convertir el dinero del TARP en jugosas primas para sus ejecutivos", alerta.
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