El empresario madrileño Francisco Hernando tiene paralizada en Alicante la maquinaria para sus proyectos en Guinea
LEVANTE-EMV VALENCIA ?
Francisco Hernando El Pocero, el constructor madrileño que quiso levantar una megaurbanización en la localidad toledana de Seseña ahora paralizada por la crisis económica, ha hecho realidad uno de sus mayores sueños: asistir con toda su familia a la botadura en Ancona (Italia) del Clarena II, el megayate de 72 metros de eslora que encargó a los prestigiosos astilleros CRN y que le ha costado 60 millones de euros pagados por adelantado. La botadura de esta lujosa embarcación contrasta, de manera sorprendente, con la marcha de los negocios de este empresario atípico surgido de la nada, incluso de la pobreza, y a quien hace apenas medio año se le atribuía una fortuna personal de 600 millones.
Pero llegó la crisis y los negocios inmobiliarios de El Pocero, como el de tantos otros empresarios de ese sector, se resquebrajaron. El pasado mes de junio, Hernando abandonaba su emblemático proyecto de Seseña. La alicantina CAM, principal acreedor de El Pocero con 500 millones, y otras tres entidades se tuvieron que quedar con 2.000 pisos para compensar el impago de los créditos. Fuentes oficiales de Caja Mediterráneo quitaron cualquier relevancia a la botadura del Clarena II en el sentido de que la entidad ha compensado la deuda que el empresario tenía contraída con ella a través de los mencionados inmuebles. "Con los promotores, todo lo tenemos cubierto con garantía real", aseguraron. Así que, si El Pocero se compra un megayate, eso es una cuestión personal. La caja no ha sufrido ninguna merma.
Lo cierto es que el empeño por el mencionado yate de superlujo contrasta con otros caprichos que el empresario madrileño ha tenido que ir dejando por el camino en los últimos tiempos. Así, El Pocero llegó a poseer una de las flotas privadas de aviones más grandes de España, de la que, en parte, tuvo que deshacerse en 2007 cuando los negocios empezaban a torcerse. Tuvo también una flota de automóviles de lujo. Y antes del Clarena II, fue propietario, hasta que lo vendió en 2008 al empresario Juan Miguel Villar Mir, de otro no tan enorme yate, denominado Clarena, de 46 metros de eslora y valorado en 25 millones de euros. En este 2009, Francisco Hernando puso en marcha un equipo para competir en la categoría reina del motociclismo, la Moto GP, en la que su piloto emblema era el catalán Sete Gibernau. Tras participar en varias carreras, al final se vio en la obligación de echar el cierre a la escudería por los problemas financieros en su grupo.
Paralizado en Alicante
En vista de que los negocios en España, con la crisis inmobiliaria, era cada vez más difícil que prosperaran, El Pocero, como otros empresarios de este sector, posó la mirada en el exterior. Concretamente, en la Guinea Ecuatorial del dictador Teodoro Obiang Enguema, un país con gran capacidad de crecimiento gracias al creciente descubrimiento de yacimientos de petróleo.
Allí se proponía levantar un gran complejo que incluyera 30.000 viviendas. Sin embargo, la ausencia de permisos por parte del régimen de Malabo ha provocado que la ingente maquinaria acumulada por el empresario para trasladarla al país africano lleve meses -en concreto, desde marzo- almacenada en las instalaciones del puerto de Alicante. Eso sí, pagando las correspondientes cuotas. Siempre le quedará el Clarena II.
Francisco Hernando El Pocero, el constructor madrileño que quiso levantar una megaurbanización en la localidad toledana de Seseña ahora paralizada por la crisis económica, ha hecho realidad uno de sus mayores sueños: asistir con toda su familia a la botadura en Ancona (Italia) del Clarena II, el megayate de 72 metros de eslora que encargó a los prestigiosos astilleros CRN y que le ha costado 60 millones de euros pagados por adelantado. La botadura de esta lujosa embarcación contrasta, de manera sorprendente, con la marcha de los negocios de este empresario atípico surgido de la nada, incluso de la pobreza, y a quien hace apenas medio año se le atribuía una fortuna personal de 600 millones.
Pero llegó la crisis y los negocios inmobiliarios de El Pocero, como el de tantos otros empresarios de ese sector, se resquebrajaron. El pasado mes de junio, Hernando abandonaba su emblemático proyecto de Seseña. La alicantina CAM, principal acreedor de El Pocero con 500 millones, y otras tres entidades se tuvieron que quedar con 2.000 pisos para compensar el impago de los créditos. Fuentes oficiales de Caja Mediterráneo quitaron cualquier relevancia a la botadura del Clarena II en el sentido de que la entidad ha compensado la deuda que el empresario tenía contraída con ella a través de los mencionados inmuebles. "Con los promotores, todo lo tenemos cubierto con garantía real", aseguraron. Así que, si El Pocero se compra un megayate, eso es una cuestión personal. La caja no ha sufrido ninguna merma.
Lo cierto es que el empeño por el mencionado yate de superlujo contrasta con otros caprichos que el empresario madrileño ha tenido que ir dejando por el camino en los últimos tiempos. Así, El Pocero llegó a poseer una de las flotas privadas de aviones más grandes de España, de la que, en parte, tuvo que deshacerse en 2007 cuando los negocios empezaban a torcerse. Tuvo también una flota de automóviles de lujo. Y antes del Clarena II, fue propietario, hasta que lo vendió en 2008 al empresario Juan Miguel Villar Mir, de otro no tan enorme yate, denominado Clarena, de 46 metros de eslora y valorado en 25 millones de euros. En este 2009, Francisco Hernando puso en marcha un equipo para competir en la categoría reina del motociclismo, la Moto GP, en la que su piloto emblema era el catalán Sete Gibernau. Tras participar en varias carreras, al final se vio en la obligación de echar el cierre a la escudería por los problemas financieros en su grupo.
Paralizado en Alicante
En vista de que los negocios en España, con la crisis inmobiliaria, era cada vez más difícil que prosperaran, El Pocero, como otros empresarios de este sector, posó la mirada en el exterior. Concretamente, en la Guinea Ecuatorial del dictador Teodoro Obiang Enguema, un país con gran capacidad de crecimiento gracias al creciente descubrimiento de yacimientos de petróleo.
Allí se proponía levantar un gran complejo que incluyera 30.000 viviendas. Sin embargo, la ausencia de permisos por parte del régimen de Malabo ha provocado que la ingente maquinaria acumulada por el empresario para trasladarla al país africano lleve meses -en concreto, desde marzo- almacenada en las instalaciones del puerto de Alicante. Eso sí, pagando las correspondientes cuotas. Siempre le quedará el Clarena II.
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