En teoría, es imposible que a un banco se le cuele dinero falso. En la práctica, ocurre. Las asociaciones de usuarios y consumidores acusan a los bancos de no invertir lo suficiente en detectores de billetes fraudulentos, pese a que, sólo en 2008, en España hubo más de mil millones de operaciones de retirada de efectivo...
23/11/09
“Con una rabia tremenda, porque es muy fuerte”. Así vivió Marisa Verdú en septiembre un episodio digno de cámara oculta. Marisa sacó 100 euros en billetes de 20 en un cajero de Aspe (Alicante). “Los metí todos juntos en la cartera. Eran nuevos, perfectos”. Tenía cita con el médico y debía pagarle en efectivo. Abonada la consulta, viajó a Madrid. La sorpresa llegó cuando al pagar en una tienda le dijeron que uno de los billetes era falso. Se quedó de piedra. Sin perder un minuto, fue a un banco de Aspe y contó lo sucedido. Un empleado le dijo que le extrañaba y comprobó que la joven había sacado la cantidad que decía. “Me pidió el número de cuenta y el DNI y fue a hablar con el director. Se fue a la caja y me dio otro billete de 20 euros. «¿Entonces?», pregunté yo. Y me dijo que se quedaban con el otro billete. Sin firmar nada. Como si fuera normal que se les colase un billete falso. Por si acaso, dije: «¡Me voy con mis veinte euros nuevos y que se abaniquen!»”.
¿Circulan euros falsos en los bancos? ¿Tienen las sucursales suficientes sistemas para detectar moneda fraudulenta? ¿Cómo demuestra el cliente que ha recibido un billete falso en un cajero? ¿Puede recuperar su dinero? Tras conocer varias denuncias en diferentes puntos de España, interviú ha planteado estas cuestiones al Banco de España, especialistas en consumo, entidades bancarias y fabricantes de sistemas de detección.
El Banco de España –máxima autoridad en la materia– dice que, si todo el mundo hace bien su trabajo, es imposible que algo así ocurra. Pero la realidad demuestra lo contrario. La entidad emisora admite que, en lo que va de año –y frente a las más de 6.000 reclamaciones recibidas en el primer semestre de 2009– sólo diez fueron quejas sobre euros ilegales en bancos, sin especificar si se trataba de la ventanilla o del cajero.
Sobre el papel, una nimiedad. “Pero para el consumidor sometido a una indefensión total, una gran sorpresa. Nadie piensa que un banco pueda darle dinero falso”, dice Isabel Pozuelo, diputada del PSOE y presidenta de la comisión mixta para las relaciones con el Tribunal de Cuentas. En 2003, nada más implantarse el euro, Pozuelo pidió al Ministerio de Economía y al Banco de España que exigiesen a los bancos extremar sus controles. “Era más frecuente de lo que se puede pensar. Eran personas que comentaban lo sucedido a nivel particular. Cuando lanzamos la alarma, los bancos no se hacían responsables de nada”. La situación no ha mejorado. “Todos estamos expuestos a ello. Desde las entidades se niega y siempre es la palabra de uno, el banco, contra el otro, el cliente, y éste piensa que no le van a creer”, explica Diego Rodríguez, abogado de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), que al cabo del año recibe un centenar de consultas por este motivo. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) también ha recibido “una cada tres o cuatro meses, muy esporádicas”. Rodríguez asegura que “si aflorasen todas las que son, hablaríamos de más. Como no se reclama, los afectados, a su vez, cuelan el dinero donde pueden, por lo que el problema se multiplica”.
“Trato deplorable”
Sólo en 2008, en España hubo más de mil millones de operaciones de retirada de efectivo en cajeros automáticos. España es el país de Europa con más máquinas expendedoras: superan los 62.000.
“Yo no pensaba que cosas así ocurrían”, dice Antonio Alvarado, cliente de Caja Canarias en Las Palmas de Gran Canaria. En octubre vivió un suceso que le ha dejado un amargo sabor de boca. Retiró del cajero 100 euros para dárselos como anticipo a un empleado que le esperaba fuera de la entidad. Cuando, con el dinero, su trabajador fue a pagar una cuenta pendiente, le dijeron que uno de los billetes de 20 euros era falso. Antonio se dirigió al banco para averiguar qué pasaba: “El trato fue deplorable. La directora me tachó de mentiroso y poco menos que me dijo que me hacía un favor por enviar el billete al Banco de España”. Indignado, denunció el hecho en una comisaría cercana y el periódico eldigitaldecanarias.net lo sacó a la luz. Días después, recibió una llamada de la entidad. El billete era bueno, sólo había perdido su banda magnética. Le devolvieron su dinero. “Han reaccionado así porque me he movido. Se debería verificar la autenticidad y el estado de todos los billetes que circulan. Me alarma el temor que coges a sacar dinero de los cajeros”, comenta.
Cuando requisa un billete falso, el banco cumple con su obligación. Si no, se enfrenta a una sanción que puede ir desde los 30.000 euros hasta un millón. Lo peor es la desconfianza hacia su cliente, apunta el abogado de Ausbanc. “No tiene sentido que un cliente habitual, sin historial negativo, se invente algo así. ¿Cuántas veces operamos en el cajero en un año? ¿Unas 3.000 veces? No hablamos de un grupo que presenta 600 reclamaciones en dos meses, que podría sonar a timo, sino de alguien que no ha dado problemas. ¿Para qué perder el tiempo jugándosela a que haya una grabación que demuestre que miente? Es absurdo. Si fuera con mala intención, no iría precisamente al banco”.
Transporte de fondos
La Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas de Ahorro y Seguros (Adicae) asegura no “tener constancia de estos casos. Se trata de un asunto bastante grave”. Ausbanc añade un dato importante: los cajeros no tienen sistemas de detección de moneda falsa, extremo confirmado por el Banco de España.
Las entidades retiran su dinero del Banco de España a través de empresas especializadas en transporte y gestión de efectivo que, a su vez, hacen el proceso de recuento, clasificación y enfajado. Además, se ocupan de la detección de moneda falsa. Ése es el dinero que se va entregando a las sucursales y con el que se cargan los cajeros. Sólo las oficinas con menor flujo de billetes reciclan su dinero para introducirlo en los cajeros.
interviú preguntó a Prosegur –pionera en gestión de efectivo y de cajeros– si es posible que un billete falso se cuele en un cajero, pero la empresa declinó contestar. El Banco de España insiste: “Si el procedimiento es correcto, es imposible; aunque si hay participación humana, cabe error”. Lo mismo dicen grandes bancos, como el BBVA: “No tenemos ninguna queja y no hay posibilidad de que ocurra. Estamos superavanzados en sistemas de seguridad”.
Ausbanc lo duda. “Los sistemas de seguridad no son suficientes. Y los que tienen –contadores, rotuladores, a veces el simple tacto– no son cien por cien fiables”. José Manuel Quiles, gerente de Detectalia –que fabrica detectores de moneda falsa– dice que para que una máquina que opere en un banco lleve colgada la etiqueta de “cien por cien fiable” tiene que haber pasado las pruebas del Banco de España. Si detecta todos los billetes falsos, está certificada. “Los bancos no quieren invertir en este tipo de maquinaria. Muchos grandes bancos tienen lámparas ultravioleta, que sólo detectan el 60 por ciento de los billetes falsos en circulación”.
La gran mayoría de las entidades españolas están acogidas a una disposición del Banco Central Europeo –que será obligatoria en 2010– cuyo objetivo es, precisamente, impedir que los bancos redistribuyan billetes falsos a sus clientes.
Caso omiso
Cuando, en 2006, Luis Ramón Pérez Serichol denunció ante el Banco de España haber recibido 300 euros falsos –también de un cajero de Caja Canarias en Tenerife–, “como antes ocurrió con mi banco, se desentendieron del asunto”. Explica que al obtener el dinero “me pareció raro porque los billetes no corrían bien”, pero nunca pensó que fuera moneda ilegal. Luis entregó la cantidad –de un total de 600 euros– a un operario que trabajaba en su casa para que adquiriese material. En la tienda le advirtieron que los billetes eran falsos. El dinero fue incautado por la Policía Local, que, por si no fuera poco, los denunció –a él y a su empleado– por un presunto delito de falsificación de moneda. Pérez Serichol, a su vez, presentó una denuncia contra Caja Canarias en un juzgado, además de las correspondientes reclamaciones. Pero sólo recuperó su dinero cuando “amenazó” con hacer público su caso. “Me llamaron diciendo que me devolverían el dinero –que al final me devolvieron– si no hacía declaraciones. Una indecencia porque entonces se animaba a los pensionistas a que sacasen su dinero de los cajeros. Conté en la tele mi caso y cancelé mi cuenta. Entonces el banco carecía de cualquier sistema de detección, como llegó a confirmarme el director de la sucursal”. Para Caja Canarias el caso es aislado. “Sólo hemos tenido una denuncia más en 2009. En los dos casos, comprobamos que el perfil de los clientes no era el de alguien que intenta engañarnos. Creemos que, una vez fuera del cajero y en algún establecimiento, les cambiaron el dinero bueno por otro falso”.
Según el gerente de Detectalia, “el banco sólo comprueba el dinero que se ingresa, pero nosotros tenemos que fiarnos del que nos da, salvo que también vayamos con nuestra maquinita detectora”. Un último consejo, desde Ausbanc: conservar los extractos bancarios y, si el dinero es fraudulento, poner una reclamación y solicitar el visionado de las cámaras de seguridad. “Porque, en realidad, la única forma de demostrarlo es que en el extracto del cajero salieran los números de serie de los billetes, y ningún banco está dispuesto a eso”.
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