lunes, 5 de enero de 2015

“Un proyecto económico para la gente”

Es el título del programa del partido Podemos
Échenle un vistazo: todo está estudiado: el grafismo, el logotipo, las citas y los rostros que abren los capítulos, los títulos de estos, la integración de fragmentos del emblema del partido, … Y el título: ‘para la gente’. Son 68 páginas que se leen bien; el resumen va de la Pág. 8 a la 20. Luego viene el ‘Diagnóstico: actuar con realismo sin renunciar a los sueños’.

Ha sido calificado de extremista, y no lo es: repasen textos que en los 70 escribieron líderes que hoy son calificados de Socialdemócratas; también de imposible: irrealizable porque Los Mercados jamás permitirían algo así; y de absurdo porque su aplicación ocasionaría unos costes inasumibles. Me he leído las 68 páginas, incluyendo las reseñas biográficas de sus autores que figuran al final, y el único defecto que le veo es que es … ideal.
Si lo leen es imposible que no estén de acuerdo con lo que propone: reducir la desigualdad, acabar con la pobreza, garantizar unos ingresos mínimos , crear una banca que esté orientada al crédito social, repartir tiempo de trabajo para reducir un desempleo insoportable, reorganizar una deuda tanto pública como privada agobiante. ¿Quién con un mínimo de sensibilidad social no pude suscribir esos planteamientos? Absolutamente nadie. ¿Quiénes de los que está padeciendo los embates de la pobreza, del desempleo, de las privaciones, de la falta de expectativas, no van a asumir lo que en ese documento se dice? También nadie. El programa es absolutamente ganador porque ni se puede estar en contra de él y porque sólo se puede abrazar; el problema, pienso, radica en su ejecución.
Todo lo que se plantea en sus páginas es realizable, absolutamente todo, lo que sucede, pienso, es que no es posible llevarlo a la práctica no ya en este modelo, sino en este sistema. Los sans-culottes de Paris hubieran votado a ciegas por este programa económico, pero entonces no se votaba, entonces se hacían revoluciones, por eso la hicieron siendo el fulminante que desencadenó un cambio de sistema. El programa es fabuloso, pero, sigo pensando, irrealizable en este sistema, irrealizable en el Sistema Capitalista.
Ello no obsta, claro para que ciertos enunciados sí sean abordables. Por ejemplo: la renta básica que ahora es denominada ‘renta mínima’: no es discutible su implementación: es ineludible; o la reestructuración de la deuda: es inevitable porque es-imposible-pagar-todo-lo-que-se-debe; o la liberación de horas de trabajo por el camino que sea a fin de intentar ocupar parte de un excedente monstruoso de población activa. Pero el conjunto del programa, de ese ‘proyecto económico’, pienso que es inaplicable porque su filosofía se halla en otra parte y ahí aún no se ha llegado, ni España ni nadie (ni tampoco, desde luego, los países escandinavos), y algo así debería ser total: debe ser global.
¿Qué pasará con este texto?. Pienso que será ultradiscutido, que se le darán infinitas vueltas: muchas más de las que ya se le han dado. Pienso que algunos de sus planteamientos, modificados, serán incorporados por otras formaciones. Pienso que Podemos hará más digerible algunas propuestas a fin de que sigan formando un cuerpo conjunto si son leídas de seguido. Y pienso que Los Mercados aceptarán el contenido resultante si contribuye a la estabilidad del modelo que está viniendo; y ese, pienso, puede ser el problema: que reste ilusión a quienes la necesitan porque ya no les queda nada más que la ilusión: a esas gentes iba originariamente dirigido este proyecto económico.
Léanlo, vale la pena. De verdad de la buena.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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