jueves, 4 de septiembre de 2014

Reino Unido peculiar

Hace unos días recibí un mail: me lo remitía un lector que reside en UK. Este:
“Voy camino de cumplir seis años de expatriado en UK y me considero un testigo cercano de las diferencias entre este país y el nuestro que pueden ayudar a explicar el porqué cada uno va como va (sin juzgar si es mal o peor).
UK recibió el impacto de la crisis del 2008 directamente en el corazón de su potente sistema financiero, y acusó el golpe con un descalabro considerable y una buena sacudida a uno de los cimientos del país. Pero UK, por una razón u otra, es un país "gato"; siempre cae sobre sus cuatro patas.
Su peculiar statu quo en la Unión Europea sin pertenecer al Euro le permitió acomodar con más agilidad su política monetaria, aunque su estrecha relación con el Dólar no ayudó en primera instancia. Pero braceando más que nadando entre dos aguas, la Libra salió a flote decentemente apoyada por !otra! de sus patas, la Common Wealth y los paises asiáticos.
El tigre asiático nos puede parecer peligroso a los europeos de medio pelo, pero a los británicos les parece un manso gatito y se la trae al pairo su expansión, desmesura, crecimiento y otras monsergas. Al gatito le tienen pillado por la parte dolorosa. No hay acuerdo financiero o contrato de esa parte del mundo que no se cocine en la City, y sin ese nimio detalle de engrase, el motor de esa bestia se griparía en pocos giros de esa parte del mundo.
Se tiene una imagen equivocada de la City como centro solo financiero. Es mucho más que eso. Aquí se gestan las raíces de casi todo lo que mueve dinero en Asia.  Cualquier proyecto de inversión es tutelado por las enormes empresas de consultoría británicas, capaces de cubrir todas las especialidades imaginables y con núcleos de representación en todos los rincones del planeta. Los grupos de inversión, sean Bancos o Fondos, se organizan y acuerdan también aquí, con su propio nivel de Consultorías gravitando en esa órbita.
En paralelo, la formalización de todo el proceso en documentos contractuales se gesta en alguna de las desmesuradas corporaciones legales con miles de abogados sénior y muchos más becarios sobre explotados al mando de los trabajos rutinarios y poco agradecidos.
La guinda que corona el pastel es un hecho sorprendente para la mentalidad latina. Aquí y en todo el mundo anglosajón... SE LEEN LOS CONTRATOS Y LOS APLICAN!!! con todas sus consecuencias, incluida una excesiva tendencia al contencioso, que de nuevo cuenta con las dos ramas de Consultoría para su desarrollo, la técnico-especialista y la legal, todo ello a precios por hora notables.
El volumen de negocio local que eso genera es difícil de cuantificar, pero un breve paseo por el corazón de la City puede dar una cierta medida de ello. No es poco.
¿Quién paga todo ese barullo? La víctima más grande de esa situación son las propias empresas británicas, que pierden competitividad cuando se trata de salir al mercado exterior (no anglosajón y satélites). Sufren lo que se conoce como la parálisis del riesgo. Le dan infinitas vueltas a todo, lo miran por arriba y por abajo, y una vez mirado, lo vuelven a analizar. Todo lo que cae en el terreno de la incertidumbre (riesgo) lo valoran y contabilizan, y pasa a la columna de coste asociado a cualquier proyecto, llevándolo tres pueblos más allá de lo que hace cualquier multinacional francesa, alemana, italiana, española y hasta americana.
La aversión al riesgo bloquea las decisiones de inversión en ultramar y así se quedan, con la única excepción de las empresas petrolíferas, sobre las que tengo que investigar un poco más para entender cómo han superado esa frontera.
Las empresas locales son víctimas de su propio sistema hasta cuando se trata de competir por los contratos locales, y así grupos europeos copan los principales contratos de infraestructuras de todo tipo, ayudados por una estructura de licitación y contratación público-privada muy abierta y de gran transparencia.
Aquí no se veta a nadie según su origen, y eso es un rasgo que les sitúa otro siglo por delante del resto de Europa. Les criticamos por ser muy "suyos", y resulta que son los menos localistas y proteccionistas de toda la Unión. Cualquier empresa que sea capaz de demostrar sus capacidades donde sea del mundo, y que se avenga a aceptar y entender las reglas del juego competitivo, tiene su oportunidad en esta tierra, y eso los grupos españoles lo sabemos por experiencia (todas las corporaciones de construcción/servicios tienen contratos por aquí).
Un aspecto fundamental que al principio cuesta de entender es el del coste directo de las cosas. Uno aterriza aquí a estudiar una propuesta de inversión y a la media hora tiene la sensación de que "esto lo gano yo con la gorra" al aplicar los ratios habituales de otro país. Los prudentes desconfiarán de esa sensación y rascarán la superficie para entender dónde se equivocan, e inevitablemente acabarán en las garras de una de las Consultoras, que les dará un Master acelerado de modus operandi británico ante la boquiabierta y estupefacta mirada del foráneo de turno (entre los que me he contado en numerosas ocasiones).
Los ha habido, hay y habrá que no pasan por esa etapa de confirmación y se lanzan a degüello a por el contrato, acuciados por la falta de actividad en sus países de origen. Si el contrato lo pueden financiar con sus recursos propios están todavía más jodidos, ya que no tendrán la necesidad de acudir al sector financiero y su entramado de Consultorías asociadas. Si no hay grupo de Capital Riesgo, Fondo de Inversión o Banco detrás, la cantidad de preguntas y detalles sobre rentabilidad y riesgos será "la normal" y la empresa mantendrá su imbatible oferta económica que se situará a leguas de distancia de los competidores.
Si lo hay, lo que era un boyante negocio irá menguando a base de dar respuesta a los claroscuros con más recursos, más seguridades, y en definitiva más coste. Para esos agentes, aunque suene a chino, lo principal no es la rentabilidad sino la seguridad y certeza de que esa se va a producir, y no les vayas con monsergas de que "conoces al cliente" o que la última rebaja será "irrechazable" ya que de eso no quieren saber nada. Ese último apretón del "o todo o nada" no se aplica por ser demasiado arriesgado.
(Enlazamos con ayer. Si no recuerdan donde estábamos, vayan a ‘Archivo’ -->’Opinión’)
Lo curioso de todo ello es que parece una aplicación de los principios más básicos de las lecciones de inversión estratégica de cualquier escuela de negocios... que todos creemos cuando las escuchamos que distan mucho de la realidad ya que todo parece "demasiado" perfecto. Bien!, pues pasa y se aplica a la realidad.

Si tras todo este comecocos uno tiene la fortuna de ganar el Contrato, más le vale venir preparado para lo impredecible. Aquí hay normas y regulaciones para absolutamente todo incluido lo irracional y lo imposible, y hay que ceñirse a ello o te lo pueden hacer pasar realmente mal. Y no me refiero a "la Autoridad", sino más bien a todos y cada uno de los agentes que participan en el proceso, poniéndole a uno en más de una ocasión al borde del ataque de nervios. Hay un papel para cada maldita cosa, y un especialista para cada maldito papel.
Todo ello que puede parecer un entorpecimiento gratuito al desarrollo de las cosas, no lo es, ya que forma parte intrínseca del proceso productivo inglés. Y el camino es único, ya que nadie ni se atreve ni sabe salirse de él. Evidentemente que se quedan pasmados con la capacidad de decisión y empuje de cualquier foráneo, y tienden a echarse un poco a un lado para no salpicarse si la cosa saliera mal. Mientras sea otro el que decide y se la juega, ellos siguen la corriente. Si sale mal, en el bote naufragando no quedan ni las ratas en cuanto entra una salpicadura de agua. ¿Cómo se sostiene eso y no sucumbe a la competencia exterior? Muy simple. LO QUIEREN ASÍ, Y PUNTO. El "my way or no way" aplicado hasta la muerte. Fascinante.
Este es un país sorprendente, fascinante y en muchos aspectos admirable. Goza de una solidez en sus principios básicos que llega a abrumar por absoluta incomprensión, y solo cuando uno los asume poco a poco, se llega a entender (me falta aún un trecho para ello).
Aquí la crisis llegó pronto y pegó duro, los Juegos Olímpicos ofrecieron un respiro más que necesario, y ahora parece que el conjunto empieza a repuntar, con el sector financiero y de infraestructuras tirando del carro.
Hay desigualdad, y ésta ha crecido como en todas partes. El Sur y Centro del país tira hacia arriba, mientras el Norte industrial trata de engancharse. El paro subió hasta el 8% (madre mía!) y cundió el pánico, pero ahora de nuevo en el 7% y bajando invita al optimismo. El nubarrón del UKIP se hace grande a causa de la masiva inmigración desde países del Este, hasta el punto que a los del Sur se nos recibe con entusiasmo, y abunda el trabajo basura mil-eurista. Pero funciona el equipo y se percibe algo de optimismo”.
Mi respuesta fue:
“Muy claro. Comparto gran parte de lo que dice, aunque en ciertos aspectos yo diría que los británicos sí tienen un componente aventurero, aunque motivado por una de sus principales características: lo que para ellos es conveniente, y matizado por un espíritu de sacrificio (voluntario o no) tremendo: Inglaterra fue la única potencia que intervino en las siete coaliciones contra Napoleón: les iba en ello el ser o no ser y se involucraron saliese lo que saliese porque si no salía lo que les convenía era el caos.
Pienso que el hecho de que acepten riesgos elevados en el mundo del crudo se debe a que han llegado a la conclusión de que no se puede hacer de otro modo.
Y sí: los dineros: en las últimas décadas del siglo XIX y hasta la I Guerra Mundial, cuando uno tenía acreedores se decía de él que ‘tenía ingleses’: todo el mundo debía a Inglaterra (al Reino Unido, ya, pero me entiende).
Y lo del gato … pues sí, es cierto; eso se debe a que, insisto, buscan lo conveniente: fue el primer país europeo que época moderna le cortó el cuello a un rey e instauró una república. Luego el poder se dio cuenta de que no les funcionaba, y reinstauraron la monarquía. Y todo el mundo tan campante.
Tienen ideas: fíjese todo lo que han inventado en todos los campos en que han inventado, eso suple su falta de recursos. Se subieron a ese carro en el siglo XVI, cogieron velocidad en el XVII y ya no se han bajado de él. Hoy no son el número uno, pero todo el mundo cuenta con ellos, y procuran que no se enfaden y que no se vayan. “I want my money back”: a ver cuántos primeros ministros pueden decir eso y que se lo den.
Muy interesante”
Sí. Muy interesante.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

2 comentarios :

  1. Multimillonario ruso: "Londres es la capital de lavado de dinero" "Se ha convertido en el centro de la oligarquía"

    http://www.burbuja.info/inmobiliaria/burbuja-inmobiliaria/568293-multimillonario-ruso-londres-capital-de-lavado-de-dinero-se-convertido-centro-de-oligarquia.html

    Opinión: Niño Becerra, o el papanatismo hispano ante el mito de lo inglés

    http://www.burbuja.info/inmobiliaria/burbuja-inmobiliaria/568576-nino-becerra-o-papanatismo-hispano-mito-de-ingles.html

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  2. Londres: Paraíso de parásitos

    http://www.rebelion.org/noticia.php?id=158319&titular=londres:-para%EDso-de-par%E1sitos-

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