martes, 26 de agosto de 2014

7 Verdades que los inversores no pueden aceptar

Los inversores aprenden verdades importantes, pero a veces optan por negar este conocimiento cuando la verdad va en contra de sus intenciones. Como asesor de inversiones, entro en contacto con este fenómeno casi todos los días. Nadie es inmune, incluso yo mismo.


A continuación se presentan siete verdades esenciales de la inversión que todos somos conscientes, pero que no podemos aceptar todo el tiempo, no importa cuánta evidencia hayamos visto (vía Josh Brown, CEO of Ritholtz Wealth Management).

1. Cualquier persona puede superar al mercado en un momento dado, pero nadie puede superarlo todo el tiempo.

No hay gestor, estrategia, hedge fund, fondos o métodos que siempre funcionen. Si hubiera una manera de ganar constantemente, todo el mundo lo adoptaría de inmediato y sus beneficios desaparecerían rápidamente. Nada ni nadie se queda en la élite; cuanto más tiempo pasa, más probabilidades hay de ver que un determinado método que ha ganado mucho dinero comienza a comportarse peor. Hasta que llega a quedarse tan fuera de moda que ya nadie lo adopta. Es en ese momento cuando puede que sea interesante.

Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.


2. No hay activos mágicos que suban para siempre


En los negocios, nos gusta apostar a los ganadores y montarse al carro de lo que está subiendo. Aunque estamos generalmente recompensados por este comportamiento en la vida real, estamos penalizados en el mercado de valores. Hay una correlación cero entre lo bien o lo mal que lo ha hecho un determinado gestor en el pasado y lo que va a hacer en el futuro. Las acciones con mejor rendimiento el año pasado tienen la misma probabilidad de seguir comportándose peor el próximo año que dar una rentabilidad peor, estadísticamente hablando. Hay, literalmente, cero correlación, aunque emocionalmente siempre queremos apostar y estar alineado con el campeón actual. ¿Hay excepciones? Claro, las hay, pero no muchas. Usted siempre oirá hablar de unos pocos gestores que han superado al mercado consistentemente, pero no se oye casi nada sobre los millones que lo han intentado y han fracasado.


Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.

3. Las comisiones y los impuestos son importantes

El 99% de las personas con las que hables sobre el mercado se referirán a rendimientos antes de impuestos, y muchas veces discutirán sus inversiones sin las comisiones. Los efectos de estos dos costos constantes son importantes - pueden reducir una estrategia que tiene un aspecto fantástico a una debacle completa. Hay que tener en cuenta la rentabilidad después de impuestos y los gastos internos de un fondo de inversión o de compra y venta de acciones.

Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero siguen sin aceptarla.


4. Inteligente no es igual a bueno

Todo el mundo en Wall Street es inteligente. Al igual que todos los jugadores de la NBA son grandes jugadores. ¿Y qué? Las personas más inteligentes en una habitación no obtendrán los mejores resultados en una inversión. No importa la cantidad de análisis que haya hecho. De hecho, algunos de los fracasos de inversión más espectaculares de la historia estuvieron protagonizados por genios y premios Nobel. Esto se debe a que nadie - no importa lo brillante que sea - sabe lo que va a pasar en el futuro y el azar juega un papel enorme en todo, incluidos los mercados y la economía.

Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no la aceptan.

Mañana analizaremos las tres últimas verdades esenciales de la inversión que todos somos conscientes, pero que no podemos aceptar.

Dentro de nuestro especial sobre las siete verdades esenciales de la inversión que todos somos conscientes, pero que no podemos aceptar todo el tiempo, no importa cuánta evidencia hayamos visto, hoy analizamos las tres últimas (vía Josh Brown, CEO of Ritholtz Wealth Management):
5. Los incentivos importan.
Todo el mundo tiene que ganarse la vida. Averiguar cómo un gestor de inversiones se gana la vida y lo que impulsa sus honorarios puede servirle para determinar cómo sus incentivos pueden afectarle. No hay nada malo con que un gestor o un fondo de inversión le cobre una comisión por sus servicios, siempre y cuando el consumidor entienda que esto dará lugar a ciertos sesgos y conflictos que están siempre presentes. El interés propio de los profesionales de la inversión se puede manifestar de muchas maneras, desde su proclividad a recomendar transacciones a su lealtad a unos determinados fondos en particular, etc. Un broker quiere que usted piense que operaciones rápidas en activos le hará ganar dinero, una gestora de fondo quiere que pienses que nunca debes operar acciones por tu cuenta y que es más seguro comprar un buen fondo a muy largo plazo. Todo el mundo tiene un interés personal, usted incluido, y las opiniones de la gente están casi siempre coloreadas por lo que es mejor para ellos personalmente.
Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.

6. El público siempre está equivocado en el peor momento posible
En el largo plazo, sólo una cosa es segura - no hay una "clase de activos" que peor se comporte que el inversor medio. En el agregado, los inversores medio obtienen un rendimiento pero que las acciones de valor, las acciones de crecimiento, acciones extranjeras, bonos, bienes raíces, el precio del petróleo, el precio del oro, e incluso la tasa de inflación en sí misma. Nada se comporta peor que la clase media inversora. Lo sabemos por el estudio de rendimientos en dólares ponderado, una visión de no sólo cómo una inversión se comporta sino la cantidad de dinero real que habría ganado o perdido la gente que invirtió en ella. En general, apostamos en grande en activos que ya han subido mucho y vendemos después de que hayan caído. Damos mucho de nuestro a gestores estrella en el momento en el que el rendimiento que obtienen está a punto de volver a la media - y hasta pagamos bastante por ese privilegio. Esta es la eterna persecución y es tan vieja como el mundo.
Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.


7. El miedo es mucho más poderoso que la codicia
La ciencia del comportamiento ha demostrado que sentimos una angustia mucho más grande por las pérdidas que alegría por las ganancias. La aversión al riesgo es un carácter genético venido de la evolución. Como los descendientes de los miembros más prudentes de una especie, estamos predeterminados genéticamente para actuar rápidamente cuando nos sentimos amenazados - y esto se extiende a nuestro más preciado recurso moderno, nuestro dinero. Es por eso que los mercados caen mucho más rápidamente de lo que suben.
Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.

7 (a). No hay placer sin el potencial dolor.
Ajustado a la inflación y los impuestos, la rentabilidad media anual de las acciones desde 1926, es aproximadamente cuatro veces superior a la rentabilidad de los bonos ultra-seguros. ¿Por qué? Porque invirtiendo en acciones, usted está asumiendo más riesgo a corto plazo y acepta una mayor volatilidad hoy. Como resultado, usted será recompensado en el futuro. No puede ser de otra manera, esta relación entre el riesgo a corto plazo y la ganancia a largo plazo es a la vez elemental e incontrovertible. Las gestoras y bancos de inversión ganan la mayor cantidad de dinero convenciendo a sus clientes de que esta regla se puede saltar, manipular o vencer. La gente pagará a cualquiera casi cualquier cantidad de dinero para que aproveche todas las subidas y no se vea afectado por ninguna bajada. A pesar del hecho de que, a lo largo del tiempo, esto no podrá conseguirse.
Los inversores entienden esta verdad intelectualmente, pero no lo aceptan.

En los momentos de euforia o pánico, todos hemos hecho cosas que van en contra de todas o algunas de las verdades de inversión que ya habíamos establecido anteriormente. La mala noticia es que probablemente lo haremos de nuevo. La buena noticia es que, sabiéndolo, podremos ser mejores inversores con el tiempo.

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