miércoles, 14 de noviembre de 2012

España, desde un punto de vista estructural, está peor que Grecia

Parece que la visión inamovible ahora en los mercados es que la situación en Grecia necesita de forma urgente un compromiso mayor por parte de la UE, y que España tiene que solicitar el rescate financiero total para calmar a los mercados y despejar las dudas sobre su economía. Nada más lejos de la realidad.
Grecia está avocada de forma irremediable a la salida del euro. Es un país en bancarrota, y su débil crecimiento le impedirá alcanzar los objetivos de deuda marcados por la Troika para seguir recibiendo ayuda externa. Mientras que España, solicite la ayuda financiera o no, tiene un problema estructural de tal magnitud, que algunos economistas consideran que es aún peor que el de Grecia.
Entre ellos se encuentra Matthew Dalton, que en el WSJ realiza una interesante comparación entre ambas compañías, en la que España queda manifiestamente por debajo en factores estructurales clave. Veamos este estudio comparativo:
En muchos indicadores la economía de Grecia se encuentra en peor estado que la de España. Grecia ha sido excluida en gran parte de los mercados financieros desde hace más de dos años. Los rendimientos de sus bonos siguen por las nubes. El producto interno bruto ha caído casi un 20% durante los últimos tres años. España todavía puede pedir prestado a los inversores privados, y su PIB ha caído alrededor de un 5% durante la crisis.

Pero si usted toma las previsiones de la Comisión Europea, Grecia disfruta de una ventaja formidable respecto a España: La economía está funcionando sensiblemente por debajo de su capacidad, mientras que la economía española, a pesar de una tasa de desempleo en torno al 25%, está funcionando relativamente cercana al pleno funcionamiento.

¿Por qué es una ventaja? Según la CE, esto significa que la tasa de desempleo griego debe caer bruscamente sin generar inflación, si la economía comienza a recuperarse de nuevo. España por el contrario, se enfrenta en una situación mucho más difícil. Si la estructura de su mercado de trabajo no cambia, el análisis de la Comisión sugiere que una incipiente recuperación económica en España podría verse obstaculizada por la escasez de mano de obra, lo que provocaría inflación salarial.

Parece extraña esta situación para un país donde el 25% de su fuerza laboral está sentada sin hacer nada. ¿Cómo puede ser esto?

La razón la tenemos en el dibujo que hace la Comisión Europea sobre el mercado laboral español. Durante la pasada década, la tasa de desempleo española se redujo drásticamente a medida que millones de españoles encontraron trabajo en el floreciente sector inmobiliario.

Pero la burbuja estalló, probablemente para siempre. Esto significa, según el análisis de la Comisión, que millones de españoles necesitan ser formados para trabajos no relacionados con el sector inmobiliario. Mientras tanto, su labor no estará disponible para nuevos empleos que impulsen el crecimiento español en el futuro.

Grecia se enfrenta a problemas similares, pero son menos graves, según el análisis de la Comisión. Sí, el modelo de crecimiento de “tomar dinero prestado para consumir” no estará ya disponible. Pero esta burbuja de crédito no duró lo mismo que en España durante la década anterior.

Las diferencias entre Grecia y España se pueden ver en varios indicadores económicos publicados por la Comisión.
La diferencia entre el potencial del PIB y el PIB actual de Grecia es del 13%. Para España es sólo del 4,6%.
Otro indicador económico que refuerza la idea anterior es la tasa de desempleo no acelerada en Grecia y España. Es decir, la tasa de desempleo por debajo de la cual la Comisión Europea cree que la tasa de inflación comenzará a subir. También es conocida como “tasa natural de desempleo”. Para Grecia esta tasa es del 14,8%. Para España es del 21,5%. Ambos tienen una tasa de paro actualmente en torno al 25%.
Estas cifras muestran la profunda transformación estructural que tiene que acometer España antes de volver a un crecimiento sostenible y no inflacionista.
Por supuesto, ni la tasa "natural" de desempleo ni la brecha de producción son figuras directamente observables. Son estimaciones realizadas por los economistas para ayudar a los banqueros centrales y a los funcionarios del Ministerio de Finanzas a averiguar si las economías están cerca de convertirse en inflacionistas. Así que tal vez las estimaciones de la Comisión sean incorrectas.

De hecho, existe un desacuerdo considerable sobre la opinión de la Comisión Europea sobre la economía de EE.UU. La CE ve la tasa natural de desempleo en EE.UU. en un 7,8%. Ni siquiera los miembros de la línea más dura de Reserva Federal ven que la tasa natural sea mayor de un 6%.

El problema reside en que los políticos europeos están ahora confiando en estas estimaciones más que nunca antes, para elaborar sus presupuestos nacionales. Están dando más peso al "equilibrio estructural", a la "tasa natural de desempleo" y a la fuerza general de la economía.

El déficit presupuestario estructural de España es algo más pequeño que el déficit real (6,3% del PIB frente al 8%), debido a la débil economía del país. Pero la mayor parte del déficit sigue siendo "estructural" según la Comisión, un pensamiento inquietante en un país donde el 25% de la población activa está desempleada.

Y debido a que el nuevo pacto fiscal de la zona euro exige a los países llevar sus déficits estructurales por debajo del 0,5% del PIB, España todavía tiene que soportar un montón de austeridad antes que esa reducción se lleve a cabo.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

m