miércoles, 10 de octubre de 2012

El día de mañana

El informe del FMI, ya: http://www.imf.org/external/pubs/ft/survey/so/2012/RES100812A.htm. De todo lo que en él se apunta me quedo con la diferencia tan espectacular que existe entre las previsiones que en Julio hizo el organismo y las que ahora hace, ¿por qué?. Hace dos meses la economía planetaria estaba tan bien o tan mal como ahora está; cierto: en Siria hoy las cosas están más liadas y no se daba la tensión que ahora se da entre Japón y China por las islas Senkaku / Diaoyutai, pero, ¿justifica eso este deterioro?.
 
Cabe otra interpretación, claro: que el deterioro estuviese previsto y la degradación calculada, pero que se decidiese dosificar las malas noticias amortiguando los efectos sobre pueblo y pymes (y no tan pymes), es decir, sobre la inmensa mayoría de la población. Repasando la evolución de las previsiones del Fondo en el último año se observa un deterioro progresivo, deterioro que en el caso de España es espectacular: una diferencia de -3,1 puntos en un año: 30 mM€; un horror.
Los problemas son sabidos: no se crece lo suficiente para salir del pozo de la crisis, y se arrastra una deuda que no se puede pagar porque en si misma es una cantidad absurda y porque no se crece lo suficiente. Es un círculo cerrado, perfecto, y perverso, en el que, en mayor o menor medida se hallan todas las economías del planeta por sí mismas (el año que viene las necesidades de financiación (vencimientos más déficit) de USA van a ser mayores que las de España e Italia), y todas en relación a las demás debido a que la interpenetración de todas las economías en esas demás a través de las relaciones comerciales y financieras (si mañana se confirmase que las reservas de crudo de Arabia Saudí son menores de lo que se creía el cataclismo en cadena sería monstruoso). España, aunque a su población pueda parecerle que está en el peor lugar del planeta, la realidad muestra que no existe hoy ningún lugar apacible, aunque cierto es que el caso de España es particularmente complicado.
España ya se metió en un círculo infernal para ‘ir bien’: España creció en base a una deuda privada que nadie se detuvo a pensar si podía pagar, y lo hizo porque era negocio conceder a España capacidad de endeudamiento a quienes les sobraba pasta. España creció, pero para sostenerse en la bici necesitaba continuar creciendo, cosa imposible cuando la capacidad de endeudamiento se agotó. Ahí el Estado -los Estados: todos lo hicieron- inyectó nitro ¿creyendo? ¿pretendiendo? ¿ejecutando? lo indicado desde un piso 47: que el crecimiento se retomaría, lo que, evidentemente, no sucedió, y llevó a una vorágine de déficits crecientes, deuda pública en ascenso, compromisos imposibles de cumplir, decrecimiento y pobreza. Tremendo, si: en seis años se ha pasado de optar a un título de bonanza mundial a estar en tercera división.
Y para salir de ahí hace falta crecimiento, y España no crece; y, con las actuales reglas, pagar -todo- lo que se debe es esencial para salir de ahí. España no crece y para obtener con qué pagar recorta y recorta, lo que contribuye a crecer poco, y para obtener más con qué pagar grava más ese poco que se crece. ¡Tremendo!.
Miren este gráfico. Recoge, para España, la evolución, desde el 2007, de la suma del crecimiento del PIB y del saldo de las cuentas españolas en relación al PIB, es decir, la suma del PIB que España genera y del PIB que España ‘tiene’ de más o de menos. Sí: está actualizado con las últimas previsiones del FMI.
Impresionante, ¿verdad?, eliminado el efecto del punto aberrante del 2009 lo que tenemos es una ‘L’, y eso suponiendo que las cosas vayan como se ha dicho que van a ir, es decir, que no vayan a ir peor. (Echen un vistazo a las previsiones de deuda pública).
No se crece porque la situación actual de anquilosamiento mundial lo impide; no hay confianza porque todo el mundo debe una barbaridad y no existe seguridad de que pueda pagar; los países que parece que van bien es porque otros les compran los excedentes de su enorme capacidad productiva pero nadie tiene la seguridad de que mañana puedan pagar eso que compran hoy y sigan comprando lo que hoy compran; la política monetaria se ha estrujado hasta el límite para reactivar la economía, pero la economía no se ha reactivado y no puede seguir utilizándose porque en numerosos sitios los tipos de interés reales ya son negativos; los recortes de gasto público puede que reduzcan el déficit hoy, pero reducen el crecimiento mañana entre 0,9 y 1,7 puntos, por lo que los recortes dificultan crecer hoy e impiden crecer mañana.
Y sí, el Sr. Ministro de Economía tiene razón: se han puesto en fase de declive todas las economías del planeta porque el ya viejo modelo de crecimiento ha dado de sí todo lo posible y la postglobalización ha hecho el resto: esta crisis es sistémica.
Supongo que si nosotros, que tenemos ¿el 10%?, o menos, de la información buena vemos esto, en el piso 47 -que la tienen toda- ven toda la crisis sistémica en 3D. Y doy por supuesto que ya se hallan en avanzado estado de diseño las nuevas herramientas del nuevo modelo. Claro que esto sucederá el día de mañana (‘The Day After Tomorrow’,  Roland Emmerich, 2004).
(Yo no hablo de política, pero pienso que es preciso aclarar algo. En lo económico, pienso que, en España, con otro Gobierno de otro color estaría pasando lo mismo. ¿Por qué?, pues por algo que dijo el Presidente del Gobierno en el Parlamento el pasado 11 de Julio: porque España ha perdido su capacidad de decisión, y pienso que con otro Gobierno de otro color también la hubiese perdido. Si además de todo lo que sucede los colores no combinan, y si encima el actual Gobierno lo es por aclamación, el follón, la desilusión y el desencuentro están servidos, lo que acaba empeorando todo lo que sucede. Vuelvo a lo mismo: Gobierno de concertación nacional, ¡ya!).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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