miércoles, 12 de septiembre de 2012

Lo siento. El optimismo sobre el euro no durará mucho

Los mercados bursátiles pueden subir todavía más gracias a la última entrega del "hacer lo que sea necesario" de Mario Draghi para reducir los rendimientos de los bonos de los países más débiles de la eurozona.
Sin embargo, los nervios estarán cada vez más a flor de piel. Hay mucho terreno para la decepción y las caídas, mientras los traders digieren las implicaciones del terriblemente complejo enfrentamiento entre el presidente del Banco Central Europeo, el Bundesbank y los gobiernos europeos.
Mientras que los diferentes actores se enfrentan a estos problemas de difícil solución, podemos ver una "guerra falsa" con los países centrales de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Durante este tiempo, el BCE, en vez de luchar contra la ruptura del euro, podría quedarse simplemente de brazos cruzados sin hacer nada. Cuanto más larga sea esta tregua, mayor puede ser la ferocidad cuando el combate vuelve a resurgir, comenta David Marsh presidente del Foro de Instituciones Oficiales Monetarias y Financieras.
Un punto que parece haber escapado a la atención de los mercados es que el Parlamento alemán tiene un veto efectivo sobre los programas de ayuda que tienen que estar en vigor antes de que el BCE pueda sacar su artillería pesada.
Hasta el momento, como Draghi y sus colegas han astutamente planificado, los mercados han dado marcha atrás desde unas posiciones de sobreventa de finales de julio, usando la acción del BCE como justificación para deshacer las posiciones cortas en los bonos españoles e italianos.
Pero no hay ninguna razón por la que las "hordas bajistas" vuelvan a atacar si las economías de los países periféricos se meten en nuevos problemas y las circunstancias conspiran para que el BCE al final no intervenga.
En el anuncio del jueves pasado de los planes de compras "ilimitadas" de bonos a corto plazo, Draghi fue cuidadoso en señalar que los gobiernos de los países prestatarios tendrán que dar su consentimiento para la acción. Tendrán que solicitar ayuda formal de los programas de rescate EFSF y ESM.
Draghi no mencionó que tendrán que hacer los gobiernos prestatarios para aprobar estos paquetes de rescate, es decir, toda la panoplia de 17 miembros de la UME. Esto puede no ser un problema para los países que se encuentran en un lío. Pero Alemania es una historia diferente.
Jens Weidmann, presidente del Bundesbank alemán, rápidamente se marginó a sí mismo como el único miembro del consejo de 22 hombres del BCE que se manifestó en contra del programa de compras de bonos. Con presteza se ha convertido en la marca registrada del Bundesbank.
Hablando en silencio, luciendo un aspecto de joven maestro de escuela, Weidmann ya se ha puesto en pie de guerra, comentado a la revista Der Spiegel que las compras de los bancos centrales en el mercado de bonos eran una forma de adicción a las drogas y que, "en una democracia, tal trascendental mutualización de los riesgos debe ser decidida por los parlamentos y no por los bancos centrales”.
Los que creen que Weidmann, después de haber sido encajonado en una esquina en el BCE, se quedará ahora mudo y sin dientes tendrán que pensárselo de nuevo.
Weidmann no tiene más remedio que salir a la lucha.
Él tiene un montón de oportunidades, y tiene multitud de medios para poner sus puntos de vista, ya sea directa o indirectamente (a través de filtraciones e indiscreciones). Será fascinante ver si Weidmann aparece antes de que las comisiones parlamentarias alemanas debatan los pros y los contras de los programas EFSF/ESM para determinados países.
Parecer ser excesivamente político iría en contra de la independencia famosa del Bundesbank. Sin embargo, ahora que el BCE se ha movido claramente hacia un papel casi político, Weidmann bien podrán dejar tales escrúpulos a un lado.
Además, el consejo del BCE tendrá el derecho de deliberar sobre los programas de los distintos países, en particular sobre la delicada cuestión de si en realidad están cumpliendo las condiciones establecidas por los gobiernos europeos, junto con (por lo menos así lo espera Draghi), el Fondo Monetario Internacional. A pesar de que Weidmann se enfrenta a una mayoría del consejo que piensa diferente a él, podemos pensar que podría ganar el apoyo de los bancos centrales de los acreedores sobre programas de financiación específicos.
Y también hay otros obstáculos que se encuentran en la recámara. Debido al éxito de las palabras de Draghi, los gobiernos interesados no tienen prisa para solicitar ayuda, especialmente teniendo en cuenta las condiciones posiblemente onerosas exigidas -, así como el estigma adicional de un visto bueno del FMI que Draghi introdujo en la ecuación.
Mariano Rajoy ha mostrado una característica mezcla de indiferencia y hermetismo echando balones fuera ante las preguntas sobre una posible petición de ayuda.
Rajoy apuesta claramente por conseguir los beneficios de la caída de los tipos a los cuales financiarse, sin necesidad de adoptar nuevas medidas de austeridad - una inclinación natural para él, pero que probablemente no satisfaga a los mercados financieros.
Otro riesgo es el fallo previsto hoy miércoles por el Tribunal Constitucional alemán, que tendrá que delinear las condiciones para la aprobación final del mecanismo permanente de rescate ESM. Aunque es probable que el tribunal no vaya tan lejos como para pedir la necesidad de un referéndum (que a su vez sería constitucionalmente muy difícil), es casi seguro que se requerirán garantías adicionales para protegerse contra violaciones constitucionales.
Esto podría complicar los procedimientos de aprobación definitiva del ESM y elevaría el grado de verificaciones del Parlamento alemán del ESM. Ambas acciones podrían amortiguar el sentimiento de optimismo en relación al euro que últimamente impera en los mercados financieros, dice Marsh.
Fuentes: David Marsh presidente del Foro de Instituciones Oficiales Monetarias y Financieras

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