miércoles, 8 de agosto de 2012

“En la Bolsa existe el mundo al revés, comprar al ruido de tambores y vender al son de los violines”

Hay instalado un concepto erróneo  entre gran parte de los inversores: muchos comentan una y otra vez que se mantendrán comprados y que en el momento en el que se den malas noticias, el mercado dará tiempo para salir, y viceversa. En el primer caso, aquellos que se mantengan comprados posiblemente acabarán vendiendo debajo de los techos, lo que resulta peligroso puesto que las pérdidas pueden ser bastante amplias. En el segundo caso, el escenario se presenta menos preocupante puesto que si bien el inversor terminará comprando por encima del suelo, se pierde una oportunidad y no dinero como en el primer caso. Con frecuencia, en las universidades enseñan a invertir con un criterio racional, es decir se debería esperar a que la economía crezca, que la compañía tenga beneficios, que la inflación esté controlada, que el dólar se mantenga estable, que la imagen de los políticos gobernantes sea buena. Una vez tuviéramos todo estos escenarios, no animaríamos a invertir racionalmente.
Si se piensa con un criterio distinto, es decir, que el mercado descuenta todo y con el criterio de valor en donde la Bolsa cae profundamente, el inversor entra por valor, mientras todos los inversores racionales se encuentran fuera y algunos apostando a la inversa.
En una situación así, las cotizaciones están deprimidas, y las acciones en manos de quien compra sin apalancamiento y con dinero genuino. Los que acumulan, se llena de valor y no aciertan el suelo sino que lo hacen en función de una zona que consideran barata, que siempre coincide con todos los fundamentales muy negativos o malas noticias.
Conforme mejoran las variables, el mercado rebota fuertemente puesto que el que adquiere valor, no lo hace esperando un repunte del 20%, limitado a unas semanas, sino que lo hace pensando en que debe ofrecerle una tendencia alcista del ciclo, pues las cosas van tan mal que no queda más que mejorar.
Ello provocará que la Bolsa se anticipe tocando su suelo y empiece a crecer manifestando toda la subida cuando se produzca finalmente la mejora de las noticias y de la economía.
Asumiendo que hay cien inversores y el mercado se cerrara, uno solo tiene todas las acciones cuando todo está mal. Cuando uno a uno se van convenciendo de que lo peor ya ha pasado comienzan a comprar, pero como solo uno tiene los papeles, los precios suben drásticamente.
La secuencia quedaría así:
1) Mejora el dólar que deja de repuntar, mercado ene el que ya hay 10 inversores que se convencen que lo peor puede haber pasado y compran, por lo que los precios suben.
2) Las tasas de interés dejan de incrementarse, se agregan otros 19 participantes que quieren comprar, los precios crecen.
3) La economía deja de caer, por lo que se unen cerca de veinte inversores más, pero ya empieza a haber 5 que empiezan a tomar las posiciones con buenas ganancias. Asumiendo que cada uno compra la misma cantidad de los que venden al ingresar 20 e irse 5, los precios siguen subiendo.
4) Cuando la economía empieza a mejorar, se suman veinte más y diez toman ganancias, ante ello, los precios siguen aumentando.
5) Las compañías comienzan a ganar beneficios y, al anunciarlas, compran veinte inversores más y quince toman ganancias: los precios suben pero a un ritmo menor.
6) La inflación está controlada y hay diez participantes que se incorporan de nuevo mientras quince salen. En este escenario, los precios ya no aumentan sino que descienden ya que sale más que entra. El mercado ya ha hecho su techo en medio de buenas noticias.
7) En el caso en el que las autoridades cuentan con una aceptación popular elevada y es reflejado en los principales medios de comunicación, se dan paso diez participantes y se van veinte que recogen beneficios debido a que las grandes ganancias y los precios ya están a la baja.
Hay que tener presente es que lo que importa es el dinero, pues puede darse el cado en el que entren varios inversores y salga tan sólo uno. Por lo que lo más seguro es que entren en la última parte muchos participantes, pero con dinero limitado cada uno, mientras los que toman ganancias, aunque sean menos, lo hacen con más cantidad de capital.
El mercado es líquido si se dan compras con 1.000 participantes con 10.000 dólares cada uno, y hay venta por 50 de 1.000.000 cada uno, por lo que la Bolsa cede y no repunta puesto que la oferta es superior a la demanda. Tendremos 10.000.000 de dólares comprando, y 50.000.000 en postura vendedora.
Por eso, los mercados han tocado techo puesto que lo hacen en medio de buenas noticias, lo mismo que los suelos también lo hacen ya que lo hacen en un contexto negativo.
Cuando aparecen las malas noticias malas siempre toman al mercado ya habiendo cambiado su humor y anticipando el cambio social de positivo a negativo y viceversa. Por eso, una y otra vez si espera las crisis para vender su posición lo hará bien lejos de los techos y, por el contrario, si aguarda los buenos momentos para comprar lo hará bien alejado de los pisos.
Extraído del libro El poder de los mercados, de Roberto Ruarte (editorial Turmalina)
 

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