martes, 22 de mayo de 2012

Palabras, ciclos, secuencias.

Me dice una amiga en un mail:
“(…)El otro día caí en la cuenta de que he pasado (en los últimos dos años y medio) de la incredulidad, después al pánico, luego al no querer mirar y ahora a la aceptación de una vida muy austera y dura.
¿Cuanto nos queda para seguir cayendo y por fin remontar?”
Le respondo:
“No sé si te has apercibido que eso de lo que te has dado cuenta es el proceso habitual que sigue una persona a la que se le detecta un cáncer: ahora la sociedad se halla en la fase de asunción de la enfermedad.
¿Seguir cómo?. ¿Volver a qué?. Nunca las cosas serán como fueron porque jamás las capacidades de endeudamiento volverán a alcanzar los volúmenes que alcanzaron por lo que los niveles de consumo no crecerán lo que crecieron, y por ello el crecimiento no será nunca como fue. Pienso que hemos comenzado una fase de escasez que va a ser larga porque los recursos no son ilimitados, en consecuencia la estabilidad llegará, pero en la parte baja. Habrá zonas líderes en procesos productivos que tendrán más posibilidades, pero pienso que aquellas falsas alegrías gratuitas no van a volver. Históricamente este tipo de crisis han tenido una duración de entre diez y doce años”.
Se da otra circunstancia: las expectativas. Cuando tras la Depresión se puso en marcha el modelo que ahora está dando los últimos estertores, las expectativas eran crecientes porque mucho estaba por hacer y se creía que los límites estaban en el cielo. Ahora se sabe que los límites están a la vuelta de la esquina y que tenemos excesos de capacidad productiva en todas partes. Llegará la estabilidad, ¡claro!, pero las expectativas son tristes: no puede esperarse una mejora como entonces: será un dejar de caer para llegar a un equilibrio en la escasez.
La misma amiga me escribió unos días después:
“Sí, en los países pobres suerte hay del núcleo familiar (supongo que el propio concepto familiar surge de la escasez) aunque, como alguna vez te he comentado, lo que es difícil es pensar en continuar esa familia en un futuro si no hay recursos (a mi madre la acribillan cada día para saber si mi hermana o yo la vamos a hacer abuela, creo que a ella le haría ilusión, pero nosotras no vemos cómo podríamos mantener a nuestros hijos y la verdad es que si en algún milímetro de nuestro ADN teníamos presente el tema reproductivo o el reloj biológico, de momento, lo descartamos... hasta que haya brotes verdes o rayos de luz ;)
En cuanto a los mensajes que se envían, sí que lo veo, la gente demanda, exige "crecimiento" y los políticos no se atreven a decir que no va a haberlo porque tienen miedo de perder el poco margen que les queda, aunque mientras vaya pasando el tiempo y la gente vea que no se puede crecer no sé dónde van a acabar ellos... la gente necesita creer en un final feliz (sea cierto o no): en un cielo o en un paraíso, una ciencia todopoderosa, un progreso imparable, un crecimiento infinito... si no, en qué? Necesitan crear una mito para que la gente reme hacia allí, no les pueden decir que "la fiesta se ha acabado", porque la mayoría no quieren creerlo, lo veo cada día cuando hablo con gente y gente informada... piensan que va a surgir algo que nos va a salvar y eso les ayuda a vivir. Por suerte, o por desgracia, yo siempre he necesitado creer en algo de más allá porque con lo que me ofrecían aquí, no tenía suficiente, ni cuando las cosas iban bien”.
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Se dice que el ejemplo de España es Irlanda. Pienso que no. Por un lado, cuando en Irlanda pasó lo que pasó el Estado irlandés garantizó la totalidad de los activos de la banca irlandesa, cosa que en España no ha sucedido; por otro, en Irlanda y en términos proporcionales, los niveles de inversión extranjera en economía financiera, pero sobre todo en economía real, eran y son muy superiores a los españoles; y como colofón, el nivel de movilidad potencial de la población irlandesa no tiene nada que ver con el de la española. Pienso que el ejemplo de España es Portugal: una economía que no crece, que tiene escasas vías para hacerlo y que cuenta con unas muy limitadas posibilidades de atraer actividad.
Existe otra diferencia fundamental con Irlanda ya comentada pero intencionada y reiteradamente olvidada. El exTigre Celta lo fue porque contaba con áreas potentes -artificialmente potentes, dependientemente potentes-, áreas centradas en localidades concretas: Dublin, Limerick y Cork fundamentalmente, el resto del país estaba a años luz de esas zonas, y no pasaba nada porque todo el mundo tenía claro y sigue teniendo claro que hay que potenciar esas áreas, y eso no está sucediendo en España a pesar de que, por ejemplo, gran parte de las tan supernecesarias exportaciones españolas las generan dos regiones.
Lo dicho: pienso que no Irlanda, Portugal es nuestro ejemplo.
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Miles de muertos más allá y cientos de miles de millones de dólares después la OTAN se va a ir de Afganistán. ¿Recuerdan lo que sucedió con la vietnamización?. Lo de Afganistán ya empezó mal con la URSS, y continuó igual de mal con el tándem USA - NATO. Corre una historia por los recovecos de Inet que cuenta las razones de este bluf: el plan de llevar petróleo ruso a China a través de un oleoducto que cruzaba Afganistán y que tenían que construir compañías estadounidenses. Al final todo se torció y ya han visto. Para la Historia queda, otra vez, una enseñanza: nadie, jamás, ha conseguido dominar a ese conjunto de tribus que forman una entidad jurídico administrativa que hoy se ha denominado ‘Afganistán’; a ver si ahora no se olvida.
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Ojo. Pienso que se está abusando de utilizar el ejemplo de la recesión que vivió la economía sueca en 1990, de entrada porque la recesión vivida por Suecia pienso que no se parece en nada a lo que hoy está ocurriendo a nivel planetario.
Primero, 1990 no tiene nada que ver con ninguno de los años posteriores a 2007 porque en 1990 nada estaba agotado y hoy están agotadas demasiadas cosas; segundo, porque aquello fue un tema puntual que afectó a los países escandinavos en general y a Suecia en particular y esto está afectando, a la vez, hasta al último rincón del planeta; tercero, porque aquello fue una recesión y se disponían de herramientas en el cajón que se sabía iban a funcionar y lo de ahora es una crisis sistémica y todas las herramientas con las que se cuenta son inoperantes; cuarto porque a principios de los 90 había expectativas dentro del modelo y hoy, tras cinco años de ir a la deriva, no las hay; y quinto, porque la distancia que ayer existía entre Suecia y España, por ejemplo, era enorme, y hoy, aunque sigue siendo enorme, a la vez, se ha reducido a nada, son paradojas de una cosa denominada ‘globalización’ que puede tener mucho de física cuántica, y que hasta ahora habíamos estado utilizando sin entender suficientemente su funcionamiento.
 
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.

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